El Gobierno concretó hoy el segundo canje de deuda en pesos en una semana (con una adhesión esta vez de apenas 19,53%), a la vez que tomó del mercado $6,6 billones para hacer frente al 75% de los vencimientos que enfrenta este viernes, lo que indica que tendrá que apelar a parte de la liquidez ahorrada (6,2 billones, según las últimas estimaciones) para poder cancelar el total comprometido.
“Como resumen de enero se logró una renovación del 96% de la deuda. Y las conversiones realizadas permitieron estirar vencimientos por $15,2 billones”, explicó en un posteo en la red X el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, al publicar los resultados.
Lo hizo pagando tasas fijas que fueron del 27,7% (2,05% mensual), para el bono a caducar en un año, al 32,99% nominal anual (2,40% mensual) para la letra por vencer en apenas 42 días, lo que deja una curva invertida y revela que el mercado confía en una inflación que seguirá declinando, en especial de mitad del año en adelante. O del 2,2% mensual en el caso de la Letras Capitalizable (Lecap a 280 días) que entregará a quienes aceptaron “soltar” el bono Dual emitido por el exministro Massa en junio del 2023, un título particularmente gravoso para el Tesoro, ya que indexaba por inflación o el dólar oficial, la fórmula que más rinda. Esa característica es la que explica en buena medida la baja adhesión que tuvo este canje.
La licitación se llevó adelante en la antesala del nuevo sendero de desplazamiento de 1% mensual para el tipo de cambio y cuando el Banco Central (BCRA) se aprestaría a disponer otra baja para la tasa de referencia del mercado -que hoy está en el 32% nominal anual-, la novena desde que arrancó esta administración, recibiendo otra del 133% anual.
También fue en una jornada en la que podían comenzar a cotizar los nuevos bonos duales, que ofrecen el máximo entre una tasa fija y una variable promedio al vencimiento; y la propia Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) colaboró, al mantener en el rango que va del 4,25% al 4,50% anual, algo beneficioso para el clima financiero emergente.
Y resultó complementaria del canje de la semana pasada, ya que el menú de opciones ofrecido a los inversores (dos letras cortas, un bono capitalizable -Boncap- a enero de 2027 y otro bono ajustado a inflación (Boncer) por vencer en marzo de 2027) esquivó la ventana de vencimientos (mayo/noviembre) que limpió en $14 billones con esa operación (a excepción del canje por el remanente del T2X5).
La nueva conversión está relacionada con la muy elevada deuda que heredó Milei de la administración Fernández, en especial porque la enorme mayoría de ella había sido emitida con cláusulas indexatorias vinculadas a la inflación (que escaló al 211,4% en 2023, el mayor nivel en tres décadas) o a la variación del dólar oficial. O, peor aún, a ambas variables, como el bono Dual antes nombrado, que vence en 48 horas y suponía pagos por unos $9 billones, aunque ya en noviembre el Gobierno había canjeado el 38% de este papel por una Letra de Capitalización (Lecap) con tasa fija.
Pero también con el cúmulo de vencimientos que la administración pateó el año pasado para este año, al optar por emitir precisamente instrumentos que van integrando los intereses que deben pagar a su capital, algo a lo que recurrió para poder mostrar un superávit pleno (fiscal y financiero) en 2024.
Pero lo más valorable es que, por la credibilidad que ganó ante el mercado, el Gobierno pudo reformatear los pasivos en pesos (que a su llegada estaban en un 99% indexados) y mostrar hoy un share de deuda mucho más equilibrado, gracias a la muy alta demanda de bonos a tasa fija registrada desde los últimos 10 meses a la fecha, los que coloca a tasas vez más bajas y plazos más largos.
Lo visto en las últimas dos semanas implica un reordenamiento del cronograma de vencimientos que estaba previsto para el presente año.
El dato que llamó la atención del mercado fue la acotada demanda que tuvieron las Lecap cortas, algo que puede estar hablando de la situación de liquidez más estrecha que enfrentan, por caso, los bancos, ante la sostenida expansión del crédito en un contexto en que los depósitos lucen amesetados.
Por otra parte, el Boncer (cupón cero) emitido a dos años y dos meses sólo captó $0,523 billones y fue colocado con una tasa del 7,66% por sobre el nivel que haya acumulado hasta ese entonces la inflación.
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