Pesadilla y súplica para el novato William Mouw en el PGA Tour, víctima de un búnker maldito y un óctuple boogey: “Dios mío, ¿qué está pasando?”
“Puede fallar”, decía un viejo ilusionista hace algunas décadas. Y el joven William Mouw, de 24 años de edad y profesional del golf desde 2023 en el PGA Tour, pareció recordar aquellas palabras. Una vez, y otra, y otra más.
La secuencia dio la vuelta al mundo y tomó todavía más repercusión que el resto de los resultados del The American Express 2025, disputado en California, el tercer certamen de la temporada, con los argentinos Emiliano Grillo y Alejandro Tosti entre sus participantes.
Pero el desgraciado protagonista en el torneo que reparte casi 9 millones de dólares y se juega en el PGA WEST (Stadium Course) de La Quinta no fue otro que el bueno de Mouw, y esto debido al lamentable lapsus que tuvo cuando estaba por completar la segunda ronda del certamen y llevaba 6 golpes bajo el par, cerca de las primeras posiciones.
El rankeado 169 a nivel mundial se ilusionaba con ganar el primer torneo de su vida tras 34 certámenes donde estuvo cerca de lograrlo en varias oportunidades: fue segundo en tres ocasiones, terminó cinco veces en el top five y seis entre los 10 mejores, para acumular una ganancia de 559 mil dólares.
Pero en ese par 5 del hoyo 16 se vino abajo de manera inexplicable, y eso que había logrado poner la pelota a sólo 25 yardas de la bandera con un par de golpes. Pero con un detalle: estaba en un búnker que terminaría siendo su peor pesadilla debido a los más de cinco metros de altura que bloqueaban su llegada al green.
Fue así que William probó suerte buscando un buen approach que le diera la chance de birdie pero en realidad dio inicio a una serie de golpes que lo llevaron a cruzar de un lado al otro de la alfombra más añorada.
“¡Dios mío, ¿qué está pasando?!”, dijo uno de los comentaristas de la transmisión oficial de la PGA, sufriendo como propio lo que estaba atravesando Mouw. “¡Oh, muchacho…!”, lamentaron luego. “¿Lo volvió a hacer? Lo hizo. Dios mío”, dijeron más tarde. “Tranquilízate, tranquilízate, tranquilízate, tranquilízate, tranquilízate”, suplicaron sobre el final.
El joven golfista terminó cayendo cinco veces en el búnker antes de poner fin a su tormento lanzando la pelota de regreso al fairway para volver a empezar, depositar la pelota en el hoyo y decretar lo impensado: un óctuple bogey que dio la vuelta al mundo. Y que servirá de lección para lo que venga en su carrera.
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