La pileta de la Residencia para personas mayores volvió a funcionar

Las personas mayores que viven en la Residencia disfrutan este verano de una manera diferente. Es que luego de 7 años, la pileta volvió a tener vida. Fue una experiencia única para los residentes que eligieron como opción disfrutar de esta actividad. Según comentó Fernanda Vives, directora de la Residencia, unas 20 personas por día disfrutan de los juegos en el agua. Están divididos por grupos de no más de 6 personas para brindar seguridad y cuidados adecuados a sus necesidades entendiendo que muchos tienen dificultades motrices.

“La pileta estaba sin utilizar básicamente porque no se llenaba de agua y no se ponía en funcionamiento. No le hemos hecho ningún arreglo a la pileta, simplemente la hemos limpiado, le hemos llenado de agua y la hemos puesto en funcionamiento”, explicó Vives. “Está la presencia de un guardavidas, mientras ellos están en el agua, se hacen grupos para ingresar, hacen distintos juegos: de pelotas, con los flotaflotas, caminar alrededor de la pileta y demás”, agregó la directora de la Residencia.

“Es fundamental que las personas mayores realicen estas actividades que mejoran su calidad de vida, es por ellos, que preparamos una batería de actividades para que logren pasar un verano distinto” y a la vez, agregó que “esto tiene un sentido recreativo y de estimulación en general, de las funciones motoras sobre todo, porque la actividad que se genere en el agua hay personas que no la pueden hacer afuera pero sí adentro del agua por ser más liviano. Hoy la función de la pileta es recreativa, el objetivo es que se pueda seguir utilizando con fines terapéuticos”, indicó Vives.

Otras actividades lúdicas

Por otra parte, también se desarrollan actividades lúdicas preparadas especialmente para todos los residentes. En este sentido, disfrutan de juegos de mesa, arte, canto, baile, tejo y gimnasia, entre otras, siendo algunas de las propuestas que los adultos realizan guiados por los monitores que buscan contener y estimular a las y los residentes.

Hugo Abel Llamas es uno de los residentes. Oriundo de La Pampa, llegó a San Juan a los 23 años, tras una tragedia que marcó su vida. A los 21 años, perdió a sus padres y a su hermano mellizo en un accidente automovilístico, quedando huérfano y enfrentando solo el dolor de esa gran pérdida. Con el tiempo, encontró su lugar en San Juan y, hace 11 años, llegó a la Residencia donde vive actualmente.

A pesar de las dificultades que le tocó atravesar, Hugo ha logrado sobreponerse y llevar una vida tranquila, valorando profundamente la compañía y el entorno que lo rodea. A sus 70 años, se muestra agradecido por la estabilidad que ha encontrado, aunque reconoce que la vida le ha dado lecciones difíciles que lo han hecho más fuerte.

Mario Bonadé también es residente. Tiene 71 años, es un exjugador internacional de hokey sobre patines y, hasta el día de hoy, sigue realizando actividades físicas en el gimnasio de la residencia donde vive desde hace un año y medio. Se siente a gusto en su nueva casa, manteniéndose activo. Participó activamente en ayudar en preparar pizzas y otras comidas en las parrillas de la residencia.

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