Francia ante el abismo: dos años de parálisis, tres primeros ministros caídos y Macron contra las cuerdas


PARÍS.– Afirmar que Francia no conoce la cultura del compromiso político comienza a ser una verdad de Perogrullo. Sobre todo en este momento, en que el país busca en vano una mayoría para salir de la parálisis institucional que lo azota desde hace más de un año, simbolizada por la dimisión sucesiva de tres primeros ministros y una crisis económica que no deja de agudizarse.

“Nuestra clase política es incapaz de ponerse de acuerdo, privilegiando los cálculos electorales en detrimento del interés nacional. Francia es sorda a la ‘cultura del compromiso’, mientras que nuestros vecinos europeos, Alemania en particular, nos muestran el camino que nos negamos obstinadamente a seguir”, se lamenta el politólogo Dominique Seux.

A su juicio, se trata de la crisis política más grave desde el nacimiento de la V República en 1958.

El saliente primer ministro francés Sébastien Lecornu se encuentra en el patio del Hôtel de Matignon, en París, el 7 de octubre de 2025, mientras recibe a los líderes de los partidos franceses.THIBAUD MORITZ – AFP

“La causa más inmediata de lo que estamos presenciando es que todos los actores consideran que no tienen mucho que perder al ir al choque. En otras palabras, el costo de la crisis les parece (casi) igual a cero. Al darle al primer ministro saliente, Sébastien Lecornu, 48 horas para encontrar una vía antes de un posible regreso a las urnas, Emmanuel Macron intenta hacerles tomar conciencia de los riesgos que corren”, agrega.

Pero, ¿qué piensan los partidos políticos? ¿Cómo se preparan para hacer frente a la decisión que tomará el presidente francés, que aún no se ha manifestado públicamente? Las opciones son tres: disolución de la Asamblea Nacional y nuevas elecciones, cohabitación política con un primer ministro de la oposición o su propia renuncia, dos años antes de cumplir su mandato en 2027.

Totalmente divididas, las formaciones de izquierda plantean, cada una, una solución diferente. Desde que se conoció la renuncia de Lecornu, Fabien Roussel planteó de manera muy clara la alternativa para los partidos de izquierda.

“Para salir de esto, que finalmente nombre (para dirigir el gobierno) a la izquierda. Si no, volvamos a las urnas”, escribió el secretario nacional del Partido Comunista Francés (PCF) en su cuenta X. En suma, la disolución o el poder.

El fundador del partido francés de izquierda La France Insoumise (LFI), Jean-Luc Mélenchon, habla durante una conferencia de prensa en la sede de LFI, en París, el 6 de octubre de 2025.THIBAUD MORITZ – AFP

Como en cada gran crisis política, el ultra-izquierdista Jean-Luc Mélenchon, fue uno de los primeros en expresarse para que el debate gire en torno a sus ideas. El líder de La Francia Insumisa (LFI) invitó a las demás formaciones de izquierda a entablar un diálogo común.

Un poco más tarde, durante una conferencia de prensa, repitió su mantra que se parece más bien a una obsesión: quiere una renuncia o destitución de Macron.

“Necesitamos una solución clara, neta, franca y masiva”, enfatizó.

Pero la reconstrucción del Nuevo Frente Popular (NFP) o de la Nupes no es para mañana. Los otros partidos de izquierda no respondieron a la invitación de Mélenchon. Los Ecologistas afirman que “no se trata de dar la impresión de que es LFI y los Ecologistas contra el Partido Socialista o estos y Los Ecologistas contra LFI”.

En resumen, la izquierda “considera poder gobernar”. Pero los dirigentes ecologistas reconocen que las posibilidades de sobrevivir a una censura común de la extrema derecha de la Reunión Nacional (RN), de los conservadores de Los Republicanos (LR) y de los macronistas son inciertas.

El Partido Socialista (PS) quiere gobernar sin los Insumisos. Desde el lunes por la mañana, los diputados socialistas repiten un mensaje: están listos para ejercer el poder y dirigir el gobierno.

“Consideramos que una disolución no resolverá la crisis política, que la democracia merece algo mejor que una elección presidencial anticipada que implique una campaña de 35 días, y que la destitución no es seria”, comenta Romain Eskenazi, vocero del PS en la Asamblea Nacional. En un comunicado, el PS pide “la designación de una o un primer ministro proveniente de la izquierda y los ecologistas, abierto a los compromisos, comprometiéndose a no usar el 49.3 (que permite al gobierno hacer aprobar una ley sin pasar por el Parlamento)”.

“La ruptura con LFI está consumada”, reconoce un dirigente del partido.

Un micrófono está preparado en el patio para la declaración del saliente primer ministro francés Sébastien Lecornu, quien presentó esta mañana la renuncia de su gobierno al presidente de Francia, en el Hôtel de Matignon en París, el 6 de octubre de 2025.STEPHANE MAHE – POOL

El Partido Comunista (PCF) cree poder evitar la censura. Los comunistas también desean ocupar Matignon (sede del primer ministro).

“El bloque común ha estallado: la coalición más numerosa es la de la izquierda”, comenta Ian Brossat, vocero del partido refiriéndose a las divisiones entre los partidos que responden al ejecutivo. “No estoy convencido de que Renacimiento (el partido presidencial) en el clima actual, censuraría por principio un gobierno de izquierda. No les conviene una disolución”, continúa.

Por su parte, convencidos de que serán los más beneficiados, los líderes de la Reunión Nacional (RN) de Marine Le Pen siguen llamando una y otra vez a nuevas elecciones.

“Hay que acabar con el circo: hay que volver a las urnas”, afirmó Jordan Bardella durante una rueda de prensa a la salida de una reunión con Marine Le Pen. Esta última consideró la disolución “absolutamente imprescindible”. Desde hace varios meses, el RN se prepara para elecciones legislativas anticipadas de las que cree poder beneficiarse, siempre que evite los errores de la campaña de junio de 2024 y debilite los llamados al “cordón republicano”.

Los diputados del RN se reunieron el lunes en la Asamblea Nacional y por videoconferencia para “evaluar todas las situaciones potenciales” tras la salida sorpresa de Lecornu y ratificar la “censura sistemática” de cualquier gobierno, hasta obtener la disolución, resume un dirigente. “No vamos a cambiar de gobierno cada 48 horas”, estimó Bardella, presidente de la formación política.

La presidenta del grupo parlamentario de Rassemblement National (RN), Marine Le Pen, habla con los medios mientras sale de la sede del partido tras una reunión en París, el 6 de octubre de 2025.THOMAS SAMSON – AFP

“Si no hay ruptura, hay censura”, insistió.

La opción de una dimisión del jefe de Estado tampoco les molestaría.

“Sería una decisión sabia”, afirmó Le Pen, antes de añadir: “No tengo que llamarlo a hacerlo”. El RN pretende así encarnar una oposición responsable, opuesta a los Insumisos. “Cualquier vuelta a las urnas nos convendría, legislativas o presidenciales, pero es Emmanuel Macron quien debe asumir sus responsabilidades”, explica Edwige Diaz, vicepresidenta del partido de extrema derecha. Por esa razón, en un gesto muy poco republicano, el partido decidió no aceptar la invitación al diálogo enviada por Sébastien Lecornu.

Por su parte, los partidos miembros del “bloque común” se enfrentan a la incertidumbre de la implosión.

Los Republicanos (LR) no abogan por una disolución. A pesar de ser designado como el responsable del estallido del gobierno de Lecornu, el ministro del Interior saliente y presidente del partido conservador, Bruno Retailleau, advierte que LR “no pasa a la oposición”, dejando la puerta abierta a una posible permanencia en el bloque común con los macronistas. “Hay otros medios antes de llegar” a una nueva disolución de la Asamblea Nacional, declaró Retailleau, mientras sigue presionando a Macron para que se pronuncie. Enfatizó sin embargo que nombrar a un primer ministro de izquierda provocaría la censura de LR. Internamente, la cuestión de una participación en el gobierno divide a LR desde hace algunos meses y enfrenta a Retailleau con el otro líder de la formación, Laurent Wauquiez, partidario de una ruptura clara con los macronistas.

El secretario general del partido centrista francés Renaissance, Gabriel Attal, observa antes de una entrevista en el set del informativo diario “Le 20H” del canal de televisión francés TF1, en Boulogne-Billancourt, a las afueras de París, el 6 de octubre de 2025.LUDOVIC MARIN – AFP

Los macronistas, finalmente, denuncian “un espectáculo lamentable”. Sorprendidos por la presión de Retailleau, se sienten defraudados. El domingo por la noche, mientras las críticas de la derecha y las oposiciones se multiplicaban tras el nombramiento del gobierno, Gabriel Attal denunció el “espectáculo lamentable” dado por “el conjunto” de la clase política. En un mensaje al grupo de diputados oficialistas que preside, el ex primer ministro lamentó que el método que había propuesto, “el qué antes del quién: acordar un compromiso presupuestario (…) antes de nombrar un gobierno”, no haya “sido retenido”.

En todo caso, los macronistas aún pueden contar con sus aliados centristas del MoDem y Horizons, que no han cerrado la puerta al bloque común.

La incertidumbre, en todo caso, es total. Una inquietud a la cual se agrega el estrés suplementario de las consecuencias económicas de la crisis. El CAC 40, el principal índice bursátil de la plaza de París, cayó más de un 2% el lunes 6 de octubre, tras el anuncio de la salida del efímero primer ministro. A mediodía, el valor de los bancos franceses también cayó fuertemente: -4,35% para BNP Paribas, -5,91% para Société Générale y -4,35% para Crédit Agricole.

“La primera consecuencia de este anuncio es el aumento de la tasa de endeudamiento de Francia en los mercados”, dice Anne-Sophie Alsif, jefa economista en la consultora BDO. Los valores de los bancos franceses, muy sensibles al costo de la deuda francesa, no resistieron el aumento inmediato de la tasa de interés de Francia a diez años, que pasó del 3,51% el domingo al 3,61% justo después de la dimisión, su nivel más alto desde principios de marzo. Francia ahora pide prestado más caro que Italia a diez años.

Aparentemente insensibles al riesgo de desclasamiento francés, cada partido sigue haciendo sus cálculos electorales. Así, en caso de disolución, el Partido Socialista espera ganarle escaños a La Francia Insumisa y Los Republicanos a los macronistas. Como si unos y otros no escucharan la pequeña música del “Hay que acabar con esto” de los franceses que cada día crece un poco más y que solo beneficiará a la Reunión Nacional.


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