Novak Djokovic, un presente complicado y un futuro demasiado incierto: ¿empezó el declive del tenista más ganador de la historia?

Sin triunfos desde que cayó en los cuartos de final del Abierto de Australia y sin título alguno desde que se colgó el oro en los Juegos Olímpicos de París 2024, el ganador de 24 Grand Slam, el serbio Novak Djokovic, está inmerso, a sus 37 años, en un incierto futuro sometido por un arranque de curso a años luz de sus expectativas.

La derrota en la primera ronda del Masters 1000 de Indian Wells el sábado pasado vuelve a levantar las sospechas sobre el devenir del balcánico, poco acostumbrado a vivencias tan cortas en los torneos. Sobre todo en los de más reputación, como este en el desierto californiano.

Empieza Djokovic, el jugador que ha ganado más que nadie, el dominador de los tiempos recientes y el único que mantiene vigente el Big Three, a vislumbrar un declive que alcanza a todos.

Instalado ahora en el séptimo puesto del ranking mundial, Nole sufrió su tercera derrota de la temporada. Dijo adiós prematuramente a un torneo otra vez. Su última victoria en 2025 fue en los cuartos de final en el Abierto de Australia contra el español Carlos Alcaraz. Dijo, enseguida, adiós en semifinales contra el alemán Alexander Zverev, por culpa de una lesión.

A continuación, sucumbió contra el italiano Matteo Berrettini en Doha. Esta eliminación reciente en Indian Wells, una competición que ganó cinco veces, aunque la última en el 2016, fue también inesperada: cayó un jugador proveniente de la clasificación, el neerlandés Botic Van de Zandschulp, 85° del mundo, al que había vencido con extrema facilidad en el ATP 250 de Astana, en Kazajistán, de hace tres temporadas.

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Cuarenta y seis días lleva sin ganar un partido. Se trata de una marca negativa que obligó a buscar en las profundidades del baúl de los recuerdos para encontrar una situación similar, con tres derrotas seguidas en el arranque de una temporada. A Nole no le pasaba esto desde 2008, cuando asomaba como el tercero en discordia por detrás de Roger Federer y Rafael Nadal.

El jugador de Belgrado, que mantiene el tipo y el tono cada vez que llega una competición de alto nivel, sufre ya para acomodarse en las instancias decisivas a las que hasta hace no mucho era un habitué. Le cuesta cada vez más atravesar los cuadros de los torneos y situarse a la altura de los mejores del mundo, especialmente del italiano Jannik Sinner, con el que perdió en los últimos tres cara a cara -el historial está igualado en cuatro triunfos por lado-, y con el español Carlos Alcaraz, con el que pudo en Australia y a quien todavía domina en el mano a mano personal.

Pero Djokovic, estancado en los 99 títulos como profesional, no consigue el éxito en el circuito desde que se impuso en las ATP Finals, el viejo Masters, de 2023. No logró ninguno en 2024. Solo se coronó en París, donde se colgó la medalla de oro y enterró el maleficio olímpico que le perseguía. Pero perdió las finales de Wimbledon y del Masters 1000 de Shanghai. Algo atípico.

Su periplo en 2025 cuenta con un arranque en el ATP 250 de Brisbane, donde no pudo ir más allá de los cuartos de final. Le ganó al australiano Rinky Hijikata y después al francés Gael Monfils pero fue derrotado por el estadounidense Reilly Opelka. Después, fue a Melbourne, al primer Grand Slam de la temporada. Allí sacó adelante cinco partidos. Entre ellos el del estadounidense Nishesh Basavareddy, con el que se dejó un set, con el portugués Jaime Faria, con el que también perdió una manga, y después con los checos Tomas Machac y Jiri Lehecka. Aunque su triunfo más sonoro fue ante Alcaraz, en cuartos. Su último triunfo.

Después llegó el abandono con el marcador en contra frente Zverev y la derrota a manos de un renacido Berrettini en el debut en Doha. Ahora, el de Van de Zandschulp. Tres traspiés seguidos. Djokovic asume que vive en una situación atípica en los últimos 16 meses. Desde que terminó 2023.

“Las cosas fueron diferentes para mí en los últimos años. He tenido dificultades para jugar al nivel deseado“, dijo el serbio. “A veces tengo un par de buenos torneos pero la mayoría de las veces ahora es un reto para mi. Es una lucha”, asumió.

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“Supongo que nada puede prepararte para ese momento en cierto sentido. Hay que vivirlo y tratar de afrontarlo de la mejor manera posible”, reflexionó el balcánico sobre un final de carrera que se avecina.

El ganador de 40 títulos en Masters 1000, más que nadie, pretendía igualar en partidos ganados a Nadal, con 410. No pudo lograrlo ante Van de Zandschulp -curiosamente el último verdugo del español- y se mantiene en el segundo lugar con 409. El otro componente del Big Three, Federer, es el tercero con 381, mientras el británico Andy Murray, ahora entrenador del serbio, es el cuarto con más triunfos en eventos de este calibre, con 230.

El balcánico, que ante Van de Zandschulp disputó el partido número 500 de su carrera en un evento de este nivel. Sin títulos en los últimos meses no consigue alcanzar el centenar y amenazar los registros del estadounidense Jimmy Connors, que cerró su carrera con 109 y de Federer, que se retiró con 103 trofeos.

Afrontara Djokovic un nuevo intento dentro de una semana, el Masters 1000 de Miami que conquistó seis veces. La más reciente, sin embargo, fue en 2016. Un nuevo desafío para el jugador con más semanas, 428 en lo más alto del ranking mundial y que entre sus retos afronta el de mantener vigente su condición de aspirante, de favorito y procrastinar lo más posible su adiós.

Por: Santiago Aparicio // EFE

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