El Dakar ingresó en el Empty Quarter: viaje a la zona más rica, inhóspita y profunda de Arabia Saudita
La caravana del Dakar, compuesta por 3000 personas que habitan una ciudad itinerante durante una quincena, se desplaza cotidianamente de norte a sur, y de este a oeste por un país que no ofrece ninguna modificación ante semejante movida.
Nadie se conmueve ni deja lo habitual porque la gran carrera, la más extrema del mundo, atraviesa a Arabia Saudita casi de manera avasallante. Aquí no hay pasión, casi se podría decir que ni siquiera hay información. O simplemente la población se mantiene al margen, con apenas de puñados de entusiastas en zonas desérticas para ver el paso de los raudos.
Si hasta ahora no había clamor popular por el paso del Dakar, como sí sucedía en América del Sur, mucho menos acontecerá ahora, que la competencia se internó en el desierto más inhóspito: el denominado “Empty Quarter”. El Cuarto Vacío es la zona del sudeste árabe con el desierto más inhóspito. Las increíbles historias del desierto árabe provienen de esta región, tan imponente como deslumbrante.
Esa caravana lo hace mayoritariamente por tierra, en vehículos alistados para la ocasión, o también se puede hacer por aire. Vuelos chárters de la organización trasladan a responsables de la competencia, logística, autoridades, médicos y la prensa internacional.
Llegar por aire a este lugar es una invitación a establecer los parámetros de distancia. Es increíble sobrevolar sobre un “mar” de arena infinito, que se funde en los horizontes sin encontrar principio ni fin.
Llegar por tierra es acelerar en la ruta que cuenta con la recta más larga del planeta, con casi 250 kilómetros sin curvas. Una cinta asfáltica derecha en medio de un arenal. Las dunas parecen comer a la ruta en ciertos sectores. No existen los alambrados aquí y el cambio de la posición del sol es suficiente para contemplar un espectáculo único de la naturaleza, que también demuestra que puede ser totalmente dura y despiadada.
Si bien en la superficie sólo se ve arena, debajo está la gran riqueza de este país. Los principales pozos petroleros y gasíferos están en esta zona. De hecho los aeropuertos de la zona están bajo la seguridad que impera en la gran empresa petrolera saudí.
Las estructuras instaladas junto con los pozos son alucinantes. Casi como una película de ciencia ficción, o parte de Mad Max, descomunales instalaciones emergen en el medio de la nada, tan asombrosos y sorprendente como la geografía del lugar.
Y aquí llegó el Dakar, para encontrar su definición. La etapa 10 comenzó bien temprano, a eso de las 4:30, con la salida desde el campamento de Haradh, con apenas 7 grados. Por más de 550 kilómetros, las tripulaciones transitaron la uniforme ruta en medio del mar de arena, para llegar al mediodía a Shubaytah y después del mediodía acelerar a pleno sobre la arena caliente de las dunas del desierto.
En ese contexto, todos especularon, ya que el jueves se desarrollará la 11a y penúltima etapa. Nadie quería largar adelante. Abrir pista en este contexto es perjudicial. Por eso en motos el triunfo fue para Michael Doherty. En la clasificación general, el australiano Daniel Sanders (KTM) sigue al frente, con 16 minutos por sobre el español Tosha Schareina, y 22 minutos sobre el francés Adrien Van Beveren. En el cuarto lugar se ubica Luciano benavídes, a 29 minutos.
En autos, en la disciplina “Ultimate”, el español Nani Roma celebró su victoria parcial con la Raptor del Ford Performance, mientras que el sudafricano Hebk Lategan (Toyota) sigue al frente de la general. Allí, el argentino Juan Cruz Yacopini se mantiene en el séptimo puesto.
En Challenger, autos livianos, el matrimonio Nicolás Cavigliasso y Valentina Pertegarini mantiene la diferencia de 26 minutos en su favor en la clasificación general.
El jueves será la 11a y penúltima etapa, que comenzará y finalizará en Shubaytah, sobre un recorrido total de 563 kilómetros, de los cuales 350 serán prueba especial
Los comentarios están cerrados.