Hace tres años, en la madrugada del 24 de febrero de 2022, el mundo despertó con la noticia del inicio de una invasión a gran escala de Rusia contra Ucrania. Una guerra injustificada e imperialista que busca borrar nuestra identidad y subyugar a nuestro pueblo.
La guerra emprendida por la Federación de Rusia es abiertamente genocida, y el objetivo del Kremlin es destruir el Estado y la nación ucranianos.
Desde el inicio, el régimen de Putin ha cometido atroces crímenes de guerra. Rusia sigue aterrorizando cotidianamente a la población civil, atacando infraestructuras críticas y zonas residenciales con misiles y drones. En 2024, solo Kiev ha sido blanco de más de 200 ataques aéreos, incluidos misiles hipersónicos. La guerra ha cobrado más de 14 mil vidas civiles, entre ellas de 599 niños, y ha causado heridas a más de 28 mil civiles.
Uno de los crímenes más atroces del Kremlin ha sido la deportación forzada a Rusia y territorios temporalmente ocupados de niños ucranianos: se han documentado más de 19.500 casos.
Según estimaciones (al 14 de febrero de 2025), el total de los daños directos a la infraestructura debido a la invasión rusa alcanzó 170 mil millones de dólares.
Putin ha expresado repetidamente amenazas nucleares contra Ucrania y los países occidentales desde el comienzo de la invasión militar a gran escala. Recientemente, el 14 de febrero, Rusia atacó con un dron el sarcófago de la central nuclear de Chernobyl. El dictador una vez más puso en peligro la seguridad radiológica del mundo entero.
A pesar de los ataques constantes, la destrucción y el intento paranoico de Rusia de doblegar nuestra voluntad, Ucrania sigue en pie. Nuestro pueblo sigue demostrando coraje y determinación en la lucha por su libertad y soberanía. La unidad nacional, el heroísmo de nuestras Fuerzas Armadas y el respaldo inquebrantable de nuestros socios han permitido que resistamos y sigamos luchando.
El apoyo internacional ha sido crucial. Socios de todo el mundo han brindado asistencia humanitaria, económica y militar comprendiendo que la defensa de Ucrania es la defensa de los principios democráticos y del orden internacional basado en reglas.
La guerra a gran escala se convirtió en la mayor prueba de estrés para el Estado ucraniano. Y Ucrania pasa con éxito esta prueba, demostrando su propia capacidad institucional.
A pesar de todos los desafíos, nuestro país es garante de la seguridad alimentaria para muchos países alrededor del mundo.
Ucrania llevó a cabo con éxito unas operaciones militares en el Mar Negro y aseguró el funcionamiento del corredor de cereales.
Para salvar la vida de nuestros ciudadanos y proteger el territorio de Ucrania de los ataques rusos, las Fuerzas Armadas de Ucrania realizan una operación defensiva en las zonas designadas de la región de Kursk.
Paralelamente a los esfuerzos en el frente, Ucrania ha intensificado sus iniciativas diplomáticas para alcanzar una solución pacífica. El Presidente Volodimir Zelensky presentó la Fórmula de la Paz y el Plan de la Victoria, la única solución viable para restaurar la seguridad tanto en Ucrania como en el mundo. En junio de 2024, junto a nuestros numerosos socios, celebramos la Primera Cumbre de Paz en Suiza, donde se avanzó en la implementación de esta iniciativa. Desde entonces, hemos llevado a cabo conferencias temáticas dedicadas a nueve puntos de la Fórmula, allanando el camino hacia la Segunda Cumbre de Paz.
En este contexto, es oportuno reconocer y agradecer el apoyo brindado por la República Argentina y su pueblo. La solidaridad mostrada hacia Ucrania en foros internacionales y a través de unirse a varias iniciativas importantes, entre ellos la participación del Presidente de la República Argentina, Javier Milei, en la Primera Cumbre de Paz, la adhesión de la Argentina a los puntos 1 y 5 de la Fórmula y la decisión de la República Argentina de sumarse a la Coalición Internacional para el Retorno de los Niños Ucranianos Secuestrados por Rusia ha sido un testimonio del compromiso argentino con la paz y la justicia globales.
Ahora es el momento crítico. Recientemente se han intensificado los esfuerzos internacionales para permitir que se establezca la paz en Ucrania lo antes posible. Pero el principal obstáculo sigue siendo lo mismo: Rusia, que sigue manipulando el mundo. Es muy obvio, que Moscú no busca el fin de la guerra, sino la destrucción de la independencia ucraniana.
Nadie desea la paz más que Ucrania, un país que ha sufrido enormes pérdidas humanas y materiales. Sin embargo, esta paz no puede basarse en concesiones injustas al agresor ni en soluciones impuestas a espaldas de Ucrania.
La historia nos enseña que apaciguar a un agresor solo lleva a conflictos aún mayores. La manera eficaz de garantizar la seguridad es mediante el uso con respecto al invasor del principio de “paz a través de la fuerza”, que la nueva administración estadounidense profesa, y el apoyo firme a la soberanía ucraniana.
Ucrania nunca aceptará acuerdos logrados a nuestras espaldas sin nuestra participación. Ninguna decisión sobre Ucrania sin Ucrania. Cualquier solución debe respetar la independencia, la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, respaldadas por garantías de seguridad fiables.
Creo que, en estrecha cooperación continua con los Estados Unidos, Europa y nuestros otros socios comprometidos, conseguiremos obligar al agresor a detener esta terrible guerra desatada por él y garantizar lo más pronto posible la paz justa y duradera que Ucrania y su pueblo merecen tanto.
El autor es embajador ucraniano en la Argentina
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