Contra todos los pronósticos iniciales, el Gobierno cumplió con su promesa de campaña y terminó el primer año de gestión con un superávit financiero de $1,8 billones, equivalente a 0,3% del PBI. Esta situación no ocurría desde 2008, cuando finalizaba la época de los precios extraordinarios de la soja. Gracias a un ajuste en los gastos del Estado de 27,5%, el Ministerio de Economía anunció además que tuvo un superávit fiscal (sin contar los intereses de la deuda) de $10,4 billones, equivalente a 1,8% del producto.
Esto significa que en solo un año hizo un ajuste de casi cinco puntos del PBI, ya que el año 2023 había terminado con un déficit fiscal de 2,9% del PBI y un financiero de 4,6%. Se trata de un hecho inédito en las últimas décadas (exceptuando el año 2021, posterior al de la pandemia). La última vez que el Estado había tenido las cuentas en positivo fue hace 16 años, durante el primer año de mandato de Cristina Kirchner.
El Gobierno tuvo su único mes deficitario en diciembre, una época del año en la cual estacionalmente hay muchos gastos. Sin embargo, el superávit acumulado en los 11 meses previos le permitió compensar el negativo financiero de $1,6 billones –el fiscal de $1,3 billones– y terminar 2024 en orden.
“El resultado fiscal publicado hoy debe entenderse como un hito en nuestra historia. Es el resultado de un liderazgo extraordinario de nuestro presidente @JMilei, sumado a un programa de estabilización que ha sorprendido al mundo, y un trabajo en equipo de todos los ministros y secretarios de este gobierno, que entendieron la importancia de la austeridad fiscal como la herramienta principal para recuperar la estabilidad macroeconómica y la paz social“, dijo el ministro Luis Caputo, en la red social X.
“Enorme agradecimiento al mejor presidente del mundo, a todos los argentinos que apoyan este rumbo, y al extraordinario grupo humano y profesional que conforma el equipo económico. No hay más déficit en Argentina. No hay más emisión en Argentina. Los salarios ya superan los niveles de noviembre de 2023. La inflación seguirá bajando y con ella, el nivel de pobreza. La economía crecerá fuertemente en 2025. Las inversiones generarán mayor empleo y mejores salarios. La competencia proveerá a los argentinos de mejores productos a mejores precios. El dólar y el peso circularán libremente en una sana competencia de monedas”, agregó el funcionario.
Los mayores ajustes del Estado se dieron en jubilaciones y pensiones, obra pública, transferencias a las provincias, subsidios económicos (por aumentos de tarifas) y salarios públicos. El Ministerio de Economía también destacó, “además de la racionalización del gasto de la Administración Nacional”, el saneamiento realizado en las empresas públicas, que permitió registrar el primer mes de superávit operativo de las mismas desde 2009, y la disolución de 19 fondos fiduciarios para eficientizar el uso de los recursos públicos.
“En 2024, 15 de los 16 gastos nacionales bajaron interanualmente en términos reales, lo que resultó en una baja real del gasto primario del 27,5%. La excepción fueron las asignaciones universales para la protección social (+39%). Los tres gastos que más cayeron fueron: transferencias de capital a provincias (-96%), inversión real directa (-70%) y transferencias corrientes a provincias (-67,8%)”, dijo Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
De lado de los ingresos, en 2024 hubo factores extraordinarios que le permitieron recaudar 1,6% del PBI que este año no se repetirán. Se trata del impuesto PAIS, que gravaba la compra de dólares y que la actual gestión aumentó la alícuota apenas asumió, y de los planes de regularización lanzados, como la formalización de activos externos (blanqueo), la moratoria impositiva y el régimen de pago anticipado de Bienes Personales. Los cuatro factores extraordinarios representaron 7% del total de los ingresos recibidos en 2024.
Para compensar esos menores ingresos, el Ministerio de Economía apostará este año al crecimiento de la actividad económica, proyectado en 5% del PBI, que hará mejorar la recaudación del IVA a través del consumo. También podría recurrir al proceso de privatizaciones y concesiones para sumar ingresos por esa vía, como sucedió en la década del 90.
“El ajuste fiscal fue muy fuerte, algo bastante inédito. Había incredulidad de que se iba a poder lograr y evidentemente hay mucho mérito del Gobierno en tener como ancla de su modelo lo fiscal y de haberlo conseguido, porque muchas veces se decía que no se podía, y lo logró sin piquetes en las calles, sin mayores disturbios políticos o sociales. Eso lo termina convirtiendo en un pilar virtuoso del Gobierno, porque a partir de ahí pudo frenar la emisión del Banco Central para asistir al fisco, que ayuda a bajar más las expectativas de inflación, y además permite que los bancos vuelvan a su función original de prestar a los privados”, dijo Lorenzo Sigaut Gravina, economista de Equilibra.
El analista destacó también la vocación del Gobierno para lograr el ajuste, sobre todo al estar dispuesto a pagar costos políticos, como fueron los vetos a la reforma jubilatoria y al proyecto de financiamiento universitario. “Eso explica la voluntad férrea e inamovible del Gobierno, y que las expectativas para este año, a pesar de ser electoral y de que haya un poquito más de gasto capital, hay bastante certeza de que va a hacer lo necesario para cerrar con equilibrio financiero por segundo año consecutivo”, indicó Sigaut Gravina.
Particularmente en diciembre, pese a que los ingresos totales del Estado crecieron en términos reales 7,2% (alcanzaron los $9,9 billones) y a que los gastos cayeron 17,5% (a $11,2 billones), hubo un déficit de $1,3 billones, que igualmente significó una caída real de 70% con relación al mismo mes de 2023, según cálculo del Iaraf.
“El resultado está en línea con lo esperado. Era esperable el déficit en diciembre y el superávit financiero en el año también, porque quedó en menos de dos puntos el superávit primario. Esto es así por la contabilización de los intereses, ya que en la emisión de las Lecap, los intereses se contabilizan por debajo de la línea”, dijo Gabriel Caamaño, economista de Outlier.
En la red social X, Caputo dijo que es el “primer superávit financiero anual en 14 años y el mayor en 16 años”. Eso implica que cuenta como el último año de superávit 2010, en vez de 2008. “Nosotros calculamos ese déficit restándole rentas de la propiedad y Caputo está tomando el número contable directo”, explicó Matías Surt, de Invecq. El resto de las consultoras económicas coinciden en que 2008 fue el último año de superávit, como el Iaraf.
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