Entre los jefes de Estado que asistirán como invitados especiales a la ceremonia y con los que Trump espera acercar aún más las relaciones están Javier Milei, presidente de Argentina; Nayib Bukele, mandatario de El Salvador; Giorgia Meloni, primera ministra de Italia; Viktor Orbán, primer ministro de Hungría; y Han Zheng, vicepresidente de China.
El ganador de las elecciones en Venezuela según el conteo de la oposición, Edmundo González, también confirmó asistencia.
También habrá figuras mundiales de la derecha como Santiago Abascal, líder del partido español Vox de España, y el político británico Nigel Farage. El expresidente Jair Bolsonaro no podrá asistir debido a que tiene el pasaporte incautado por su posible implicación en un intento de golpe de Estado que se investiga en Brasil.
El frío está reescribiendo la agenda del día. La toma de posesión de Trump se trasladó al interior, a la Rotonda del Capitolio, la primera vez que esto ocurre en 40 años, y el desfile inaugural fue reemplazado por un evento en un estadio del centro. Las multitudes de seguidores de Trump que llegaron a la ciudad para ver la ceremonia inaugural ante la fachada oeste del Capitolio desde el National Mall tendrán que buscar otro lugar para ver los festejos.
Donald Trump, que superó juicios políticos, acusaciones criminales y un par de intentos de asesinato para ganar otro mandato en la Casa Blanca, asumirá el cargo el lunes como el 47° presidente de Estados Unidos, tomando el relevo mientras los republicanos toman el control unificado de Washington y se disponen a remodelar las instituciones del país.
Se espera que Trump actúe rápidamente después de la ceremonia, con decretos ya preparados para su firma para impulsar las deportaciones, aumentar las prospecciones de combustibles fósiles y reducir las protecciones para los trabajadores del gobierno. Ha prometido que su mandato traerá “un nuevo día de fuerza y prosperidad estadounidense, dignidad y orgullo”.
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