Emojis, críticas a Europa e internas: qué se sabe de la filtración por error de un chat con planes militares en EE.UU.
WASHINGTON.- La reciente filtración de un chat privado en Signal provocó un sismo político y militar en Estados Unidos. La revelación, realizada por el periodista Jeffrey Goldberg de The Atlantic, que fue agregado al grupo por error, expuso conversaciones internas de presuntos miembros de la administración de Donald Trump sobre estrategias militares y política exterior.
Aunque el material filtrado es significativo, Goldberg optó por censurar la información más sensible, argumentando que su divulgación podría comprometer la seguridad nacional. En particular, se negó a revelar la identidad de un operativo de inteligencia activo que participaba en la conversación.
Los demócratas no tardaron en denunciar el error, afirmando que constituía una violación de la seguridad nacional de Estados Unidos y una infracción de la ley que debe ser investigada por el Congreso.
Tras el escándalo, Trump defendió a su asesor para Seguridad Nacional, Michael Waltz. “Ha aprendido la lección, es un buen hombre”, declaró a la cadena de televisión estadounidense NBC e indicó que la presencia en el grupo del periodista “no tuvo impacto alguno” en la operación militar contra los rebeldes hutíes en Yemen.
Paralelamente, los principales funcionarios de inteligencia de la administración Trump comparecen esta semana ante el Congreso en audiencias consecutivas, su primera oportunidad desde que asumieron el cargo para testificar sobre las amenazas que enfrenta Estados Unidos y las medidas del gobierno para contrarrestarlas.
Entre los testigos que declararán ante el Comité de Inteligencia del Senado y el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes están el director del FBI, Kash Patel, la directora de inteligencia nacional, Tulsi Gabbard, y el director de la CIA, John Ratcliffe, quien participaba en el grupo de Signal donde se discutieron planes de guerra para ataques militares en Yemen contra los hutíes, alineados con Irán. Estos encuentros ocurren en un contexto de creciente tensión, luego de que Trump lanzara el 15 de marzo una ofensiva a gran escala contra los hutíes en respuesta a sus ataques al transporte marítimo en el mar Rojo, advirtiendo a Irán, su principal aliado, que cesara su apoyo al grupo.
A pesar de la información limitada divulgada, los chats filtrados han revelado detalles clave sobre las discusiones dentro del gobierno.
Uno de los aspectos más reveladores de la filtración es la aparente discrepancia entre una cuenta atribuida al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y el presidente Donald Trump. Vance habría expresado su oposición a los ataques planificados contra los hutíes, calificándolos de “error”.
Además, argumentó que estas operaciones contradecían la postura de Trump sobre Europa, lo que sugería que el mandatario podría no estar completamente informado sobre las implicaciones de su estrategia militar.
Otra cuenta, atribuida al presunto secretario de Defensa, Pete Hegseth, expresó un enérgico rechazo a la falta de participación europea en el conflicto.
En un mensaje contundente, denunció lo que calificó como un “aprovechamiento europeo” y lo tildó de “PATÉTICO”.
Según esta conversación, Hegseth insinuó que Estados Unidos es “el único país en el planeta” capaz de llevar a cabo ataques de esta magnitud contra los hutíes, lo que refleja su frustración con sus aliados y la percepción de que la responsabilidad de la defensa global recae de manera desproporcionada sobre Washington.
Un aspecto llamativo de la filtración es el uso frecuente de emojis en los intercambios de mensajes. Según los registros, cuando se informó sobre el bombardeo, una cuenta identificada como la del consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Mike Waltz, respondió con una combinación de emojis: un puño, una bandera nacional y una llama.
Además, en mensajes anteriores, otros participantes habrían utilizado el emoji de oración en respuesta a un comentario de la cuenta asociada con Vance, quien mencionó estar “rezando por la victoria”. Esta práctica refleja una forma de comunicación menos formal dentro de los ámbitos gubernamentales, lo que podría generar cuestionamientos sobre la seriedad y seguridad de estos intercambios.
La exposición de estos mensajes no solo plantea preocupaciones sobre la seguridad de las comunicaciones dentro del gobierno, sino que también pone en evidencia divisiones en la administración respecto a la estrategia militar y la relación con sus aliados. Además, el uso de una plataforma como Signal para discutir temas de alta sensibilidad subraya la necesidad de reforzar los protocolos de seguridad digital dentro del gobierno estadounidense.
Mientras continúa el análisis de las repercusiones de esta filtración, queda claro que la transparencia, la seguridad y la cohesión en la toma de decisiones seguirán siendo puntos de debate dentro y fuera de la administración.
Trump declaró en primera instancia a los periodistas en la Casa Blanca que desconocía el incidente. “No sé nada al respecto. No soy un gran fan de The Atlantic”, comentó. Pero posteriormente, defendió a su asesor para Seguridad Nacional, Michael Waltz.
”Waltz ha aprendido la lección, es un buen hombre”, declaró el martes a la cadena de televisión estadounidense NBC e indicó que la presencia en el grupo del periodista “no tuvo impacto alguno” en la operación militar contra los rebeldes hutíes en Yemen.
Asimismo, explicó que el número del periodista habría sido agregado a la conversación por un miembro del equipo de Waltz. “Un trabajador metió su número ahí”, subrayó, al tiempo que afirmó que el incidente “es el único fallo técnico en dos meses y ha resultado no ser grave”.
Por su parte, la vocera de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aseguró este mismo martes que no se envió “material clasificado” a través del chat, en el que “no se discutieron ‘planes de guerra’”, antes de afirmar que el periodista es “conocido” por sus informaciones “sensacionalistas”.
Un dirigente de la Casa Blanca indicó que se estaba llevando a cabo una investigación y que el presidente ya había sido informado sobre el asunto.
Hughes, del Consejo de Seguridad Nacional, emitió un comunicado en el que aseguró: “En este momento, el hilo de mensajes que se ha reportado parece ser auténtico, y estamos revisando cómo se agregó inadvertidamente un número a la cadena”. Agregó que el hilo representaba “una demostración de la profunda y reflexiva coordinación política entre altos cargos” y que “el éxito continuo de la operación hutí demuestra que no había amenazas para nuestros miembros del servicio ni para nuestra seguridad nacional”.
Por su parte, Hegseth negó haber compartido planes de guerra en el chat de grupo. “Nadie estaba enviando planes de guerra por mensaje de texto, y eso es todo lo que tengo que decir al respecto”, expresó a los periodistas durante un viaje oficial a Hawai el lunes.
Goldberg respondió al desmentido de Hegseth en una entrevista en CNN a última hora del lunes, afirmando: “No, eso es mentira. Estaba enviando mensajes de texto sobre planes de guerra”.
El líder del Senado, Chuck Schumer, calificó el incidente como “una de las filtraciones de inteligencia militar más impresionantes” en mucho tiempo, y pidió una investigación al respecto.
Por su parte, el líder de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, describió la administración Trump como “arrogante e incompetente”. Además, añadió que los demócratas “interrogarán a varios funcionarios de seguridad nacional” esta semana bajo juramento para “exponerlos”.
La exrival de Trump en las elecciones presidenciales de 2016, Hillary Clinton, fue contundente en su reacción, diciendo: “Tienes que estar bromeando”.
Yemen, Irán (aliado de los hutíes) y el servicio diplomático de la Unión Europea no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios de Reuters.
Según la legislación estadounidense, el manejo indebido, mal uso o abuso de información clasificada puede constituir un delito, aunque no está claro si en este caso se habrían violado esas disposiciones.
Además, los mensajes que, según The Atlantic, fueron configurados por Waltz para desaparecer de la aplicación Signal después de un período de tiempo plantean interrogantes sobre posibles violaciones de las leyes federales de mantenimiento de registros.
Agencias AP y Reuters
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