Veo muchos peligros, creo que realmente estamos al borde de una guerra nuclear
En Estados Unidos hablan de un Trump que utiliza la técnica del Rug-Pull. Como en las estafas del mundo de las cripto cuando los creadores de un proyecto salen y se llevan lo invertido por otros: impone aranceles a sus socios y luego los suspende. Establece vuelos militares para deportados, los suspende. Hace un acuerdo con Putin, ningunea a Zelenski y ahora promete sanciones a Rusia. ¿Es caos o estrategia?
La presidencia de Trump no es de tipo Rug Pull. Se trata de una estrategia donde lo que busca el presidente es bajar el gasto y aumentar los ingresos. Es muy sencillo el planteo tanto de él como de su equipo. Por eso le dice a Zelenski, “no gasto más en ustedes, paguen lo que gastamos en tres años de guerra. Necesito explotar la riqueza del subsuelo ucraniano”. Es decir, quiero dinero de una forma u otra, y quiero sacar de tu subsuelo el material crítico que necesito para mi tecnología para discutir la primacía mundial. Mientras tanto, como te estás negando, te quito el uso de mis armas, de la información de la CIA y del satélite de Moos. Europa dice, “yo los ayudo”, pero no tienen con qué. Respecto a las idas y vueltas con México, con Canadá, con las situaciones internas, todo es exactamente el mismo mecanismo. Es un mecanismo de, estoy apretando, para que me des determinadas respuestas. Hasta ahora la que más entendió esto es la presidenta de México.
¿No corre riesgo Milei y la Argentina de sufrir eso? De ser Milei el presidente favorito de Trump y un “gran líder” a quedarse sin nada?
No. Milei no corre riesgo. Al contrario, lo que acá ocurre es que estamos viendo un nuevo alineamiento mundial. Las superpotencias están hablando. Por arriba, se tiran epítetos, agresiones, amagues. Por abajo, se están haciendo nuevos acuerdos. Quizás, la primera consecuencia de esos nuevos acuerdos fue cuando Rusia entregó Siria a Turquía, Turquía junto a Arabia Saudita, las potencias sunitas cercanas a Estados Unidos y a Israel. Pero en el caso específico de Sudamérica, cuando hace pocos días Trump habló al Congreso de los Estados Unidos, incluyó entre los países que se han aprovechado de Estados Unidos, a Brasil. Y en cambio, cuando un periodista argentino le preguntó por Milei, todos fueran elogios, a pesar de que habitualmente ningún presidente norteamericano hace eso. Ante una pregunta como la que le hicieron, patea la pelota afuera, como decimos nosotros. No, él hizo claramente un respaldo porque en la cabeza de Trump y de su equipo, lo que está es una estructura política donde hay un Milei en América frente a un Lula y un Petro. Y una Meloni en Europa frente a los adversarios. Es un mecanismo nuevo, blanco-negro, no hay grises.
¿Qué peligros ve de la situación internacional? Hay dos guerras fuertes abiertas (en Ucrania y Oriente Medio) y una guerra comercial entre Estados Unidos en sus inicios.
Veo muchos peligros, creo que realmente estamos al borde de una guerra nuclear, porque Europa ha reaccionado frente a la propuesta de paz de Trump empujándolo a Zelenski a un enfrentamiento, diciéndole que lo iban a apoyar, pero en realidad no tienen con qué apoyarlo. Porque cuando Macron dice que tiene la posibilidad de diseminar su escudo nuclear en Europa para enfrentar a Rusia, está diciendo una cosa absurda. Con toda la fuerza tienen 600 esquivas nucleares contra 2.000 rusas y al mismo tiempo está provocando a Rusia. La respuesta del vicepresidente ruso Medvedev de que Macron es un Micrón, y la respuesta del veteranísimo canciller ruso, que no da una puntada sin hilo (Serguei Lavrov), quien le contesta recordándole lo que le pasó a Napoleón cuando quiso enfrentarse a Rusia. Realmente es muy peligroso lo que está haciendo Macron, lo que está haciendo (Keir) Starmer y la idea de poner en Ucrania no solamente armas sino botas, es decir, poner soldados europeos porque eso es realmente meterse en una guerra de magnitud con los rusos, cuando lo lógico sería seguir las negociaciones que se iniciaron en Arabia Saudita y buscar una paz lo más inteligente y honorable para todos.
¿Usted ve una posibilidad de conflagración mayor entre China y Estados Unidos y a Rusia como actor bélico también?
China le contestó por su vocero a Estados Unidos una frase que tiene que ser remarcada. Y en el periodismo argentino ha tenido poca acogida que es que China está dispuesta a replicar, a contestar cualquier guerra comercial o de otro tipo. Esto realmente es una cosa que los chinos no suelen decir porque son muy cautos, por eso sostengo que es importante que los dos líderes y sus equipos, Xi Jinping y Trump, con sus equipos tengan una reunión lo antes posible y en privado para ir buscando distender esta situación porque con aumento de prevenciones económicas, por un lado, y con amagues no llegamos a ninguna parte.
En se contexto ¿que lugar tiene la Argentina?
No tiene lugar Argentina en esta discusión. En la discusión de las superpotencias hay que dejar que ellos encuentren los caminos.
Hasta los más liberales de la Argentina hoy están criticando el seguidismo de Milei en torno a Trump y Netanyahu. ¿Cómo lo ve usted?
Evidentemente hay una discusión profunda sobre este tema en la Argentina. Milei ya tomó la decisión de ese alineamiento con Estados Unidos e Israel y no lo va a cambiar, porque además una vez que lo tomaste no tenés retorno.
¿Qué puede ganar y qué puede perder la Argentina de seguir incondicionalmente a esos líderes?
Yo creo que el alineamiento es correcto porque nosotros estamos en esta parte del mundo. Si estuviera en Myanmar no pensaría lo mismo. Hay que estar del lado que uno tiene que estar, pero hay que recordar siempre que las grandes potencias no tienen amigos permanentes, tienen intereses permanentes.
Milei se compara con Menem y dice que su gobierno es el mejor de la historia. Pero Menem era un pacificador y Milei juega permanentemente con la crispación.
Claramente son dos personalidades absolutamente distintas. Menen era un seductor y Milei es un fighter, es un peleador. No soporta ningún ataque, lo contesta a todos. Son personalidades.
En la nueva estructura que prepara la Cancillería desaparece la histórica Subsecretaría Latinoamericana, Milei no quiere Mercosur y no mantiene relaciones con sus vecinos, ¿Le parece bien?
Yo creo que el Mercosur debe convertirse en una zona de libre comercio. No se recuerda, porque pasó hace mucho y solamente los más viejos tenemos una memoria viva por haber hablado en mi caso con el protagonista argentino (se refiere al ex presidente Raúl Alfonsín) que (José) Sarney y Alfonsín lo que buscaban era garantizar la paz. El Mercosur fue una excusa. Veníamos de dos dictaduras muy enfrentadas con cuerpos de ejército en la frontera sur de Brasil y la frontera norte de Argentina y además del Mercosur hicieron algo magnífico, único en el mundo que fue un tratado de no proliferación nuclear. El Mercosur al comienzo no sirvió, pero poco a poco fue siendo fundamentalmente útil para Brasil, un poco menos para nosotros, y absolutamente inútil para Uruguay y Paraguay. Una zona de libre comercio nos permitiría tener zonas de libre comercio con otros, por ejemplo una zona de libre comercio con los Estados Unidos, que en mi opinión sería un gran negocio
¿Qué destino ve para la Argentina entonces, con o sin acuerdo del FMI?
Argentina es un país mediano y en consecuencia tiene una relativa autonomía, sobre todo con la crisis económica que viene arrastrando de hace 20 años. En consecuencia necesita hoy al Fondo Monetario Internacional, porque con ese préstamo se está cumpliendo con lo que en su momento comprometió Macri cuando recibió esa suma sideral de dinero con el FMI, luego con los acuerdos con el sector privado en materia de deuda y con el FMI que hizo la administración de Alberto Fernández y Guzmán. Los vencimientos están, Argentina no tiene que entrar en otro default, tiene que buscar los fondos necesarios para poder cumplir sus compromisos y mantener un tema central que es la baja de la inflación. A los sectores de menos recursos lo que más le importa es que le baje la inflación.
Más allá de que esté esté Lula o Bolsonaro, ¿no cree que es negativa la falta de relación con Brasil?
Por supuesto que una gran relación con Brasil es imprescindible para Argentina. El problema es que estamos permanentemente con gobiernos cruzados. Digamos que Bolsonaro y su ministro de Hacienda Guedes pegarían perfectamente con Milei, Caputo y Bausili. Aquella idea de Guedes de bajar el arancel externo común, rechazada absurdamente por el gobierno de Alberto Fernández, hubiera sido un primer paso hacia poder tener una mejor relación con el mundo. Pero yo creo que una zona de libre comercio es el mejor camino para mejorar la relación más allá de los personajes que gobiernen. De hecho en el medio de la última cumbre del G20 con máxima tensión entre Milei y Lula YPF hizo el mejor acuerdo de aprovisionamiento de gas que ha logrado la Argentina en los últimos 15 años.
Por la crisis que vivía el país cuando usted fue canciller ordenó cerrar embajadas que luego se abrieron. De su experiencia, ¿le daría el mismo consejo a Milei para convertirlo en un país con pequeña presencia internacional cuando quiere que la Argentina sea grande de nuevo?
Yo creo que hay que tener una representación diplomática acorde a la relación que uno tiene con el país al que la manda. La Argentina tiene que pensar siempre cómo está parado en el mundo. Por ejemplo, para Brasil las embajadas en África son fundamentales, porque tiene una vieja influencia en esa región. Para Argentina mucho menos. Para Argentina tener embajadas en países con posibilidad de ampliación de la relación comercial es fundamental. Yo achicaría el número de embajadas, como le hice en aquel momento, y juntaría muchas veces embajadas y consulados en el mismo edificio. Respecto al ISEN me parece que es fundamental. El Servicio Exterior de la Nación es una burocracia sumamente eficiente, sumamente formada, que lo que necesita es conducción. Y esto es básico, como pasa con la burocracia de las Fuerzas Armadas. La política exterior la define el Presidente de la República por un mandato constitucional, igual que la de Defensa, y la deben ejecutar sus ministros. Y una vez que los ministros bajan una instrucción, la estructura tiene que cumplirla. Yo creo que hay que buscar lo mejor que tiene la diplomacia argentina, que es mucho, es muchísimo.
¿Por qué Milei nombró tan pocos embajadores políticos? Le interesa tener embajadores ?
Yo creo que hay que tener pocos embajadores políticos, lo hice siendo canciller, ustedes recordarán que limité el número de las embajadas políticas, me parece que en general es preferible tener diplomáticos profesionales. Pero bueno en algunas embajadas es importante tener poleas de transmisión directas del presidente.
Foto. Mariana Nadelcu
Múltiple y alto funcionario con Menem, hoy analista internacional cercano a Milei
Carlos Federico Ruckauf fue tres veces ministro, embajador, varias veces diputado, gobernador de la provincia de Buenos Aires. También vicepresidente, concentrándose sus momentos de mayor poder durante los dos gobiernos de Carlos Menem.
Con todo, fue su cargo de Canciller el que en algún sentido le dio una plataforma para que hoy sea uno de los analistas internacionales que se oyen con más asiduidad en los medios de comunicación.
Identificado con las ideas liberales y peronistas en la centro derecha, comenzó su carrera en el sindicato del Seguro, plataforma que le sirvió para convertirse a sus jóvenes 30 años en ministro de Trabajo de Isabel Perón en 1975. Ruckauf perdió su puesto en febrero de 1976, pocas semanas antes del golpe de Estado del 24 de marzo.
En 1983 buscó ser senador por la Capital, pero no alcanzó la banca en medio de la inesperada derrota peronista a manos de Raúl Alfonsín. Con el retorno de la democracia justamente se convertiría en una figura televisiva a partir de su columna en los noticieros de canal 9, entonces en manos de Alejandro Romay, a quien le debe gran parte de su temprana popularidad.
En tanto, en 1987, llegó a una banca en la Cámara de Diputados en representación del PJ porteño. En la interna del 88 jugó con Antonio Cafiero, pero una vez en el poder, Carlos Menem le ofreció la la embajada argentina en Italia. Y se fue. En 1991, volvió al país a pedido de Menem, que lo colocó al frente de la candidatura a Diputado por la Capital.
En esas elecciones fue derrotado por Fernando de la Rua, pero volvió al Congreso y pasó a presidir la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara baja. La estrella de Ruckauf comenzó a brillar nuevamente y en 1993 cuando fue designado Ministro del Interior, y dos años después, se convirtió en el vicepresidente de la segunda administración de Menem.
En 1999 gracias a una efectiva campaña con eje en la Seguridad, que por entonces ya era un tema creciente en la opinión pública, logró vencer a Graciela Fernández Meijide en la competencia por la gobernación de la provincia de BsAs. Entonces, se convirtió en el político con mejor imagen del país y comenzó a imaginar que la gobernación era tan solo un paso previo a la Casa Rosada.
Dueño de una habilidad y una astucia política reconocida por propios y ajenos, Ruckauf estuvo cerca de acariciar su sueño mayor, la Presidencia de la Nación, tras la caída de Fernando de la Rua en esos caóticos días de diciembre de 2001.
Pero un acuerdo entre Eduardo Duhalde y Raúl Alfonsín colocó al primero de ellos en la Presidencia, en enero de 2002. Allí, mientras el país parecía estallar en mil pedazos, Ruckauf tomó la decisión de abandonar la gobernación bonaerense para asumir la posición de Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
Su salida del sillón de Dardo Rocha significó una caída en su popularidad. Pero él sostuvo que había que fortalecer a Duhalde. En 2003, fue elegido diputado una vez más, esta vez por la provincia de Buenos Aires. Ejerció su cargo hasta 2007 pero nunca más volvió a ocupar un cargo público.
Muy activo hoy a sus 80 años, el hombre que hizo de su sonrisa una marca es una suerte de asesor externo del presidente Milei. Y llamó la atención de sus contactos republicanos en Estados Unidos, hoy en el poder, para que lo consideraron un candidato de “desempate” si se complicaba la votación para secretario general de la OEA de este lunes 10. Sin embargo, esta idea se diluye porque Brasil logró que la región, con una mayoría del Caricom -sin Estados Unidos y Argentina- apoyen hoy al canciller de Surinam, Albert Ramdin.
Carlos Federico Ruckauf nació en Buenos Aires en 1944. Es abogado. Estudió en la Universidad de Buenos Aires. Residió de niño en Mar del Plata y el secundario lo cursó en el Liceo Militar de Mar del Plata. Afiliado al Partido Justicialista, fue Ministro de Trabajo (agosto de 1975 y febrero de 1976). Con el gobierno de Carlos Menem fue Embajador ante Italia (1989-1991), Ministro del Interior (1993-1995), Vicepresidente (1995-1999). Gobernador de la Provincia de Buenos Aires (1999-2002). Fue Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Eduardo Duhalde (2002-2003). Diputado de la Nación (2003-2007). Está casado con la ex camarista Marisa Zapatero. Tiene tres hijos y ocho nietos.
AL TOQUE
Un proyecto: seguir analizando en los medios la realidad de Argentina y el Mundo. Tratar que mi experiencia sirva para aclarar problemas como los analizados en este reportaje
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