La historia de amor entre un arquitecto y una psicóloga que creó una nueva manera de diseñar ciudades en el mundo

Revueltas estudiantiles, protestas en las calles, la llegada del hombre a la luna, los Beatles tocando Yellow Submarine, el festival de Woodstock y Martin Luther King recitando “Yo tengo un sueño” fueron sólo algunos de los hitos de la década del 60. Y en medio de ese torbellino de ideas y cambios sociales que marcaron el inicio de una nueva era, un matrimonio soñador sumó otra: una forma disruptiva y revolucionaria de crear ciudades, que nació a partir de una historia de amor.

El joven arquitecto y urbanista danés, Jan Gehl, se enamoró de Ingrid, una mujer idealista y pionera, psicóloga también danesa, que resaltaba por su mirada audaz; contemplaba las calles, los edificios y se preguntaba qué tipo de vida estaba desarrollándose en esos lugares. Más específicamente, se cuestionaba por qué la arquitectura se preocupaba tan poco por la gente y por qué nadie prestaba atención a la relación entre las personas y su hábitat natural: las ciudades.

Jan Gehl, arquitecto y urbanista danés, en su boda con su esposa Ingridgehlpeople.com

Las inquietudes de Ingrid se combinaron con la profesión de su marido, y dieron origen a una nueva tendencia en la creación de las urbes. Es que este matrimonio no sólo compartía un proyecto familiar, sino también una mirada sobre cómo tenían que construirse las ciudades: centrándose en las personas. Consideraban que el urbanismo debía priorizar a los habitantes por sobre las edificaciones, de tal manera que el comportamiento humano debería utilizarse como punto de partida de la arquitectura. Justamente, uno de los pilares de trabajo “que hoy sigue vigente en la compañía Gehl es este mismo: ‘Primero la vida, luego los espacios, después los edificios’”, comparte a LA NACION Helle Søholt, arquitecta y fundadora, junto con Jan Gehl, de Gehl Architects, y su actual CEO.

“Se trataba de una reacción al modernismo”, agrega Søholt, que explica que la filosofía de los arquitectos de ese momento era la de construir las ciudades como una máquina funcional, por lo que se hacían proyectos enormes con grandes distritos de casas -todos con la misma vista-, otros donde se encontraba la zona del trabajo y otros donde se desarrollaban las actividades de ocio, conectados por grandes autopistas o calles. Eran modelos en los que las ciudades le daban mucho protagonismo al auto, por lo que fueron perdiendo los espacios de vida pública.

Pocos años después de casarse, el matrimonio viajó a Italia, donde investigaron juntos la interacción entre el espacio público y la vida pública. Pasaron seis meses registrando minuciosamente el movimiento y comportamiento de las personas en los espacios urbanos, “estudiando dónde la gente se sienta y camina, qué tipo de actividades hace y cómo el entorno construido promueve interacciones o las obstaculiza”, explica Carlota Pedersen Madero, project director de Gehl y egresada de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Estos estudios se profundizaron en Copenhague tres años después, cuando Jan Gehl viaja con colegas y estudiantes de la Real Academia Danesa de Bellas Artes, Escuela de Arquitectura. Recopilaron un minucioso inventario de los patrones de la vida pública a lo largo de todas las estaciones, así como durante el día, la noche, los días de semana o fines de semana.

Jan Gehl, revolucionario de las ciudades, recopilando información del espacio urbano en su juventudgehlpeople.com

Poco a poco, su trabajo y mirada sobre cómo debían construirse las ciudades llega a los medios de comunicación y genera un debate público. En 1971 esas ideas se condensan en el libro La vida entre edificios, la primera obra que publica Gehl, donde recopila sus teorías, pensamientos y viajes de estudio e investigación, que, tiempo después, se traduciría y publicaría en más de 20 idiomas.

“Somos seres sociales y necesitamos de un entorno que potencie esta realidad. No podemos pretender que la vida pública se desarrolle en lugares hostiles”, agrega Pedersen Madero. Señala que es esencial contar con espacios que inviten a la gente a salir de su casa, para que desarrollen su vida también en el espacio público. “Generar un sistema de plazas y parques con estaciones saludables, donde te cruzás gente de distintas opiniones y creencias, peatonales para que las personas se desplacen caminando o bicisendas que fomenten el transporte a través de otros medios, ayudando a estar en contacto con el ambiente y a hacer ejercicio”, detalla la especialista que trabaja hace ocho años en la compañía.

Jan Gehl se consagró como profesor y continuó con investigaciones en el ámbito del urbanismo y en el 2000 decidió fundar junto con Helle Søholt, antigua alumna suya, Gehl Architects, empresa que lleva a la práctica la exhaustiva investigación que Jan hizo a lo largo de 40 años, con la visión de crear ciudades para las personas. Desde entonces, la fundación ha participado en numerosos proyectos a lo largo del mundo, para hacer las ciudades más habitables, desde Londres, Nueva York, Ciudad de México, Sao Paulo, Shanghái, entre muchas otras, trabajos por el cual han recibido numerosos premios.

En el caso de Nueva York, se trabajó entre 2007 y 2009 por volver más habitables los espacios públicos emblemáticos de la cuidad, como Times Square y Herald Square. Se recuperaron lugares para la vida peatonal e introdujeron bici sendas. Janette Sadik-Khan, Bloomberg Associates, excomisionada del Departamento de Transporte de la Ciudad de Nueva York, comenta en relación a ese trabajo: “Diseñar las ciudades en torno a las personas no cambia el cemento, las calles, sino que cambia la idea de para quiénes y para qué son las calles. Algunos dicen que estamos locos por haber convertido a Broadway en una peatonal y en bicisenda. Hoy, existe una generación de neoyorquinos que no han conocido un Broadway de otra forma. Cuando cambiás la calle, cambiás el mundo”.

Jan Gehl sentado al lado de Helle Søholt, antigua alumna suya, con la que fundó Gehl Architectsgehlpeople.com

Aunque en el 2010 Jan se jubiló y dejó de ser propietario de la fundación, continúa activo brindando charlas y conferencias. La compañía fue sumando nuevos socios que hicieron de la fundación un equipo más internacional. De hecho, la empresa hizo varios trabajos en la Argentina, entre los que se encuentra el diseño del barrio 31, las ciclovías de las avenidas Córdoba, Corrientes y Libertador, y el parque lineal sobre la avenida Honorio Pueyrredón, un proyecto que tuvo como objetivo reconfigurar esa traza urbana de Caballito, incorporando 10.000 m² de superficie verde absorbente, ampliación del área peatonal y nuevos espacios recreativos, mejorando las condiciones ambientales del entorno y ampliando la oferta de espacio público.

El corredor verde que se creó a la largo de la avenida Honorio Pueyrredón con plantas, asientos, juegos para chicos y espacio peatonal al dejar solo media avenida para vehículosRodrigo Nespolo

“Creemos que, para el desarrollo urbano estratégico en casi todas las ciudades del mundo se necesita un enfoque policéntrico, en lugar de una mirada monocéntrica”, revela Søholt y explica que esto implica que, dado que el home-office sigue presente, se precisará crear, cada vez más, pequeños centros en cada barrio, que provean de actividades en comunidad y de oferta comercial cerca de las residencias. Se trata de una propuesta similar al concepto de ciudades de 15 minutos de Carlos Moreno, pequeñas comunidades que permitan tener todo a 15 minutos de distancia caminando: el colegio, el trabajo, los comercios o las actividades de ocio.

Jan Gehl crea ciudades con espacios públicos que generan un hábitat adecuado para la vida de las personasEstudio Jan Gehl
Jan Gehl ha participado en numerosos proyectos a lo largo del mundo, para hacer las ciudades más habitables, desde Londres, Nueva York, Ciudad de México, Sao Paulo, Shanghái, entre muchas otras

Agrega que esto irá tomando cada vez más relevancia, ya que son medidas necesarias para combatir los desafíos vinculados a la soledad, la desmotivación, las enfermedades mentales, que “vemos cada vez más presentes”. “Necesitamos fortalecer los vínculos y relaciones a nivel local. Esto significa tener parques en la cercanía de las casas, contar con espacios de coworking, acceso a comida sana, entre otros”, detalla y agrega: “Lamentablemente, los índices de felicidad en las ciudades están cayendo, por lo que tenemos trabajar para resolver esta problemática, mediante el desarrollo del entorno urbano”.

Al consultarle por los barrios cerrados y la tendencia actual que se empieza a vislumbrar de crear ciudades abiertas de 15 minutos, Søholt asegura: “En Gehl creemos fundamentalmente que las ciudades necesitan barrios y comunidades mixtas, donde se mezclen creencias, personas”. Señala que entiende la necesidad de crear barrios cerrados, para tener seguridad; y explica que nacieron en Estados Unidos para la gente mayor, “pero se convirtieron en un modelo adoptado por la gente rica. Y una ciudad no puede funcionar basándose en barrios cerrados. Si queremos que esté orientada a las personas, sea habitable y se cree esa vida pública próspera a la que aspiramos, necesita ser abierta”, asevera.

Agrega que los barrios abiertos permiten abrazar las diferencias e impulsan la creación de microeconomías. Además, explica que existen muchos mecanismos que dan seguridad a una zona, sin necesidad de cerrarla: diseñar lo urbanístico teniendo ojos en la calle, que implican, por ejemplo, el generar actividades a niveles del suelo.

Al consultarle su visión sobre Buenos Aires o cualquier otra ciudad argentina, aseguran que ya existe en el país una cultura en la que la gente sale a la calle, va a las bibliotecas, al teatro, “una tradición increíble de clubes y bailes; en otras palabras, cuentan con una de las escenas culturales más fuertes del mundo. Lo que no tienen necesariamente es un espacio público de clase mundial y una red de calles y parques que puedan respaldar esta vida pública. Ahí es donde realmente empezaría a trabajar”. Agrega que también se enfocaría en terminar con el déficit habitacional que existe en el país, para garantizar que haya viviendas para todas las personas, para todos los ámbitos y niveles de la vida.

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