Miami United, el equipo olvidado en la ciudad donde reina Messi, saca chapa y festeja los goles de otro crack argentino
Hay cosas que el dinero no puede comprar, decía un slogan. Y el Inter Miami de Lionel Messi gastará millones para tener a Luis Suárez y las estrellas de Barcelona en cancha, brilla con David Beckham en la tribuna y es famoso a nivel mundial con una camiseta que se ve por todo el planeta. Pero hay algo que no puede tener, ser “el club más antiguo de la ciudad de Miami”.
Así se define el Miami United FC, el equipo olvidado en la tierra donde hace un año y medio llegó Messi para revolucionar al la MLS de los Estados Unidos, provocando un boom tanto comercial como deportivo, pero eclipsando a todo lo que ya existía en la babilónica península de Florida.
Si el Inter fue creado en 2018, el United lleva unos añitos más: nació en 2012, bajo el ala del empresario italiano Roberto Sacca, el mismo que en 2016 intentó recuperar del retiro a Juan Román Riquelme para sumarlo a sus filas, y desde 2023 lo preside Jorge Connolly, un argentino de 36 años de edad, formado en la UCA y recibido de chef que se instaló en USA y desde hace una década invierte en bienes raíces, tal como lo describe la página oficial del club.
Allí llegó también Diego “Cachete” Morales, recordado por su extensa trayectoria en varios clubes del fútbol argentino y del exterior, pero especialmente en Tigre, donde fue campeón y figura en aquella Copa de la Superliga 2019, con Néstor Pipo Gorosito en el banco, en la que el Matador de Victoria festejó el primer título de su historia.
Cachete llegó y ya mostró su magia, intacta a los 38 años de edad: marcó los dos goles en un amistoso contra Fortaleza de Brasil, dirigido por Pablo Vojvoda, y con el recién arribado Guillermo Pol Fernández viendo a sus nuevos compañeros desde un costado de la cancha.
El United, autodenominado también como “el equipo del pueblo”, milita en la UPSL, la United Premier Soccer League, una liga semi amateur conformada por unos 400 equipos a lo largo y a lo ancho del territorio estadounidense, lo que sería una quinta categoría en la estructura piramidal del fútbol estadonidense, detrás de de la MLS y los tres niveles de la USL, donde no hay descensos ni ascensos, sino la chance de invertir y adquirir franquicias para desarrollar programas deportivos.
El club que actúa como local en el Ted Hendricks Stadium, en la zona de Hialeah (la ciudad donde el 90% de la gente habla en español), supo jugar amistosos contra Boca, River, San Lorenzo y más equipos argentinos que andaban por Florida de pretemporada. Hace una semana debutó en la Winter Cup 2025 con un triunfo 2-1 ante una academia local. Además de competir, esta franquicia repleta de argentinos se enorgullece de otra lucha: colaborar con la comunidad en la integración al fútbol de personas con autismo.
La UPSL está nutrida con futbolistas cuya edad promedio es entre 22 y 23 años, representando a más de 90 naciones y con la mitad de sus participantes de ascendencia hispana, la UPSL participa también de las fases iniciales de la Lamar Hunt US Open Cup, una especie de Copa Argentina pero en versión estadonidense, que se disputa desde el año 1914. Sí, bastante antes que la aparición del Inter Miami.
Cuentan los historiadores que el fútbol llegó al país del norte en el siglo XIX, de la mano (o en los pies) de los inmigrantes británicos que se establecieron en el área de Nueva York. Y el primer torneo reconocido como tal fue la American Cup, en 1885, que la jugaron seis equipos y la ganó el Clark ONT, formado por obreros de una fábrica de hilos. El nacimiento oficial del “soccer” yanqui se dio un año antes, con la creación de la American Football Asociation: sí, la AFA.
La pelota llegó varias décadas después a Miami, y en el medio los estadounidenses se enamoraron del futbol americano, del béisbol y del básquet, en ese orden. También del hockey sobre hielo. A comienzos de los años setenta, con los primeros coletazos de la Revolución Cubana en el horizonte, la ciudad de las palmeras recibió a su primer equipo profesional, los Washington Darts, una franquicia que se mudó desde la capital hacia el sur para rebautizarse como Miami Gatos, que luego optó por denominarse Miami Toros para jugar su primera temporada en la North American Soccer League (NASL), en 1973.
En una cultura donde las raíces se mueven en forma constante, los Toros volvieron a hacer las valijas y pasaron a ser los Fort Lauderdale Strickers, y entre 1977 y 1983 recibieron a leyendas de la talla de Gerd Müller, Teófilo Cubillas, George Best y Gordon Banks, cuando sólo se hablaba del Cosmos de Pelé, todavía faltaban unos años para crear la MLS y se soñaba con recibir un Mundial, que llegaría en 1994.
Hasta la llegada de Messi, el equipo más representativo de la ciudad de Miami había sido el Miami Fusion, que tuvo a Carlos el Pibe Valderrama como MVP, campeón y símbolo en los inicios de una liga que hoy vive su momento de mayor esplendor gracias al 10 del Inter rosado.
Por detrás del Inter y el United, otro equipo de la zona que se jacta de su antigüedad es el Miami FC, creado en 2015 pero con mayor presencia en el ámbito profesional gracias a su permanencia en la USL Championship, la segunda categoría del fútbol estadounidense, detrás de la Major League Soccer.
Por eso, cuando se habla de Messi y el Inter, en Miami sacan chapa y avisan: hay equipos con mayor historia y recorrido, aunque la llegada del crack argentino haya obligado a reescribir los libros y le dio un impulso inusitado a toda la liga. Como dice un amigo de Leo, a respetar los rangos.
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