Es domador y será el primer hispano en una competencia internacional de élite en Estados Unidos

“El mejor momento de mi vida. Mil razones para pensarlo y sentirlo así. Tengo un sentimiento inmenso de gratitud que me inspira a hacer lo mejor posible”. Con un apellido que lo enorgullece y lo lleva en lo alto, con 47 años Cristóbal Scarpati se prepara para la prueba de sus sueños.

En días nomás participará de la competencia ecuestre internacional Road to the Horse en los Estados Unidos. Allí, durante tres días, siete participantes de élite de todo el mundo mostrarán sus habilidades en la doma natural y el entrenamiento de potros chúcaros (nunca agarrados). En ese tiempo, estos entrenadores deberán establecer confianza con el caballo y enseñarle habilidades básicas de manejo y equitación. Scarpati conoce del tema: desde que nació en el campo en San Luis creció entre caballos y mamó esa doma india que Oscar, su padre, lleva adelante desde hace más de cuatro décadas.

El comienzo de la historia fue cuando su padre conoció a don Cristóbal Luna, un abuelo descendiente de los indios Ranqueles que vivía en los pagos puntanos y que le trasmitió su sapiencia en el buen arte de adiestrar caballos cimarrones.

“Nací y crecí siendo hermano menor de un caballo alazán, mala cara, patas blancas que mi padre lo llamó Capricho, que era una réplica del caballo de los indios. Mi padre decía que Capricho era su hijo mayor, luego estaba mi hermana Luisa y yo”, cuenta SpartatiGza. Scarpati

“Nací y crecí siendo hermano menor de un caballo alazán, mala cara, patas blancas que mi padre lo llamó Capricho, que era una réplica del caballo de los indios. Mi padre decía que Capricho era su hijo mayor, luego estaba mi hermana Luciana y yo. No vivía en un box, sino en una de las habitaciones de la casa; le habían hecho una puerta para afuera y dormía ahí, pegadito a nosotros”, cuenta a LA NACION.

“Desde chico, mi padre, que era algo retraído, encontró su consuelo en los caballos y vivió obsesionado con ellos. Como hijo, no fue algo sencillo pero con el tiempo supe entenderlo. Su enseñanza hacia mí no fue para nada instructiva, nunca me enseñó como un profesor a un alumno, sino absolutamente natural. Siempre fue por vía del ejemplo y de la observación. Cuando iba a pasar algo interesante que pudiera servirme en el futuro, me decía: ‘observe, hijo, observe’”, describe.

Viendo a su padre domar de una manera no tradicional transcurrió su niñez y adolescenciaGza, Scarpati

Así, viendo a su padre domar de una manera no tradicional transcurrió su niñez y adolescencia. Si bien amaba esa forma de vida, su planteo estaba en lo difícil que resultaba vivir de ese oficio para nada valorado en la sociedad. Por eso, cuando finalizó el secundario, la herencia de abogados de la familia materna lo llevó a que la balanza de un futuro más próspero se incline por esa profesión. “Ser abogado iba a darme la posibilidad de tener caballos, campos. Vivir de la doma iba a resultar muy difícil. Por ese tiempo, la doma no era una salida laboral, más bien algo que se hacía de gauchada o un trueque nomás”, dice.

Cristóbal Scarpati participará de una competencia internacional de doma natural de caballosMartin Beneitez

Cada regreso al campo, al ver a su padre trabajar, su impotencia estaba en no poder vivir de su gran pasión: los caballos. Pasaba el tiempo y cada vez más se convencía que su vida no estaba del lado de las leyes. Por eso, en 2001 armó las valijas y regresó con su novia a sus raíces: “Hubiera muerto si no hubiese seguido mis instintos. Siempre supe dónde quería estar y es dónde estoy ahora: en el campo, domando caballos”.

Un día en la Exposición Rural de Palermo ya tenía 24 años y estaba ayudando a su padre a difundir la doma india. Un señor que había heredado un campo con caballos se le acercó y le hizo una propuesta de domar una tropilla entera. Y no lo dudó. Así comenzó su camino más profesional con los caballos, aplicando todo eso que su padre le había enseñado. Y fue el momento de comprobar sobre si era o no capaz de domar un caballo, sin tener a su padre corrigiéndolo detrás. Era importante para él despegarse de la figura paterna para reafirmar su propio potencial. “Siempre hemos sido grandes compañeros, pero necesitaba confirmar que podía hacerlo y sostenerlo solo, no por ego sino por el compromiso con la gente. Y lo logré: domé los 40 potros que me dieron”, relata.

Los Scarpati, una relación que pasó de maestro y discípulo a socios de una misma pasiónGza. Scarpati

De a poco, esa relación de maestro y discípulo se convertió en socios de una misma pasión. Y, como una buena dupla, viajar juntos y dar cursos por el interior del país se transformó en una constante.

En 2005 llegó a sus oídos la existencia de esta prueba internacional. “Han creado el campeonato mundial para quién amanse mejor un caballo en tres días”, le comentó un portugués que había venido a la Argentina para hacer un curso con los Scarpati y al año siguiente le hizo llegar un DVD de lo que había sido el campeonato. “Me deslumbró. Era lo que hacíamos nosotros. Desde ahí tuve la idea sembrada para siempre. Mi problema era que no hablaba inglés”, detalla.

Ese año le pidió a una amiga que frecuentaba el campo si podía darle una mano y prepararlo con clases de inglés y empezó muy rudimentariamente a estudiar. Para 2010 ya manejaba algo el idioma, pero siguió perfeccionando. Hasta que el año pasado un participante de la competencia lo convenció de concursar: “Tu inglés está muy bien, tendrías que estar ahí”, le sugirió y decidió aplicar.

Entre más de 300 inscriptos quedó como uno de los siete elegidos para la competencia que se realizará ente el 27 al 30 del actual en Lexington, Kentucky. Su mujer, Florencia Mores, será su asistente en todo el eventoGza. Scarpati

En una ardua tarea de selección, con formularios, videos y entrevistas terminó seleccionado. Entre más de 300 inscriptos quedó como uno de los siete elegidos para la competencia que se realizará ente el 27 y el 30 del actual en Lexington, Kentucky. Su mujer, Florencia Mores, será su asistente en todo el evento.

Siempre supe dónde quería estar y es dónde estoy ahora: en el campo, domando caballos”, detalla ScarpatiGza. Scarpati

“Son dos competencias dentro de una: una principal que le llaman el Championship y una clasificación que dura dos días. Siempre me ha ido bien en las competencias públicas, nunca me apichoné, pero estoy ansioso porque es un evento muy excitante. Somos siete y soy el primer hispano que participa. Uno solo será el ganador y espero estar a la altura de la competencia”, finaliza.

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