Esta es la única solución para la guerra más larga entre Israel y los palestinos


NUEVA YORK.- La actual es la guerra más larga entre Israel y los palestinos. Y es la primera que a pesar de su duración -dos años y contando- sigue sin tener un nombre. La Guerra de 1948, la Guerra de Independencia -la “Nakba” desde el punto de vista palentino-, la Guerra del 67’, la Guerra de los Seis Días, la Guerra del Sinaí, la Guerra de Octubre: todas ellas tuvieron nombre.

Pero esta guerra ya lleva dos años y todavía no tiene un nombre. Yo propongo uno: la Peor Guerra. Esta es absolutamente la peor guerra entre israelíes y palestinos, y llegó después de un fallido intento de paz. Es una guerra que lanzó Hamas con la más absoluta ruindad con el objetivo de asesinar a tantos soldados y civiles israelíes como sus combatientes se encontraran en su camino. Y desató una represalia de Israel contra Hamas que arrasó la Franja de Gaza, causó decenas de miles de víctimas palestinas -tanto combatientes como civiles-, y todo sin que Israel haya presentado ningún horizonte político para el día después. Esta es una guerra que ha dejado a ambas sociedades más extenuadas y traumatizadas que nunca, y también más lejos que nunca de la única solución: para dos pueblos, dos Estados.

El presidente Donald Trump habla al salir de una conferencia de prensa con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, en el Comedor de Estado de la Casa Blanca, el 29 de septiembre de 2025Evan Vucci – AP

Así que ahora, gracias a una iniciativa del presidente Donald Trump, Hamas e Israel intentan sellar un alto el fuego que implicará el regreso de todos los rehenes israelíes -tanto vivos como muertos-, la liberación de cientos de prisioneros palestinos en cárceles israelíes, y el retiro de las tropas de Israel de al menos la mayor parte de la Franja de Gaza hasta alguna región fronteriza.

En resumen, quedaría allanado el camino para el ingreso de una fuerza internacional de paz que asegure las zonas evacuadas por Israel. Y se establecería un gabinete tecnocrático palestino para administrar Gaza en la práctica, además de una especie de organismo internacional presidido por el presidente Donald Trump para supervisar la reconstrucción de la Franja. Es un plan extremadamente complejo en un territorio completamente en ruinas.

Palestinos desplazados esperan para obtener alimentos gratuitos, en la Ciudad de Gaza. (Xinhua/Rizek Abdeljawad)Rizek Abdeljawad – XinHua

Hay mucho optimismo de que esto se concrete, y ciertamente ruego que así sea, pero lo veo muy difícil. Hamas querrá que su gente conserve al menos algunas armas como medida de autoprotección y así seguir teniendo un rol político en la Gaza de posguerra. Por su parte, Israel será muy cuidadoso con la distancia y el alcance de su retirada de Gaza y con el tipo de acuerdo de seguridad que quedará establecido.

Espero que este alto el fuego que ha iniciado el presidente Trump se haga realidad. Sigo el tema de cerca, pero no va a ser fácil.

Lo que me intriga de este plan es que contiene la semilla de lo que creo que ahora es la única solución posible al conflicto israelí-palestino. Al exsecretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, a veces se le atribuye la frase: “Cuando tenés un problema difícil, agrandalo”. Y, de hecho, es lo que estamos haciendo.

Lo más importante que debe entender la gente sobre las conversaciones de paz que se están llevando a cabo actualmente es la enorme cantidad de actores involucrados. La lógica subyacente de este plan es que el conflicto israelí-palestino está tan fragmentado y las dos partes tan traumatizadas que este problema ya no puede resolverse con las herramientas tradicionales y al nivel tradicional en que se resolvía antes: dos partes negociando entre sí con un mediador internacional entre ellas.

Una mujer egipcia ve las noticias en un canal local en El Cairo el 8 de octubre de 2025, mostrando imágenes del enviado del presidente estadounidense para Oriente Medio, Steve Witkoff, y su yerno, Jared Kushner, llegando a Sharm el-SheikKHALED DESOUKI – AFP

Creo que para llegar a la solución de los dos Estados se requerirá algún tipo de organismo internacional que supervise tanto la Franja de Gaza como Cisjordania, para garantizarles a los israelíes que de esas zonas no provendrá ninguna amenaza y que no tienen que depender de las promesas palestinas de desmilitarización. Y para asegurarles a los palestinos que los israelíes se irán y les permitirán desarrollar su propia autoridad de gobierno no corrupta.

Básicamente, si queremos resolver este problema ahora, creo que debemos volver a una especie de mandato internacional árabe acordado que supervise la reconstrucción de la Franja y al gobierno palestino en Cisjordania. Creo que solo ese tipo de estructura internacional que garantice tanto un gobierno palestino decente como una desmilitarización real tanto de Gaza como de Cisjordania -supervisada por tropas internacionales que casi seguramente tendrían que incluir fuerzas norteamericanas-, puede resolver este problema ahora.

Retrocedamos un momento y preguntémonos: ¿cómo llegamos a este punto en el que por lo menos hay conversaciones en curso se están llevando a cabo en Egipto? Hay varias razones. Una es que Irán y su red de amenazas -Hezbollah, Hamas, los hutíes de Yemen, las milicias chiítas en Irak- sufrieron un golpe devastador por parte de Israel con la ayuda de Estados Unidos en la llamada Guerra de los Doce Días. Por lo tanto, la capacidad de Irán para interferir y destruir las conversaciones de paz se ha visto gravemente afectada.

Por otro lado, Israel, bajo el liderazgo del primer ministro Benjamin Netanyahu, no solo se encuentra más aislado que nunca a nivel internacional, sino que también enfrenta un problema diplomático y político con la administración Trump. Siempre que los presidentes norteamericanos, en particular los demócratas, intentaron presionar al primer ministro Netanyahu para que iniciara negociaciones de paz, el primer ministro israelí podía recurrir a los cristianos evangélicos, básicamente a los republicanos, y utilizarlos como palanca para neutralizar a la Casa Blanca y frenar la presión sobre Israel. Pero con Trump ya no puede, porque controla completamente su partido. Así que Netanyahu se vio obligado a entablar estas negociaciones a regañadientes, porque bajo el liderazgo de Trump las viejas palancas que utilizaba para disipar la presión de Estados Unidos ya no están disponibles.

Para los palestinos, la situación es similar. Durante décadas, básicamente mediante con amenazas, ejercieron una enorme influencia sobre el núcleo del liderazgo árabe en Egipto, Siria, Líbano e Irak: si no apoyaban la causa palestina, como hacía el pueblo de esos países, el movimiento palestino criticaba y deslegitimaba a esos líderes. Y como esos líderes, en la mayoría de los casos, eran ilegítimos, eran muy vulnerables a ese tipo de chantaje político de los palestinos.

Pero lo que ocurrió en los últimos 10 o 15 años es que el liderazgo del mundo árabe se trasladó de repúblicas como Egipto, Líbano, Siria e Irak, a naciones del Golfo Pérsico, en particular a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Estas monarquías tienen mucha más legitimidad y, por lo tanto, no son tan vulnerables a las tradicionales presiones palestinas. Esos gobiernos han dejado muy claro que están dispuestos a participar en un alto el fuego en la Franja de Gaza y en una nueva transición hacia un gobierno palestino diferente.

Trump lleva tiempo diciendo que lo que realmente quiere es el Premio Nobel de la Paz. Cree que ya es hora de que se lo den. Bueno, si Donald Trump logra asegurar un alto el fuego, la retirada israelí de Gaza, el regreso de los rehenes israelíes, y se mantiene y allana el camino para las negociaciones sobre la única solución -para dos pueblos, dos Estados-, Trump no solo merecerá el Premio Nobel de la Paz, sino también el de Física y Química, porque sería todo un logro…

Es como si intentara armar el Cubo Mágico mientras la gente sigue disparándose entre sí y también a él, metafóricamente hablando, mientras el cubo de desarma por todas partes. ¿Cómo ordenarlas todas, las del mismo color en cada lado, todas en la misma dirección, sin que se desalineen, y mantenerlo así, día tras día? Para mantener estable ese movimiento hace falta un secretario de Estado norteamericano dedicado full time a eso durante el resto de su carrera política. Y mi pregunta es: ¿tendrá la administración Trump la atención, la energía y la concentración necesarias, todos los días, para sostener una solución tan compleja? Espero que sí.

Traducción de Jaime Arrambide


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