Por qué China está haciendo las paces con sus multimillonarios tecnológicos

China ha tenido una historia de purgar y luego dar la bienvenida nuevamente a altos funcionarios. Deng Xiaoping fue purgado tres veces antes de liderar al país a fines de los años ‘70. Algunos funcionarios han sido reivindicados años después de su muerte. Jack Ma, fundador de Alibaba, sufrió la versión moderna de una purga en 2020. La oferta pública inicial (OPI) de su empresa de tecnología financiera, Ant Group, fue cancelada a último momento. Poco después, Alibaba fue investigada y multada con una cifra récord. Ma se retiró de la vida pública.

Sin embargo, ahora parece ser bienvenido una vez más. El 17 de febrero, Ma, junto con algunos otros empresarios, se reunió en un simposio en Pekín con Xi Jinping, el líder supremo de China. Muchos ven en este encuentro el rescate de Ma del exilio, y una señal de que, después de una prolongada represión, el sector privado tecnológico vuelve a tener viento a favor.

De concretarse, este movimiento tiene el potencial para convertirse la rehabilitación más lucrativa de todos los tiempos. El 14 de febrero, las acciones de Alibaba subieron un 6.2% debido a rumores sobre el simposio, lo que agregó alrededor de US$18.000 millones de dólares a su valor de mercado. Las de Tencent y Xiaomi, otras dos grandes empresas tecnológicas, subieron un 7%. Esto se suma a un repunte en las últimas semanas de las principales compañías chinas. Las acciones de Hang Seng Tech, un índice de las 30 empresas tecnológicas más grandes que cotizan en Hong Kong, han ganado un 23% en el último mes; las de Alibaba han aumentado más del 50 por ciento.

En gran parte, el repunte ha sido impulsado por DeepSeek, una firma china de inteligencia artificial (IA) que amenaza a Silicon Valley, incluso sin contar con el suministro de chips estadounidenses. Los analistas de Bank of America lo han comparado con la OPI de Alibaba en Nueva York en 2014, que aceleró el proceso de innovación de las empresas de internet, y ahora cree que DeepSeek podría tener un efecto similar.

Muchas empresas ya están adoptando el modelo de DeepSeek. Se dice que Tencent, un grupo de internet y videojuegos, lo está probando en Weixin, una aplicación que ofrece mensajería, pagos, compras y servicios de entretenimiento, con la esperanza de crear una “superaplicación” de IA. La IA también podría aumentar la demanda de proveedores de servicios en la nube, como Alibaba, Huawei y Tencent. Estos, a su vez, tendrán que invertir más en la construcción de granjas de servidores, lo que beneficiará a los proveedores de componentes para centros de datos de inteligencia artificial. En el mercado también se asegura que Alibaba está trabajando con Apple para incorporar capacidades de IA en los iPhone vendidos en China.

Sin embargo, a pesar de todo esto, el optimismo de los empresarios chinos sigue siendo débil. El Índice de Confianza Empresarial, una encuesta mensual de más de 300 altos ejecutivos de empresas en toda China, mostró leves mejoras en enero. Pero varios componentes importantes del índice, como las perspectivas para el financiamiento empresarial y el inventario, siguen contrayéndose. Además, ese mismo mes los compiladores de un índice de la Cheung Kong Graduate School of Business en Pekín concluyeron que “el ámbito empresarial de China sigue mostrando niveles bastante significativos de inestabilidad”.

Jack Ma, el dueño de Alibaba, volvió a aparecer en públicofeelphoto – Shutterstock

Esto ayuda a explicar la aparición del XI en el simposio. Según los informes de la reunión, el presidente chino subrayó en el encuentro la importancia del sector privado para la economía de China y reconoció algunos de los problemas que enfrenta. El gobierno de Xi ha sido un experimento para encontrar la mejor manera de guiar a los empresarios sin dejar que su influencia sobre la formulación de políticas y la sociedad sea demasiado grande. Los altos funcionarios nunca han logrado encontrar un equilibrio cómodo. Entre 2013 y 2019, las empresas más grandes dominaron la inversión y muchas áreas de crecimiento económico, dejando a los funcionarios en el asiento trasero del desarrollo.

La represión de 2020 invirtió las cosas drásticamente, borrando alrededor de US$2 billones del valor de los mercados bursátiles de China. Más recientemente, el Partido Comunista ha buscado guiar a los empresarios sin extinguir su innovación. El resultado ha sido una deliberada difuminación de las líneas entre las empresas privadas y las estatales. Esto funciona para algunas empresas como Huawei, un gigante de telecomunicaciones; Cambricon, un diseñador de chips; e iFlyTech, una empresa de IA. Pero el resultado es a menudo un híbrido. Los académicos lo han etiquetado como “capitalismo de partido-estado”.

Las élites del sector privado chino quieren algo más que encuentros empresarios. Sus compañías enfrentan grandes problemas y se preguntan cuándo se aflojará el control de los reguladores sobre las empresas que buscan salir a la Bolsa. Desde la represión, se han introducido procesos de aprobación para las compañías que quieren empezar a cotizar en el extranjero. Empresas emergentes como Shein, una firma de moda rápida, se han visto obligadas a buscar aprobación informal de los reguladores chinos por razones de seguridad nacional. El organismo supervisor de valores ha asumido la tarea de gestionar las expectativas de las OPI de algunas empresas, y se informa que el año pasado detuvo el lanzamiento en Hong Kong de una cadena de té y helados porque las valoraciones eran demasiado bajas.

En gran parte, el repunte del sector empresario en China ha sido impulsado por DeepSeek, una firma china de inteligencia artificial (IA) que amenaza a Silicon Valley, mundissima – Shutterstock

Un enredo de otros problemas no muestra signos de amainar. Al igual que muchas empresas tecnológicas, el sistema financiero también se ha convertido en un híbrido público-privado. Las industrias de capital de riesgo y capital privado de China han sido permeadas por el Estado. Para muchas startups, el capital estatal, con sus objetivos irreconciliables con los del sector privado, se ha convertido en la principal forma de financiamiento. Los empresarios que antes se reían de la influencia de las células del Partido Comunista en las empresas privadas, que existen desde hace mucho, han visto cómo estas células han ganado mucho más poder en los últimos cinco años. No hay muchas señales de que esta tendencia vaya a revertirse.

En algunos sectores, el regreso de Ma ha sido retratado como una victoria para el sector privado, o incluso una concesión por parte del gobierno. Pero también podría verse como una vuelta triunfal de Xi. En los últimos cinco años, los empresarios de China se han vuelto mucho más sumisos al Partido Comunista. Deben jugar según las reglas de Xi o enfrentar las consecuencias. El simposio es una confirmación de que los alguna vez poderosos empresarios de China se han alineado con el poder.

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