Luego de que el presidente Javier Milei ratificara hoy nuevamente la política cambiaria, en el mercado concluyen que al Banco Central (BCRA) se le será muy complejo sumar este año reservas reales o propias.
La mayor parte de los analistas, a partir de las proyecciones incluso recogidas por el propio BCRA, cree que sin la eliminación del denominado dólar blend (el 20% de la exportación que se les permite a los exportadores liquidar por fuera de la plaza cambiaria oficial) o un ajuste discreto del tipo de cambio oficial, esa posibilidad se vuelve muy difusa.
Los datos en lo que va del año son reveladores. Pese a que el BCRA adquirió más de US$1500 millones en enero y vuelve a mostrar desde hace unos días un recuperado poder de compra (adquirió otros US$73 millones hoy y suma US$539 en las últimas tres ruedas), sus reservas totales no crecen y se mantienen debajo de los US$30.000 millones. En parte es por pagos de deuda, pero también porque buena parte de lo que captura lo cede luego en intervenciones sobre los dólares financieros.
Un informe de Aurum denominado “Exportaciones e importaciones: Grandes desafíos para acumular reservas en 2025″ toma como base las últimas proyecciones del top 10 de pronosticadores del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el propio BCRA y destaca que -según estos analistas- el país lograría este año un resultado positivo por US$14.611 millones de su balanza comercial -dato en base devengado-, no tan distante del superávit de US$18.899 millones que reportó el Indec para el año pasado. Todo porque alcanzaría ingresos por exportaciones (valor FOB) por US$84.001 millones, mientras que pagaría por sus importaciones (valor CIF) US$69.390 millones.
Sin embargo, es allí cuando recuerda que durante 2024, y por la vigencia del esquema cambiario actual que deriva el 20% de las exportaciones al mercado del dólar financiero, si bien el monto de exportaciones FOB publicadas por el Indec en 2024 fue de US$79.721 millones, al BCRA le ingresaron divisas en base caja por exportaciones FOB por US$66.897 millones, es decir, un monto menor en US$12.824 millones (-16,1%).
A la vez, por la calendarización progresiva dispuesta para el pago de importaciones durante el año pasado, si bien el Indec captó importaciones devengadas en base CIF por US$60.822 millones, la demanda de divisas por importaciones que debió abastecer el BCRA fue de US$48.220 millones. “Eso da una diferencia de unos US$9200 millones, que refleja menores pagos de importaciones en el primer semestre de 2024″, según indicaron, ya que en el segundo semestre finalmente se pagaron unos US$500 millones más que lo devengado, “lo que refleja normalización de flujos, pero sin que se regularizaran aún los stocks creados en el primer semestre″, aclaran.
En este punto, el informe avanza sobre las expectativas reportadas por el top 10 de pronosticadores del REM para este año. Recuerda entonces que la suma de exportaciones FOB por US$84.001 millones proyectada, ajustada por lo que se deriva al dólar blend, deprime el ingreso de divisas base caja hasta los US$67.200 millones.
A su vez, del lado de las importaciones CIF, tras tomar la estimación de que treparían a US$69.390 millones y ajustar ese monto por el costo de fletes y seguros para llevarlas a valores FOB, concluyen que implicaría una demanda potencial de divisas para pago de importaciones de US$65.574 millones.
“Con estos datos se desprende que el esquema cambiario tal como está concebido arrojaría un resultado de la cuenta corriente cambiaria de escasos US$1200 millones, a todas luces insuficientes para acumular reservas”, alertan.
Los llamados de atención al respecto se reproducen desde que las cifras oficiales confirmaron que la economía doméstica lleva siete meses con resultados deficitarios en su cuenta corriente cambiaria. Pero, muy especialmente, desde que se supo que el último mes de 2024 hasta arrojó un “rojo” de US$39 millones el balance de bienes, lo que ocurrió por primera vez desde junio de 2023.
El economista Fabio Rodríguez, explicó ese día que lo que estos números marcan “es que nuestra economía empieza a depender de la cuenta de capitales”, y aclara: “Es decir, a vivir de prestado gracias al ingreso de flujos financieros, algo que hay que tener bien presente en un mundo que advierte será más complejo”.
Desde la consultora Invecq también esperan para este año un resultado de cuenta corriente externa deficitario ante exportaciones que “casi no variarían versus 2024″ y ante “importaciones que podrían crecer en torno a US$15.000 millones, dada la recuperación económica, el abaratamiento del dólar oficial, la eliminación del impuesto PAIS y la normalización en su pago”. La novedad es que, aunque la cuenta financiera externa volvería a ser positiva (asumiendo que se rollean los vencimientos con el FMI, se consigue financiamiento neto con el resto de los organismos internacionales y la dinámica de endeudamiento privado se mantiene), no alcanzaría para cubrir el rojo de la cuenta corriente externa total.
De allí que también proyectan un año complejo para las reservas del BCRA, a menos se elimine el dólar blend o haya un ajuste discreto del tipo de cambio (algo descartado por el equipo económico). “Lo primero implicaría un salto en la brecha, mayor intervención para contenerla y algo de presión sobre los precios internos; mientras que una devaluación aceleraría la inflación en pleno año electoral, algo que se quiere evitar. Pero el Gobierno confía en que no será necesario ninguna de las dos y conseguirá financiamiento privado, local o internacional”, recuerdan.
En Aurum creen que, de mantenerse el esquema cambiario sin modificaciones a lo largo de 2025, la cuenta cambiaria externa de bienes arrojará un superávit de US$8200 millones (casi US$10.500 millones menor al saldo de 2024), que se convertirá en déficit cuando se les descuenten los egresos por casi US$10.000 millones que registraría la cuenta servicios y los US$8500 millones que se usarían para honrar pagos de deuda.
De este modo, esperan un déficit de cuenta corriente de unos US$10.000 millones o el 1,3% del PBI, cifra que requerirá “de un esfuerzo importante de endeudamiento del sector privado para ser equilibrada o implicará un impacto serio en materia de pérdida de divisas del BCRA”. El llamado de atención lo realizan al observar que el esquema actual se volvió “altamente dependiente de mecanismos ad hoc”.
“En el primer semestre de 2024 vía calendarización de importaciones, en el segundo semestre vía endeudamiento de privados producto del éxito del blanqueo. Y en 2025 arrancó con una baja temporaria de retenciones al estilo del ‘dólar soja’ de Massa”, repasan al respecto.
“Si no se busca una solución de fondo en el marco de un acuerdo con el FMI que incluya financiamiento para la transición hacia una normalización del mercado de cambios, esperaríamos más medidas temporarias, aun cuando las mismas es probable que vayan aumentando el costo de salida del cepo”, advierten
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