En un mundo cada vez más globalizado, la posibilidad de obtener una nueva nacionalidad distinta de la del país de origen se ha convertido en una alternativa atractiva para aquellos que buscan cambiar de aires. Ya sea por mejores oportunidades, mayor estabilidad o simplemente por un nuevo comienzo, los “programas de ciudadanía por inversión” ofrecen la posibilidad de acceder a un pasaporte extranjero mediante la compra de propiedades. Estos programas están ganando popularidad, especialmente entre inversores, empresarios y familias que buscan diversificar sus opciones de residencia y movilidad internacional.
Grecia mantiene su programa Golden Visa, mediante el cual los inversores y sus familias pueden obtener un permiso de residencia por cinco años con derecho a viajar por toda Europa. Para ello, se requiere una inversión mínima de €250.000 en propiedades comerciales o inmuebles a restaurar. Si se trata de la compra de una propiedad de al menos 120 m², el monto asciende a €400.000 u €800.000 según la zona. Después de siete años de residencia y el pago de impuestos, se puede solicitar la ciudadanía griega.
Turquía ofrece la posibilidad de obtener el pasaporte turco en un plazo de 4 a 6 meses con una inversión inmobiliaria mínima de US$400.000. Este programa permite la entrada sin visado a cerca de 137 países, y también beneficia a los cónyuges e hijos menores de 18 años. Además, no hay requisitos mínimos de estancia física para conservar la residencia.
El archipiélago de Malta cuenta con un programa de inversión que exige una compra inmobiliaria de al menos US$350.000. Además, se debe realizar una contribución de US$650.000 al Fondo Nacional de Desarrollo y Social, y comprometerse a residir en el país por un año. Como en otros casos, la familia también puede beneficiarse del programa.
Esta isla del Caribe, conocida por su clima tropical, ofrece la nacionalidad a quienes inviertan US$300.000 en bienes inmuebles o realicen una donación de US$230.000 al Fondo Nacional de Desarrollo. La ciudadanía se tramita en un plazo de 6 a 12 meses, y el pasaporte permite viajar sin visado a 162 países.
El programa Golden Visa de Portugal es uno de los más populares. Con una inversión mínima de €250.000 se obtiene la residencia con la posibilidad de obtener la ciudadanía después de cinco años, con la condición de residir al menos siete días al año en el país. Desde su creación en 2012, casi 10.000 familias han accedido a este beneficio.
España permite obtener la residencia invirtiendo €500.000 en propiedades o hasta €2 millones en activos financieros, sin necesidad de financiación. Tras cinco años, se accede a la residencia permanente, y luego de diez años, los no europeos pueden solicitar la ciudadanía española, con un pasaporte que facilita el acceso a más de 190 países. Madrid y Barcelona son los mercados más dinámicos, pero la Costa del Sol, Valencia y las Islas Baleares también atraen inversores por su alta demanda y potencial de revalorización.
Estos pequeños países caribeños ofrecen programas de ciudadanía por inversión con una inversión mínima de US$200.000. El proceso es rápido, ya que la ciudadanía se obtiene en 3 a 6 meses, lo que los convierte en opciones atractivas para quienes buscan un segundo pasaporte.
En Emiratos Árabes Unidos, una de las grandes ventajas es la ausencia de impuestos sobre la renta, el patrimonio y las herencias. Para acceder a la ciudadanía, se debe comprar una propiedad de al menos US$545.000, además de cumplir con ciertos requisitos de elegibilidad. Los inversores destacan la alta calidad de vida y las oportunidades de negocio que ofrece el país.
Desde el 1 de enero de 2025, Hungría amplió su programa de visas doradas para incluir compras inmobiliarias con un requisito de gasto mínimo. Entre sus atractivos están la atención médica universal, el menor costo de vida y bajas tasas impositivas. La residencia se otorga por 10 años, con posibilidad de renovación.
Camboya es la única nación del sudeste asiático que permite la residencia permanente mediante la compra de una propiedad. Con un requisito de inversión mínimo relativamente bajo, su visa renovable por 10 años es una ventaja importante. Además, tras cinco años de residencia, se puede solicitar el pasaporte camboyano sin requerimientos de estancia mínima.
Estos programas han cambiado la forma en que se concibe la inversión inmobiliaria, ofreciendo a quienes cuentan con los recursos suficientes la posibilidad de acceder a nuevas oportunidades de residencia y ciudadanía en diversos puntos del mundo. Sin embargo, también generan interrogantes sobre su impacto a largo plazo y los beneficios reales para las naciones que los implementan.
LA NACION
Los comentarios están cerrados.