Nombran en un área de Derechos Humanos a una abogada que se opone a las políticas de género

La abogada ultraconservadora Úrsula Basset fue finalmente oficializada como la nueva directora de Derechos Humanos de la Cancillería.

La especialista en familia tiene una posición anti género y anti LGBTQ+ y se hizo conocida por su intervención a pedido de la Casa Rosada en las posiciones aislacionistas que tuvo el Gobierno ante la ONU y la OEA, cuando votó contra la presencia del Estado en el cuidado de las niñas, mujeres, pueblos indígenas o la coexistencia pacífica de los Estados.

Ese rol inicial como asesora fue impulsado por la secretaria de la Presidencia, Karina Milei, y el equipo de Santiago Caputo con la meta de implementar una “batalla cultural” contra la llamada Agenda 2030 de desarrollo sostenible.

La resolución 71/2025 formalizó a Basset en su cargo este último viernes. Fue publicada en el Boletín Oficial y lleva la firma del canciller Gerardo Werthein.

El cargo de Basset se confirmó justo en momentos en que Argentina enfrenta una inédita ola de críticas de organismos internacionales por estas posiciones más aislacionistas. A ello se suman los embates de Milei contra las Naciones Unidas, su Agenda 2030 sobre el desarrollo sostenible y el Acuerdo de París contra el cambio climático. El Presidente sigue las posiciones de Donald Trump y del israelí Benjamín Netanyahu.

El país viene recibiendo críticas y alertas del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y de la Relatora de la ONU, de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA y de Amnistía Internacional, todas áreas con las que debe lidiar la especialista en derecho de familia.

A nivel local, la designación de Basset viene a resolver el conflicto sobre quién debía firmar los documentos oficiales y hacerse cargo de las posiciones argentinas en momentos en que sigue sin anunciarse la nueva estructura del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, tras el despido de Mondino, que dejó numerosas áreas vacantes. Igual, estos cambios se están haciendo al final sin que se note y sin anuncios formales.

Aun sin el nombramiento, Basset estaba actuando ya como directora de DD.HH. hace meses, tras una serie de renuncias en el área.

Inicialmente, el manejo del sector había recaído en la diplomática María Julia Lorenzo, puesta por el secretario de “Culto y Civilización”, Nahuel Sotelo.

Precisamente Sotelo, por pedido de Karina Milei y Santiago Caputo, fue quien intervino en la Cancillería hasta el día de hoy, en áreas centrales, pese a la relación directa y de confianza del canciller Werthein con Milei.

Sin experiencia

El nombramiento de Basset es inédito porque sería la primera vez desde el retorno de la Democracia que alguien que no es experto en derecho internacional de los Derechos Humanos, y carece de experiencia multilateral, asume como directora del área de la Cancillería. Ese cargo siempre fue muy prestigioso y con impronta internacional.

Como es conocido, Basset es experta en derecho de familia, que es otra rama del derecho. La Cancillería tuvo grandes expertos como directores de Derechos Humanos, como los diplomáticos de carrera embajadores Leandro Despouy y Horacio Basabe, o académicos como Horacio Ravenna y Mónica Pinto.

Pero, además, el mayor hito fue haber otorgado jerarquía constitucional a los más importantes instrumentos internacionales de derechos humanos en el artículo 75 inciso 22 de la Carta Magna, luego de la reforma constitucional de 1994. Son temas con los que Basset está en desacuerdo.

Son conocidas las posturas de Basset en contra del aborto, de la perspectiva de género, de los derechos de la comunidad LGTBI, del cuidado como un derecho humano, y su defensa irrestricta de los llamados “discursos de odio” en las redes sociales, que justifica como parte del derecho a la libertad de expresión, en línea con lo sostenido por los integrantes de las Fuerzas del Cielo.

En otro sentido, el nombramiento de Basset es a su vez un corrimiento de Nahuel Sotelo del tema. El joven libertario había absorbido derechos humanos cuando fue nombrado secretario de Culto y Civilización, un cargo con nuevo nombre que le permitía tomar DD.HH.

Si se analiza la nueva estructura de este Ministerio publicada recientemente, el ajuste vino por la eliminación de la estratégica subsecretaría de Asuntos Latinoamericanos, mientras continúan la Secretaría de Culto “y Civilización” y la Subsecretaría de Culto, ambas con funciones solapadas.

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