Otro gobierno llega a un acuerdo con el enviado de Trump para aceptar migrantes deportados de EE.UU.
CIUDAD DE GUATEMALA.- El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, informó este miércoles tras reunirse con el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, que su país aceptará a migrantes de otros países que sean deportados de Estados Unidos.
Bajo el acuerdo de “tercer país seguro” anunciado por Arévalo, los deportados serían devueltos a sus países de origen a expensas de Estados Unidos. “Acordamos aumentar en un 40% el número de vuelos de personas deportadas tanto de retornados connacionales como de deportados de otras nacionalidades para su ulterior repatriación”, dijo el presidente guatemalteco, junto a Rubio.
La lucha contra la inmigración ilegal, una prioridad de la administración Trump, ha sido el principal foco de atención del primer viaje al extranjero de Rubio como máximo diplomático estadounidense, una gira por cinco países de América Central.
Rubio, cubano-estadounidense, es un feroz opositor de los regímenes izquierdistas latinoamericanos que ha buscado en su nuevo cargo reforzar las relaciones de Estados Unidos con los conservadores de la región.
Una excepción es Guatemala, donde el presidente socialdemócrata no es afín ideológicamente, pero se ha esforzado por evitar fricciones con el nuevo gobierno de Donald Trump.
Arévalo, sociólogo y exdiplomático nacido en el exilio tras un golpe de Estado respaldado por Washington en 1954, es hijo de un expresidente y logró una sorprendente victoria en 2023 con la bandera de lucha contra la corrupción en uno de los países más pobres de la región.
Desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, Guatemala aceptó rápidamente vuelos militares con ciudadanos deportados, encadenados y transportados en un avión militar, a diferencia de Colombia, cuyo líder izquierdista abogó por un mejor trato, pero se echó atrás luego de que Trump amenazara con represalias.
El gobierno de Arévalo “en dos semanas ha resultado ser un aliado extraordinario particularmente en ayudarnos a lidiar con temas migratorios”, dijo Mauricio Claver-Carone, enviado especial de Estados Unidos para América Latina.
Guatemala también conforma a la administración de Trump en otro asunto geopolítico, ya que es el país más poblado que aún reconoce a Taiwán, la isla de gobierno democrático que China reclama como parte de su territorio. Rubio prometió esta semana apoyar a las naciones latinoamericanas en su lucha contra la influencia china.
Guatemala es una de las mayores fuentes de migración a Estados Unidos tras décadas de pobreza, violencia e inestabilidad política. Según la cancillería guatemalteca, unos 3,2 millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos. Cientos de miles de forma irregular.
La promesa de Bukele
El martes, El Salvador le ofreció a Estados Unidos un acuerdo similar, pero más amplio, que incluía una oferta para aceptar a ciudadanos estadounidenses encarcelados en Estados Unidos por delitos violentos.
“Hemos ofrecido a Estados Unidos la oportunidad de tercerizar parte de su sistema penitenciario. Estamos dispuestos a recibir únicamente a criminales condenados (incluyendo ciudadanos estadounidenses condenados) en nuestra mega prisión (Cecot) a cambio de una tarifa”, dijo el presidente salvadoreño, Nayib Bukele.
“La tarifa sería relativamente baja para Estados Unidos, pero significativa para nosotros, haciendo que todo nuestro sistema penitenciario sea sostenible”, aclaró.
El presidente salvadoreño decidió “aceptar para deportación de cualquier extranjero ilegal en Estados Unidos que sea un criminal de cualquier nacionalidad”, como los de la pandilla MS-13 (de El Salvador, Honduras y Guatemala) y el Tren de Aragua de Venezuela, afirmó Rubio.
En el caso de Guatemala, “no ha habido ninguna discusión” sobre incluir a criminales condenados entre los deportados, aclaró Arévalo tras su reunión con Rubio.
Agencias AP y AFP
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