“Es irrelevante”, cuentan que dice el ministro de Economía, Luis Caputo, cuando lo consultan sobre el nerviosismo que atravesó al mercado en los últimos días por los insistentes rumores que corren sobre posibles cambios en valor del dólar incluidos en el inminente programa que el Gobierno cerraría con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En el Palacio de Hacienda cuentan que los cambios en los precios de corto plazo “son irrelevantes”. Lo significativo, a mediano plazo, son los fundamentals –las variables clave de la macro- de la economía, a los que cerca de “Toto” Caputo consideran como sólidos. De hecho, quienes lo conocen, dicen que al ministro le importaba poco la repercusión en el mercado que pudiera tener la validación en el Congreso del DNU. “Ahora lo importante es el board”, afirmaron más focalizados en el camino que en los fuegos artificiales alrededor del mismo. “Abril debiera ser; más cerca de fines”, indicaron sobre una fecha -aún no definida- para el tratamiento del Programa de Facilidades Extendidas.
En el quinto piso, donde está “la privada” del ministro de Economía, recuerdan el cimbronazo de mediados de julio pasado en el mercado, cuando el dólar blue llegó a US$1500. El discurso que salió del despacho de Caputo fue el mismo que se escucha ahora. Es cierto que unas semanas antes de aquel cimbronazo Caputo y el presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili, habían anunciado –con poca comprensión por parte del mercado- la emisión cero y también que días después calmaron al mercado intensificando la intervención en los dólares financieros. Esta vez, por ahora, no hay nuevos anuncios previstos hasta la llegada del nuevo acuerdo. Para los expertos, la autorización que terminó dando la Cámara de Diputados –validando el DNU de Javier Milei sobre nuevas operaciones de crédito- puede significar una calma de corto plazo, ya que no termina de despejar qué terminará pasando con el crawling peg al 1%, el dólar blend y la política oficial de intervención.
“129-108 VLLC!!!!”, celebró Caputo en X una vez conocido el resultado de la votación junto a Milei y a la secretaria general de la presidencia, Karina Milei”. El directorio del Fondo estaba esperando que se cumpliera el marco legal argentino -para la oposición no fue así- para poder avanzar en el tratamiento del acuerdo entre el staff y el equipo económico.
“Todos los países del mundo tienen volatilidades, pero si los fundamentals están bien, no importa. Nosotros vamos a seguir haciendo las cosas bien. Tenemos el dólar [el blue, que después bajó levemente] a $1285. Es casi el mismo que recibimos del gobierno pasado, sólo un 12% por arriba. Es casi cómico que se llame corrida a esto”, se quejó un funcionario. También minimizó las ventas de reservas de casi de US$1000 millones en solo cuatro días. “Desde que estamos, compramos US$25.000 millones”, dijo, pese a que las reservas internacionales son todavía negativas, ya que el Gobierno debió pagar deuda –sin acceso al mercado voluntario aún- y también una fuerte alza de importaciones.
“Me dicen que hay alguna diferencia entre el Presidente, que quiere flotar, y el Banco Central y Economía, que no quieren flotar. Devaluación no va a haber. El peligro es que pongan una banda cambiaria que me genere cierta incertidumbre”, contó el martes pasado en el Jockey Club el economista Ricardo Arriazu, probablemente el más escuchado por Milei, junto a Juan Carlos de Pablo. Esos rumores, a lo que se sumó una supuesta reunión del FMI con dos economistas –negada por los mismos– en los que se habló de la necesidad de un tipo de cambio más alto y la decisión de un banco importante –entre otros actores– de liquidar posiciones en pesos por el cierre del primer trimestre generó un efecto contagio en el mercado ante la inminencia de un acuerdo del Gobierno con el Fondo, algo que el propio oficialismo fogoneó para cambiar las expectativas ensombrecidas que, desde el exterior (efecto Trump), afectaban a los activos locales.
“Un programa tiene dos patas. Una, la monetaria y otra, la fiscal. Dentro de la fiscal, el Gobierno llegó a superar en pocos meses su objetivo. Me imagino que ahí no habrá ninguna observación por parte del Fondo. Seguramente, sí hay alguna en la política monetaria y cambiaria que está demorando el cierre del acuerdo”, dijo un economista en off the record.
“El Fondo no estaría comprando el ancla cambiaria [propuesta por el Gobierno]. En el otro extremo uno diría que floten libremente. Pero sería una locura para la Argentina. El caso intermedio es que haya una intervención administrada, o un esquema de intervención en el que, si el tipo de cambio llega a un nivel X, comprás dólares y si se corre de ahí, vendés dólares. Eso se parece mucho a una banda cambiaria. Si el esquema es ese, las dudas serán cómo es la pendiente de la banda, si te dejan intervenir en el medio, si la banda superior es o no una banda permeable, y si el BCRA tiene la posibilidad de defender a ultranza la banda superior. Todo esto va generando incertidumbre en la economía”, explicó.
Por los ruidos generados en las últimas horas, el BCRA, que ya estaba interviniendo –aunque de manera no relevante en los últimos días– en el mercado para calmar los dólares financieros, apareció sí con muchas más fuerzas hoy para disuadir ansiedades en el mercado de futuros. A pesar del aval del Congreso al DNU, las dudas sobre el monto del préstamo y el nuevo esquema cambiario/monetario seguían estando. Sólo un nuevo detalle se develó en las últimas horas en el Parlamento. El encargado de ofrecer la precisicón fue el secretario de Finanzas, Pablo Quirno. “El costo de este préstamo se ve una tasa de 5,63% que se ha visto reducida de 6,46%”, contó la mano derecha de Caputo en la bicameral.
“No veo que el mercado estuviera muy asustado por la posibilidad de que no se saliera el acuerdo o no se aprobara”, indicó el economista Martín Rapetti. “El tema es que se gatilló algo que en algún momento se iba a gatillar, que era el fin del crawl [microdevaluaciones diarias] y en ese momento iba a aparecer el tema cambiario. O sea, todos sabíamos que ahí había un problema, pero sabíamos que por el momento el Gobierno mantenía el 1%. Ahora se sabe que se va a otra cosa, no se sabe qué, y eso es riesgo cambiario. Sobre todo, en un contexto en el que todo el mundo, todos los economistas, decimos que el tipo cambio está atrasado, donde todo el mundo ve que el Banco Central no tiene reservas”, cerró.
Los comentarios están cerrados.