WASHINGTON.- El gobierno de Donald Trump dio vuelta la página y abrió un nuevo capítulo de distensión con el Kremlin de Vladimir Putin con un objetivo concreto: “normalizar” relaciones y poner fin a la guerra en Ucrania. Pero el nuevo acercamiento ya causó una fuerte tensión en el vínculo de Washington con sus aliados europeos, la OTAN, y el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, que ven la renovada cercanía entre Washington y Moscú con profunda alarma.
El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, se reunió en Riad, Arabia Saudita, con el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, una primera cita luego de años de distanciamiento desde la invasión a Ucrania ordenada por Putin, el 24 de febrero de 2022, que llegó días después de una larga –y cálida– conversación telefónica entre Trump y Putin. Ambos podrían verse este mismo mes.
Al responder preguntas de la prensa en Mar-a-Lago, Trump se acopló a algunas de las posiciones de Rusia sobre el conflicto, al indicar que Ucrania “nunca debería haber comenzado la guerra”, y reclamar elecciones en ese país, tal como reclama Moscú. Además, Trump indicó que Zelensky es muy impopular, y que “probablemente” se reunirá con Putin antes de fin de mes.
“Ha pasado mucho tiempo desde que tuvimos elecciones. No es algo que venga de Rusia. Es algo que digo yo, y que también dicen muchos otros países”, dijo Trump.
La cumbre de Riad entre los cancilleres de ambos países marcó un punto de quiebre en la relación bilateral que, pese al giro y a sus repercusiones, dista de ser novedoso. El expresidente Joe Biden intentó un acercamiento con Putin con una cumbre en Ginebra a mediados de 2021, meses antes del inicio del conflicto en Ucrania. Barack Obama le propuso a Putin un “reseteo” en el vínculo a través de su entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton. Y George W. Bush dejó una de sus frases más famosas cuando le preguntaron, en una conferencia de prensa, si podía confiar en Putin y en Rusia. “Miré al hombre a los ojos”, respondió Bush. “Y pude tener una idea de su alma”, concluyó.
A lo largo del historial de esos fútiles intentos de distensión, Rusia anexó Crimea, invadió Ucrania, intentó interferir en la elección presidencial de Estados Unidos de 2016, según el gobierno norteamericano, y debilitar a la OTAN y a sus socios europeos, ampliamente vista por el Kremlin de Putin como una amenaza existencial.
Luego de la reunión entre Rubio y Lavrov, la vocera del Departamento de Estado, Tammy Bruce, dijo a través de un comunicado que Estados Unidos “quiere la paz y está utilizando su fuerza en el mundo para unir a los países”, y que Trump “es el único líder del mundo que puede conseguir que Ucrania y Rusia se pongan de acuerdo”.
Ambos gobiernos acordaron cuatro puntos: abordar “los aspectos irritantes de nuestra relación bilateral” para “normalizar” el funcionamiento de las misiones diplomáticos en ambos países; designar equipos de alto nivel para empezar a trabajar en una vía que permita poner fin al conflicto en Ucrania lo antes posible “de forma duradera, sostenible y aceptable para todas las partes”; “sentar las bases para una futura cooperación en asuntos de interés geopolítico mutuo y oportunidades económicas y de inversión históricas que surgirán de un final satisfactorio del conflicto en Ucrania”, y, por último, “continuar participando para garantizar que el proceso avance de manera oportuna y productiva”.
Rubio dijo después de la cumbre, de la que también participó el asesor de Seguridad Nacional de Trump, Mike Waltz, y el enviado Especial para el Medio Oriente, Steve Witkoff, que el gobierno de Trump busca un acuerdo sobre Ucrania que sea “justo, duradero, sostenible y aceptable para todas las partes”.
“Hoy es el primer paso de un viaje largo y difícil, pero importante”, dijo Rubio luego de las conversaciones.
En declaraciones a la prensa rusa, Lavrov, que ha lidiado con cuatro administraciones norteamericanas desde George W. Bush, dijo que había motivos para creer que Estados Unidos ahora estaba empezando a entender mejor la posición de Rusia sobre la guerra.
“Rusia y Estados Unidos han acordado que cuando sus intereses no coinciden, necesitan resolver los problemas en lugar de provocar conflictos”, dijo Lavrov.
Pero el malestar del gobierno de Zelensky y los socios europeos, que quedaron al margen de las conversaciones sobre un tema crítico para la soberanía de Ucrania y el Viejo Continente, resultó más que evidente en los días previos a la cumbre. Zelensky dijo el fin de semana en una entrevista exclusiva al programa “Meet the Press” y dijo que Ucrania “nunca aceptará” decisiones entre Estados Unidos y Rusia.
“Nunca aceptaré ninguna decisión entre Estados Unidos y Rusia sobre Ucrania, nunca”, dijo Zelensky. “Esta es la guerra en Ucrania, contra nosotros, y son nuestras pérdidas humanas”, afirmó el mandatario ucraniano.
Los principales líderes europeos se reunieron el lunes en París para tejer un frente común y hacer frente al estrechamiento de la relación entre Washington y Moscú. Europa está dispuesta a “tomar la iniciativa” de otorgar garantías de seguridad a Ucrania, afirmó el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, después de la reunión de urgencia de París sin dar detalles.
La reunión informal convocada por el presidente francés, Emmanuel Macron, se produjo pocos días después de la llamada de Trump a Putin, y su decisión de negociar directamente sobre Ucrania durante una futura cumbre en Arabia Saudita. Además, Macron y Trump hablaron el lunes por alrededor de 30 minutos, informó la Casa Blanca.
El gobierno de Trump minimizó tensiones con Ucrania y sus socios europeos al indicar que Trump ha estado en contado directo con los aliados históricos de Estados Unidos. Trump, indicó el gobierno norteamericano, está hablando “con ambos lados” del problema en busca de una solución.
“El presidente ha estado en contacto constante con nuestros aliados europeos, así como con los ucranianos, a lo largo de todo este esfuerzo, desde las elecciones del 5 de noviembre, el presidente inmediatamente comenzó a comunicarse con nuestros aliados europeos y con Zelensky directamente. Pero la forma de resolver un problema es hablar con ambos lados de ese problema. Y eso es exactamente lo que está haciendo esta administración”, dijo este martes la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
“Durante los últimos tres años y medio, hemos visto una guerra interminable. Hemos visto la matanza de hombres inocentes en los campos de batalla de Ucrania, y el presidente quiere ver que esa muerte llegue a su fin”, insistió. “Es un pacificador, y ese es su objetivo final”, remató.
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