“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca, pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias”. Así empieza “Ítaca”, en el que el poeta griego Konstantino Kavafis, evocando la la legendaria isla a la que tanto luchó por regresar Ulises en la “Odisea”, invita a recordar que aunque no hay que olvidar el destino, lo que enriquece es el camino. Y el camino físico, en nuestros tiempos, a menudo es una ruta. Aunque las hay comunes, algunas son tan llamativas o extrañas que se convirtieron en algo más que una conexión entre el punto A y el punto B.
Muchas rutas son famosas atracciones en sí mismas, desde la Ruta Jardín en Sudáfrica y la Gran Carretera Oceánica de Australia hasta la Circunvalación de Islandia y la Pacific Coast Highway en California. Pero, por supuesto, la lista es más larga, y vamos a recorrer otro tramo de ella en este corto viaje por carreteras increíbles. Nuestro punto de partida es la belleza, y el destino final, la música. ¡Nos fuimos!
La Carretera Austral se extiende a lo largo de 1240 kilómetros por la Patagonia rural chilena, desde la ciudad costera de Puerto Montt, al norte. Iniciada en 1976, pero no concluida hasta el año 2000 debido a la peligrosidad y dificultad del terreno, la carretera fue construida por unos 10.000 hombres del Comando de Ingeniería del Ejército de Chile, muchos de los cuales perdieron la vida.
La carretera surca bosques nativos de un verde intenso, cuya vida silvestre incluye el pudú, el venado más pequeño del mundo con solo 35 a 45 centímetros de altura. Los cóndores planean sobre las cimas de las montañas, el golpeteo del pájaro carpintero resuena entre los árboles imponentes y los colibríes revolotean entre las fucsias y las gigantescas hojas de nalca, que crecen hasta 2 metros de altura.
A medida que la ruta avanza hacia el sur, el paisaje cambia a la tundra patagónica: amplios valles herbáceos y mesetas arbustivas, intercaladas con humedales y lagos. La Ruta Austral y sus ramales atraviesan dos parques nacionales: el Parque Nacional Hornopirén, dominado por volcanes, y el Parque Nacional Quelat, con su espectacular glaciar colgante, del cual trozos de hielo caen con regularidad al lago de color celeste.
Antes de llegar al final de su camino, en la remota localidad de Villa O’Higgins, se adentra en una tierra de lagos de un azul gélido, Lago General Carrera que hipnotiza con su intenso color turquesa. En pocas palabras, la Ruta Austral es, sin duda alguna, una de las rutas escénicas más hermosas del mundo.
El paisaje también es imponente en el recorrido de la ruta Tongtian, en Zhangjiagie, provincia de Hunan, China. Aunque si sos el conductor, más te vale mantener los ojos bien puestos en la vía. Con 99 cerradas curvas, es considerada una de las más peligrosas del mundo.
Serpenteando por profundos acantilados en su camino hacia la montaña Tianmen, se eleva desde 200 a 1300 metros sobre el nivel del mar. La construcción de la carretera tardó ocho años en completarse: de 1998 a 2006. Vista desde arriba, parece como si un artista hubiera dibujado una caprichosa cinta blanca en medio de escarpados acantilados, valles frondosos y densos bosques. Y, sí, nos habíamos propuesto concentrarnos en el camino más que el destino, pero es difícil no mencionar el de esta ruta, que se conoce también como la “Avenida al Cielo”.
Esas 99 curvas conducen a los 999 escalones de la “Escalera al Cielo”, que llevan a la Cueva de Tianmen, más conocida como la “Puerta del Cielo”. El agujero natural a unos 131,5 metros de altura, con 57 metros de ancho y 60 metros de profundidad, es una maravilla natural cautivadora.
Este no es un puente cualquiera… Es el puente Storseisundet, el más famoso de los ocho puentes a lo largo de la Ruta Atlántica de Noruega. Es el más fotografiado de la ruta, tiene 260 metros de largo y da la impresión de ser más bien una montaña rusa.
La carretera, también conocida simplemente como la Carretera del Atlántico, tiene 8 kilómetros de largo, conecta las ciudades de Kristiansund y Molde en la Noruega de los fiordos y une la isla de Averøy con el continente a través de una serie de pequeñas islas y ensenadas.
Es una de las 18 rutas escénicas nacionales designadas del país y fue descrita como hermosa, pero también peligrosa, debido a sus giros, vueltas, curvas y desniveles. La carretera se inauguró en 1989 y se recomienda a los turistas que se tomen su tiempo para recorrerla, estacionando en cada uno de los lugares de parada designados y disfrutando del impresionante paisaje.
Este es un tramo de carretera en el que conviene mirar hacia delante, en lugar de hacia abajo. O tal vez sería mejor evitarlo por completo. Pero ¿por qué se construyó el túnel de Guoliang?
Los habitantes de Guoliang, un pueblo aislado en lo alto de un acantilado a 1700 metros de altura en las montañas Taihang de China, estaban descontentos porque solo se podía acceder a su pueblo escalando acantilados escarpados y luego una serie de escalones de piedra. Así, en 1972, un grupo de lugareños comenzó a construir por sí mismos el túnel de 1,2 km, una hazaña increíble que les llevó cinco años.
Su nueva ruta medía tan solo cuatro metros de ancho y resultó ser especialmente peligrosa tras fuertes lluvias. La fachada de piedra del túnel, por su parte, cuenta con 30 “ventanas” que permiten vislumbrar el valle que se extiende a lo lejos. El túnel y el pueblo atraen ahora a visitantes intrépidos de todo el mundo.
¿Te pasó, cuando vas en tu auto, que de repente parece como si estuvieras dando vueltas en círculos? Pues en la Rotonda Mágica no tienes otra opción. Está en Swindon, Inglaterra y no es una única rotonda: está formada por cinco mini rotondas que rodean a la central.
Se inauguró en 1972 e, inicialmente, las autoridades locales la llamaron Islas del Condado. Sin embargo, los habitantes de Swindon comenzaron a llamarla cariñosamente “Magic Roundabout”, en español Rotonda Mágica, en homenaje al programa infantil de la BBC del mismo nombre, que se emitió entre 1965 y 1977. Finalmente, a principios de la década de 1980, ese apodo se convirtió en su nombre oficial.
En 2024, la Rotonda Mágica fue la ganadora del premio a la Rotonda del Año en Reino Unido. El presidente de la Sociedad de Apreciación de Rotondas de Reino Unido (sí, eso existe), Kevin Beresford, le rindió homenaje diciendo: “Algo simplemente asombroso ocurre cuando te acercás. Quedás deslumbrado por toda esta coreografía de coches”.
En algún lugar de la Patagonia argentina, más precisamente en el kilómetro 1449 de la Ruta Nacional 237, podés tener una experiencia inesperada. Sobre el camino que une a Neuquén y Bariloche, de repente verás unas notas musicales gigantes pintadas sobre el asfalto. Anuncian que estás a punto de llegar a “La ruta argentina que canta”.
Que lo haga, depende en parte de vos: tenés que conducir sobre unas finas bandas de frenado, a una velocidad determinada, para producir vibraciones armónicas que se conjugan en una canción. Creado en 2021, fue el primer, y hasta ahora el único, asfaltófono de Sudamérica. El asfaltófono fue ideado en 1995 en Gylling, Dinamarca, por dos artistas daneses quienes diseñaron una serie de marcadores circulares en relieve que producían sonidos al circular sobre ellos.
A partir de entonces, en varios lugares del mundo se convirtieron en música esas bandas en el concreto que se usan para que los conductores reduzcan la velocidad o se mantengan atentos y despiertos en tramos monótonos. En Japón, Rusia, Corea del Sur, Emiratos Árabes, Hungría y varios países más sorprenden a los viajeros con la encantadora señal de tráfico. En plena travesía, con el auto como instrumento, de repente puedes escuchar desde parte de la “Oda de la Alegría” de Ludwig van Beethoven en China hasta “La Cucaracha” en la Argentina.
Los comentarios están cerrados.