El Vaticano confirmó las sanciones contra el cardenal peruano del Opus Dei, tras las acusaciones de abuso sexual


CIUDAD DEL VATICANO.- El Vaticano anunció hoy que las sanciones disciplinarias siguen vigentes contra el primer cardenal de la historia del Opus Dei, Juan Luis Cipriani Thorne, tras acusaciones de abuso sexual, confirmando lo informado por el diario español El País el sábado. Las restricciones contra el ex arzobispo de Lima, Perú, incluyen el exilio de su país natal, la prohibición de llevar símbolos cardenalicios y hacer declaraciones públicas.

ARCHIVO. El papa Francisco junto al portavoz del Vaticano, Matteo BruniYARA NARDI – POOL

El vocero del Vaticano, Matteo Bruni, confirmó así que las sanciones impuestas al cardenal incluyen restricciones “relacionadas con su actividad pública, lugar de residencia y uso de insignias”. Aunque en ocasiones específicas se le permitió desviarse de ellas debido a su edad y necesidades familiares, las medidas siguen en efecto, afirmó.

El cardenal Cipriani, de 81 años, quien reside en Madrid y Roma, reconoció las sanciones el sábado tras un artículo en el periódico español El País que detallaba la historia de una presunta víctima. Sin embargo, Cipriani dijo que los hechos descritos son “completamente falsos”. Mediante una carta dada a conocer por el Opus Dei en Roma, agregó: “No he cometido ningún delito ni he abusado sexualmente de nadie ni en 1983, ni antes ni después”. Según el diario español, el cardenal afirmó que no le dieron detalles del caso y que por lo tanto no se pudo defender.

Si bien la declaración de Bruni no proporcionó detalles de las acusaciones, indicó que las sanciones se impusieron después de que Cipriani se retirara como jefe de la iglesia peruana en 2019 “como resultado de las acusaciones contra él”, lo que sugería que había más de una denuncia. Asimismo agregó que Cipriani aceptó las medidas.

Las sanciones son similares a las impuestas a otros altos clérigos que han sido acusados de abuso sexual. El ex arzobispo de Agaña (Guam), Anthony Apuron, y el obispo ganador del Nobel de la Paz y ex obispo de Timor Oriental, Carlos Ximenes Belo, también fueron obligados a abandonar sus países de origen y limitar sus ministerios públicos tras acusaciones de abusos.

ARCHIVO – El obispo Carlos Ximenes Belo, de Timor Oriental. Belo, galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1996, también ha sido acusado de abuso sexual de menores en Timor Oriental en los años 90.

Según el diario español El País, un hombre envió una carta al Papa en 2018, acusando al cardenal Cipriani de haber abusado de él en 1983, cuando tenía entre 16 y 17 años, en un centro del Opus Dei en Lima. Según este hombre, que hoy tiene 58 años, durante la confesión Cipriani le hacía tocamientos en las nalgas por debajo de la ropa, lo acariciaba y le daba besos. Incluso dijo que en aquel año le contó al responsable de la obra, pero no tomaron ninguna medida al respecto.

Pese a la denuncia, Cipriani luego fue nombrado vicario del Opus Dei en Perú en 1986, obispo auxiliar de Ayacucho en 1988, arzobispo de Lima en 1999 y cardenal en 2001 por Juan Pablo II. Luego de recibir la carta, el Papa Francisco forzó su retiro en 2019 y le impuso las sanciones.

Cipriani fue el primer cardenal del Opus Dei, el movimiento conservador fundado por el sacerdote español Josemaría Escrivá en 1928 y que cuenta con más de 90.000 miembros en 70 países. El grupo laico, que fue muy favorecido por Juan Pablo II, incluye sacerdotes y laicos célibes, así como hombres y mujeres laicos con trabajos seculares y familias que se esfuerzan por “santificar la vida ordinaria”.

Las acusaciones contra Cipriani se suman a la agitación en la iglesia peruana tras la confirmación la semana pasada de que el papa Francisco había decidido disolver el poderoso e influyente movimiento laico católico peruano Sodalitium Christianae Vitae. Tras años de intentos de reforma, Francisco decidió suprimir el grupo después de que una investigación del Vaticano descubriera casos de abuso sexual por parte de su fundador, mala gestión financiera por parte de sus líderes y abuso espiritual y físico por parte de sus principales miembros. Ya el año pasado, el Papa había tomado la decisión de expulsar a diez importantes miembros del Sodalitium.

ARCHIVO – Los investigadores del Vaticano, monseñor Jordi Bertomeu, de España, a la derecha, y el arzobispo Charles Scicluna, de Malta, caminan afuera de la Nunciatura Apostólica en Lima durante un descanso de una reunión con personas que alegaron abusos por parte del grupo católico laico Sodalitium Christianae Vitae (SCV) Martin Mejia – AP

Cipriani acababa de asumir el liderazgo de la iglesia peruana cuando las primeras acusaciones contra Sodalitium se hicieron públicas en 2000, reveladas por el ex miembro José Enrique Escardó en una serie de artículos en la revista Gente. Cipriani era arzobispo cuando las primeras víctimas presentaron acusaciones formales ante la Iglesia contra Sodalitium en 2011. Insistió en que había manejado adecuadamente las acusaciones, pero no fue hasta que los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz expusieron las prácticas de Sodalitium en su libro de 2015 Mitad monjes, mitad soldados que el caso comenzó a avanzar.

Los periodistas peruanos Pedro Salinas y Paola Ugaz, que denunciaron los abusos del Sodalicio de Vida Cristiana en Perú, en la Plaza de San Pedro en el VaticanoAlessandra Tarantino – AP

Diez años después, y 25 después de que Escardó hiciera públicas por primera vez reportes de abusos, éste se reunió con el Papa el viernes. Dijo que discutieron la disolución del movimiento y la necesidad de mantener a las víctimas en el centro del proceso mientras el Vaticano desmantela el grupo y atiende a sus miembros. “Me siento muy, muy bien, escuchado”, dijo a The Associated Press el sábado junto a la Plaza de San Pedro. “Creo que también dejé ir un peso pesado, que es la voz de tantas víctimas”.

Atribuyó la lenta respuesta de la Iglesia al escándalo de Sodalitium, y los ataques que sufrieron las víctimas por hablar, a la protección de la que disfrutaba el grupo en los más altos estamentos de la Iglesia en Roma y Lima. “El cardenal Cipriani era el cardenal del Opus Dei que Sodalitium necesitaba”, dijo.

El Sodalitium fue fundado en 1971 como una de varias sociedades católicas nacidas como reacción conservadora al movimiento izquierdista de teología de la liberación que barrió América Latina en la década de 1960. En su apogeo, el grupo contaba con unos 20.000 miembros en Sudamérica y Estados Unidos. Fue enormemente influyente en Perú y tiene su base en Estados Unidos, en Denver.

Tras una investigación del Vaticano, Francisco comenzó a tomar medidas el año pasado, primero expulsando formalmente al fundador del Sodalitium y a 10 miembros principales. La semana pasada, el grupo confirmó que el Vaticano planeaba suprimirlo. Las víctimas han acusado durante mucho tiempo a la jerarquía eclesiástica peruana de complicidad en el escándalo de Sodalitium y de mirar a otro lado debido a la influencia del grupo en el país.

Agencia AP y diario El País

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