El ministro de Economía, Luis Caputo, confirmó a través de X la quita del impuesto al lujo que pagaban los autos de media y alta gama. En concreto, a partir de febrero se eliminará de los vehículos con precios de venta al público de entre $41 millones y $75 millones, para los cuales representaba un 20% —tasa efectiva del 25%— de su valor. Esto implicaría, una reducción de aproximadamente el 15%.
Por otro lado, también se redujo la tasa de la segunda escala, que representaba un 35% —tasa efectiva del 54%— y que ahora pasará a ser del 18% —tasa efectiva del 21,95%— y que afecta a los autos cuyo precio de venta al público sea mayor a $75 millones aproximadamente. En ese caso, impactaría con una baja en el 20% al precio sugerido.
“Es un paso importante y baja la incidencia de un tributo que no debería existir. De todas formas, hay que seguir trabajando para derogarlo cuando se logre un mayor superávit fiscal”, comentó César Litvin, CEO de Lisicki, Litvin Consultores S.A, quien hace poco tiempo había publicado un informe en el que mostraba que la incidencia de los impuestos en los valores de venta: “al comprar un auto, le estás comprando otro al Estado”, disparó en el relevamiento que compartió en exclusiva con LA NACION.
Además, en el detalle del mismo resaltó que el impuesto al lujo entraba en el podio de los que mayor incidencia tenían en la distorsión de precios con los que cuentan los autos en la Argentina.
De esta forma, el tema ya se había instalado en la agenda de la industria que celebra el anuncio. Una de las primeras repercusiones llegó desde la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) que puso el foco en cómo la medida beneficiará a la economía y vía X escribió: “Es muy positiva la decisión del Gobierno de eliminar impuestos y bajar carga impositiva: camino para impulsar el desarrollo económico”.
En la misma línea, el presidente de Ford, Martín Galdeano, destacó que “es importante que se bajen los impuestos y cuando hay progreso hay que reconocerlo. A nivel nacional se ha progresado”. En línea con el informe de Litvin, el ejecutivo de la marca del óvalo mostró una preocupación por la creciente carga impositiva que se registró en la Argentina en los últimos años.
“En los últimos cinco años los impuestos aumentaron muchísimo, porque en algún momento ingresó este impuesto al lujo que, dependiendo de la escala, va desde un 25% hasta un 55%, a eso se le suma el impuesto PAIS que ahora se eliminó pero que podía llegar al 30% del valor del auto”, comentó el número uno de la terminal.
Otro ejecutivo que no se demoró en festejar la decisión del ministro Caputo fue Marcellus Puig, presidente de Volkswagen Argentina: “Celebramos la decisión del ministro y del Gobierno nacional de eliminar algo tan distorsivo como el impuesto interno para los automóviles”. Además reconoció que es un “muy importante paso para fomentar el crecimiento de la industria automotriz y para mejorar el acceso de más argentinos a un auto“.
En relación a lo mencionado por Puig, Galdeano detalla que para este año la industria planea vender 530.000 unidades, un 30% más que en 2024. “Gran parte del aumento de ventas proyectado es por la financiación que ahora es más barata y además las medidas del Gobierno que dinamizan al sector. A esto se le suma la recuperación del salario”, detalló el ejecutivo.
“Esta medida [del impuesto al lujo] no solo permitirá ofrecer precios más convenientes para los clientes, sino también ampliar las posibilidades para que más personas puedan acceder a una mayor variedad de modelos y tecnologías, impulsando así las ventas y dinamizando el sector”, comentó Ricardo Flammini, presidente y director general de Nissan Argentina.
Martín Zuppi, presidente del Grupo Stellantis coincidió que “este tipo de medida impulsa el crecimiento económico y, en particular, el desarrollo del sector automotor. Actualmente, nos encontramos trabajando en una nueva estrategia de precios en los modelos impactados, orientada a acompañar esta iniciativa y maximizar su impacto positivo”.
Los importadores también hablaron. Hugo Belcastro, presidente de la Cámara de Importadores y Distribuidores Oficiales de Automotores en Argentina (Cidoa) reconoció que este impuesto distorsionaba: “Había un salto muy grande entre los que registraban ese impuesto y los que no (los menores a $41 millones). Por ende, la medida es muy sana, muy buena y normaliza las políticas de precios”.
De esta manera, el referente puso un tema clave sobre la mesa: qué pasará con los precios de los modelos que no estaban regidos por el impuesto: ¿tendrán margen para bajar su precio? Una disyuntiva que le quitará el sueño a los CFO de las terminales.
Por su parte, Ernesto Cavicchioli, CEO de Hyundai Argentina se animó a adelantar qué segmentos serán los beneficiados: “Con esta quita, el mercado va a reaccionar positivamente con una mayor oferta de vehículos en cantidad, calidad y con precios mas competitivos. Crecerán los segmentos SUV B,C y D”. Además reconoció que habrá más competencia y que “las listas de precio serán menos falsas”.
El máximo ejecutivo de Toyota, Gustavo Salinas, se sumó a la ola de repercusiones y comentó: “Celebramos la decisión del Gobierno Nacional. Es una medida necesaria, que no solo elimina distorsiones en el mercado, sino que va en línea con la voluntad manifiesta de bajar la carga impositiva para los vehículos, lo que impulsa el desarrollo de nuestra industria, mejora la competitividad y beneficia a los consumidores”.
El lado B y en off de record, algunas fuentes del sector contrarrestan: “¿cuántas veces viste que los autos bajen un 20% sus precios?” De hecho, plantean “¿cuánto bajaron los precios cuando se eliminó el impuesto país? “Como mucho, en algún caso, entre 1% y 1,5% cuando el tributo tenía una incidencia desde el 7%”, refuta el propietario de un importante concesionario. “Los costos de la industria no dan”, insisten y algunas terminales insistieron que están analizando “los nuevos precios” .
Si bien los ejecutivos de las terminales y los especialistas celebraron la quita de este impuesto, también expresaron su preocupación por otros tributos: los provinciales y municipales. ”Si bien esta baja no nos equipara con otros países de la región, es importante. Ahora el trabajo lo tienen que hacer las provincias y los municipios con la quita de tasas e impuestos”, afirmó Litvin.
“El Gobierno nacional ha progresado y hay que reconocerlo porque es dinero que le deja de ingresar. Ahora bien, tanto en las provincias como en los municipios no se ha avanzado. De hecho, en los municipios se ha dado marcha atrás con algunas quitas impositivas”, enfatizó Galdeano. De similar manera, el máximo ejecutivo de Volkswagen Argentina dijo que “espera que las provincias y municipios sigan esta senda que en definitiva es un beneficio para el cliente”.
En números concretos, en su análisis Litvin detalló los siguientes tributos provinciales y municipales:
Impuestos Provinciales
“Es el peor impuesto del sistema tributario argentino, con efecto acumulativo en cascada; significa que se aplica en cada etapa del proceso económico, con traslación plena y repotenciación en el precio”, explicó. La incidencia estimada del impuesto en el precio de venta antes de impuesto representa un 5,54%.
“Es un impuesto instrumental, nacido en la Edad Media, en la Argentina aún vigente”, comentó. La incidencia representa un 2,60%.
Tributos Municipales
En la mayoría de las jurisdicciones municipales se cobra una tasa sobre venta del vehículo que produce un “triple o cuádruple” imposición sobre el mismo bien (I.V.A., Internos, Ingresos Brutos, Tasa Municipal). La incidencia estimada asciende al 2,08% del precio de venta antes de impuesto.
Entonces, si se suman los tributos municipales y los provinciales da un 10,2%. “Ingresos brutos y sellos son impuestos medievales”, finalizó Litvin y compartió una tabla clave para entender el impacto impositivo.
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