CÓRDOBA.- Pese a ser una productora importante de legumbres, el consumo doméstico en la Argentina es bajo, 800 gramos por habitante por año cuando en el mundo ese promedio es de ocho kilos. Tanto los productores como los industrializadores están embarcados en el desafío de aumentar la demanda interna. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recomienda a tal punto su consumo que hace siete años instauró el 10 de febrero como su Día Mundial.
La FAO subraya que las legumbres aportan diversidad a los sistemas agroalimentarios, a la vez que destaca que contienen muchos nutrientes y tienen un alto contenido en proteínas. Además, son bajas en grasa y ricas en fibra, lo que hace que puedan colaborar a reducir el colesterol y ayudar a controlar el azúcar en sangre. Por esas características los nutricionistas recomiendan su consumo.
Las legumbres son una “fuente vital de proteínas de origen vegetal y aminoácidos para la población de todo el planeta y deberían ser consumidas como parte de una dieta sana para tratar la obesidad, así como para prevenir y tratar enfermedades crónicas”, indica la FAO. Enumera que por su alto contenido en fibra pueden reducir el riesgo de enfermedades coronarias; por su calcio contribuyen a la salud de los huesos y a reducir el riesgo de fracturas por osteoporosis; tienen bajo índice glicémico, poca grasa y mucha fibra por lo que sacian y permiten estabilizar los niveles de azúcar e insulina en sangre, siendo adecuadas para personas con diabetes e ideales para perder peso.
El cultivo de porotos es el más importante dentro de las legumbres y se encuentra localizado en el NOA, con Salta como la principal provincia productora. Casi 95% de lo que se hace va a la exportación, debido a que el consumo interno es de alrededor de 200 gramos per cápita al año. El país fue líder en la venta afuera de la variedad alubia pero, por problemas climáticos, perdió productividad.
Diego Gómez Luengo, socio fundador de Praga Alimentos, una empresa integrada que cultiva e industrializa legumbres, plantea que los privados están involucrados en fomentar el uso y el consumo de legumbres por su “gran fortaleza nutricional” y porque esas “bondades” se complementan desde lo agronómico ya que permiten “un eficiente en uso del agua versus cereales u otras leguminosas”.
Añade que las legumbres son “sustentables a lo largo del tiempo; son fijadoras de nitrógeno por lo que mejoran el suelo; evitan el uso de fertilizantes nitrogenados. Son un cultivo noble”. En esa línea ratifica que es un “desafío” para la industria “generar opciones de fácil uso, darle al consumidor posibilidades más rápidas, como las premezclas”.
La empresa se sumó a la iniciativa de Naciones Unidas de promover su consumo. Gómez Luengo cuenta que la demanda interna de garbanzo viene creciendo a partir de preparaciones como el humus, el falafel y las hamburguesas, pero todavía queda mucho espacio para avanzar.
“Hay una tendencia mundial de incorporar nuevos hábitos de consumo cada vez más saludables, notamos cada vez más el interés en alimentos plant bassed, y como no todos le dedican el mismo tiempo a la cocina, buscamos la innovación con una variedad de harinas y alimentos ricos en proteínas, fáciles de elaborar”, señala. Hicieron acuerdos con escuelas de gastronomía, institutos educativos y nutricionistas para interiorizarlos más en las ventajas del consumo de las legumbres.
La Argentina exporta alrededor del 98% de la producción de legumbres. Adrián Poletti, consultor del sector, para este año define como “buena” a nivel de mercados internacionales la situación de la arveja (la legumbre que hegemoniza el consumo interno); para garbanzos hay una perspectiva “estable en la parte baja de la curva porque hay superproducción” de Canadá. El cultivo de poroto blanco dependerá de las condiciones climáticas. “Si sigue el calor el panorama será complicado; han aparecido competidores fuertes como Egipto que tiene una producción importante aceptada por el mercado global”.
En el caso del poroto negro grafica que las perspectivas tienen “el mismo color”. Estados Unidos recuperó producción por lo que el mercado de México no está disponible y el mayor problema se abre porque Brasil alcanzó 300.000 toneladas en su primera cosecha y se encamina a 400.000 en la segunda. “Esos números implican un excedente de 150.000, por lo que no solo no compra sino que compite”, apunta Poletti.
Según el experto, urge que el Gobierno de Javier Milei trabaja en la reducción aranceles para ingresar a Centroamérica, ya que sus países son grandes consumidores. En el caso del poroto sostiene que el desafío es empezar a introducir especies que se comercializan para América o Europa en India y Pakistán: “Hay que ser más disruptivos comercialmente en el sudeste asiático. Eso permitiría solucionar los problemas del alubia y del poroto negro”.
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