El Banco Central oficializó los números de su intervención en el mercado financiero. En un contexto de calma de los tipos de cambio libres, el ente monetario destina parte de sus reservas a operaciones con bonos en el mercado secundario: ya lleva usados más de US$1602 en este plan.
Los datos fueron informados ayer por Vladimir Werning, vicepresidente del BCRA, en una exposición ante inversores, en la que volcó el análisis de las principales variables macroeconómicas, los indicadores monetarios del organismo y sus proyecciones para este año.
En una de las páginas de su presentación, el economista detalló que desde mediados de julio último hasta el 16 de enero (última cifra disponible), la entidad monetaria gastó US$1602 millones para comprar bonos del Tesoro emitidos en moneda extranjera.
Solo en la primera quincena de enero, el monto utilizado para estas compras fue de US$619 millones. Fue en un contexto de suave pero sostenida tendencia al alza de los dólares financieros, que dilataron la brecha cambiaria y llevaron al BCRA a intensificar su actividad en el mercado de bonos, que impacta negativamente sobre el saldo final de acumulación de reservas: es que, si bien es positivo en lo que va del mes, estas operaciones generan un canal de salida de divisas.
“Era esperable que pase. Hay un atraso cambiario notorio y eso genera una mayor demanda sobre el tipo de cambio. Esa demanda, por el cepo, se ve en gran parte en los dólares alternativos”, explica el analista Christian Buteler, al analizar la dinámica que lleva a la intervención del BCRA.
De hecho, con su actividad en las dos primeras semanas del año, enero ya es el mes con mayor intervención por parte del ente monetario por esta vía (US$619 millones). Así se desprende de los datos informados en la presentación de Werning, donde consta que en diciembre habían sido US$325 millones, y en julio, otros US$308 millones.
El mecanismo se da en el marco de la “segunda etapa” del plan monetario que el BCRA anunció y puso en marcha en julio del año pasado. En ese momento, planteó su intención de retirar unos $2,5 billones de circulación que, en su visión, se habían generado por la compra de divisas en el mercado oficial.
¿Cómo funciona? Al comprar dólares para sus reservas, el BCRA entrega pesos. Para esterilizar parte de esos pesos emitidos, el organismo vende dólares a cambio de bonos, con lo cual genera una mayor oferta de divisas en el mercado secundario que lleva a la baja a los tipos de cambio financieros (CCL y MEP).
Ese esquema, presentado en su momento como una “profundización del programa monetario”, en un contexto de disparada de la cotizaciones libres y suba de la brecha cambiaria, le entregó al BCRA un margen para intervenir en el mercado por unos US$2000 millones. De esta manera, y siguiendo los números oficiales presentados por Werning, al organismo le restaría un espacio de alrededor de US$400 millones sobre este segmento.
“El Gobierno tiene que ir a negociar un programa con el FMI, y en ese camino el escollo más importante está en la política cambiaria. No es lo mismo intentar este plan con una brecha del 10% que con una brecha del 50%, y por eso van a hacer lo posible para sostenerlo en estos niveles”, apunta Buteler.
Sin embargo, el analista advierte por los saldos negativos en el sector externo que pueden afectar a la economía, en un contexto de apreciación cambiaria. “Si fuera únicamente el turismo, hay que aguantar en enero y febrero, pero el atraso cambiario no es solo eso, y se va a empezar a ver en una mayor cantidad de importaciones y menos producción local, porque al empresario le va a convenir traer productos del exterior que fabricarlos acá”, dice el analista.
“El tema cambiario es el gran punto a definir en 2025, porque si sostenés el atraso cambiario, vas a tener un costo en materia de reservas y de nivel de actividad, y si vas a una liberación del tipo de cambio, con el atraso que ya tenés, seguramente tengas algún salto y, por lo tanto, un impacto en la inflación. Y creo que van a ir por la primera opción”, concluye.
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