“Drill baby drill”. La arenga a la producción de hidrocarburos con la que ayer el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sintetizó su política energética en la ceremonia de asunción podría ser usada por el gobierno de Javier Milei, si se tiene en cuenta los dólares que aportó la industria a la Argentina en 2024. En solo un año, la balanza comercial energética pasó de estar casi en equilibrio a ser positiva en US$5668 millones. Para 2025, se espera que el superávit supere los US$8000 millones.
El sector energético comenzó este año a mostrar todo el potencial que tiene Vaca Muerta. La formación es responsable de 433.000 barriles diarios de los 761.000 que produce el país (57%); mientras que genera 77 millones de metros cúbicos diarios (m3/d) de gas de los 127 millones totales (61%), según la consultora Economía y Energía (EyE). Es decir, en apenas de 10 años, Vaca Muerta ya explica casi el 60% del total de producción hidrocarburífera.
Las palabras de Trump, por lo tanto, también son un horizonte para la industria local, que copió de Estados Unidos la tecnología del fracking para extraer petróleo y gas de una formación tan dura como la de Vaca Muerta. Implica la inyección de grandes cantidades de agua y arena para romper la roca y generar grietas que permitan la producción, algo impensado 10 años atrás.
Estados Unidos, con su formación no convencional Permian, en Texas, logró posicionarse hoy como el principal productor de petróleo del mundo, con 13 millones de barriles diarios, por encima de Arabia Saudita. Este hito se materializó en solo 12 años, cuando se adoptó el fracking. Solo la cuenca de Permian hoy produce 6 millones de barriles por día.
En gas, Estados Unidos produce 18 billones de m3/d y es el principal exportador de gas natural licuado (GNL). Incluso reemplazó a Rusia como el mayor abastecedor de Europa. Tiene una capacidad instalada de GNL de 100 millones de toneladas anuales (MTPA), equivalente a 470 millones de m3/d.
Para tomar dimensión, la planta de licuefacción que impulsa YPF tendría una capacidad de 10 millones de MTPA. Con el regreso de Trump a la presidencia, sin embargo, se espera Estados Unidos expanda sus proyectos de exportación, lo cual podría a su vez acelerar el proyecto de YPF de ingresar al mercado de GNL.
Impacto en los superávits gemelos
Acompañado de una macroeconomía más estable, con recomposición de tarifas de gas y electricidad, y con promesas de un panorama mejor por la posible quita del cepo cambiario, la mayor producción de hidrocarburos impactó muy favorablemente en la balanza comercial y en la disminución del gasto del Estado.
El superávit energético se dio gracias a dos efectos: se dispararon 41% las exportaciones de petróleo y se derrumbaron 53% las importaciones de gas, según el informe del intercambio comercial argentino (ICA), que publica el Indec.
Las ventas al exterior de petróleo crecieron de US$3887 millones a US$5473 millones, explicado principalmente por un aumento en las cantidades exportadas, ya que el precio cayó en promedio 4%. Los principales destinos fueron Chile, Estados Unidos, Brasil, Emiratos Árabes Unidos y Perú.
El total del segmento combustibles y energía (CyE) exportado ascendió a US$9677 millones, si se le suman los carburantes, grasas y aceites lubricantes, gas de petróleo, otros hidrocarburos gaseosos y la energía eléctrica.
En cuanto al gas, las importaciones cayeron en todas sus formas: las de gasoil, 52%; las de GNL, 62,5%, y en estado gaseoso, 33%. En total, todas las importaciones del segmento combustibles y lubricantes (CyL), incluida la energía eléctrica, cayeron 50%, de US$7924 millones a US$4009 millones. Para esto fue importante la entrada en operación del gasoducto Perito Moreno (antes llamado Néstor Kirchner), que permitió reemplazar importaciones por producción local.
El superávit comercial energético no sucedía desde 2009 (con excepción a 2020, por la pandemia, cuando la balanza fue apenas superavitaria). Para tomar dimensión, en 2023, el saldo estuvo en equilibrio y en 2022, fue deficitario en más de US$4300 millones por el impacto del alza de los precios internacionales del gas luego de la invasión de Rusia a Ucrania. Es decir, en dos años hubo un cambio de tendencia en la balanza comercial energética de casi US$10.000 millones.
Para este año, se espera que el superávit de la balanza comercial de energía se duplique y genere un ingreso de divisas neto de US$8000 millones, ya que entrarán en funcionamiento pleno dos obras claves de oleoductos y gasoductos, que permitirán consolidar las exportaciones de petróleo y reducir las importaciones de gas.
Esto se debe, por un lado, a que en marzo finalizará la obra que ampliará la capacidad de transporte del principal oleoducto que conecta Vaca Muerta con Puerto Rosales, en Bahía Blanca, de los 300.000 barriles diarios actuales que puede transportar a 530.000. Son 230.000 barriles adicionales por día que estarán disponibles para exportación. Esto equivale a US$17 millones extras por día de ingreso de divisas, US$517 millones por mes o unos US$4140 millones entre abril y diciembre, tomando en cuenta un precio del barril de US$75.
En cuanto al gas, a partir del invierno próximo ya no hará falta importar moléculas de Bolivia para abastecer las provincias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy. Este año finalizó la obra que revierte la dirección del flujo del gasoducto que permitirá llegar al norte argentino con la producción de Vaca Muerta.
Reducción de subsidios
Los menores costos de importación de gas y los aumentos de tarifas de gas y electricidad permitieron, además, que los subsidios al sector aumentaran solo 107% nominal, lo que implica una reducción de 38% en términos reales, según destacó el último informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de Buenos Aires (IIEP), que depende de la UBA y el Conicet.
De igual modo, destacó el informe de la consultora EyE, que muestra que los subsidios al sector cayeron en US$3526 millones, de US$9683 millones en 2023 a US$6157 millones en 2024.
“La reducción de subsidios al sector energético durante el corriente año se explica centralmente por tres motivos. En primer lugar, hubo una mayor disponibilidad de gas local, que condujo a una contracción de las importaciones. Luego, hubo un fuerte incremento del precio estacional para los usuarios comerciales de energía eléctrica desde principios de año. Por último, hubo también un aumento de precios de la energía sobre los usuarios residenciales de ingresos medios y bajos desde junio pasado″, dijeron en la consultora que dirige Nicolás Arceo.
El año pasado, las boletas de electricidad subieron 268% y las de gas, 531%, en promedio.
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