La Argentina tiene los autos más caros de la región y para entender eso, en gran medida, hay que prestarle atención a la presión tributaria que se ejerce sobre cada uno de ellos. De base, todas las unidades tienen más de un 50% de impuestos si se contemplan tanto nacionales como provinciales y tasas municipales.
A ese porcentaje hay que agregarle, en algunos casos, el peso del tributo interno también conocido como “impuesto al lujo”, cuyas escalas impactan directamente en el precio final. Así, se podría hablar de que los modelos alcanzados por el mismo tienen una incidencia impositiva del 115% —importados intrazona— o incluso hasta un 196% —en los que no se importan desde países del Mercosur—.
Desde que asumió al Gobierno Javier Milei, la promesa y las conversaciones giraron en torno a la reducción de impuestos que, según pudo saber LA NACION, estaría pronta a suceder. El próximo 31 de enero vence el esquema vigente de los impuestos internos y el Ejecutivo nacional tiene dos opciones: renovarlo y adecuar las bases imponibles a los montos actuales, o eliminar una de las escalas.
“Todavía no hay nada definido, pero debería pasar en breve”, le explicaron a este medio altas fuentes cercanas al sector. El rumor que crece conforme pasan los días es que se prepara un decreto que elimine la primera escala del impuesto interno y se cumpla con un pedido que la industria solicita hace años. “En la medida que el déficit lo permita, van a ir bajando impuestos”, comentan, palabras más, palabras menos, en la industria. Y parece que, tras un año de gestión, las cuentas dan para ello.
El conocido como “impuesto al lujo” tiene dos escalas: la primera del 20% (efectiva del 25%) y que afecta a unidades que cuestan, aproximadamente, a partir de $40.500.000 en su precio de venta al público y la segunda del 35% (efectiva del 54%) para modelos a partir de $90.000.000. Quedan exentas del pago las pick ups y utilitarios, considerados vehículos de trabajo. Los modelos que, por citar algunos ejemplos, ingresan en esa primera escala son los Toyota SW4, Ford Bronco Sport, Volkswagen Taos Highline y Tiguan, entre otros.
“Son rumores. No hay nada prometido, pero se están ocupando. Ese $40.5 millones ya tiene impuestos, pero [la eliminación de la escala] podría bajar hasta un 15% al valor del auto”, explicó un experto en el tema. Otras fuentes aseguran que la baja del precio incluso podría rondar el 20%.
Una declaración pública que confirme la intención de eliminar impuestos en el corto plazo podría causar un efecto de freno y pausa en las ventas, algo que ni el Gobierno ni las terminales quieren que ocurra mientras se consolida uno de los mejores eneros en patentamientos de los últimos años.
LA NACION se comunicó tanto con el Ministerio de Economía como con la Secretaría de Comercio, quienes optaron por no pronunciarse al respecto.
“Esto viene de hace tiempo; de varias administraciones que aplicaron impuestos a la industria. No hay un único culpable, sino varios responsables a lo largo del tiempo”, le comentó a LA NACION un jugador del sector.
Días atrás, este medio publicó un informe con todos los impuestos que pagan los autos que se venden en la Argentina, mostrando el impacto que tiene la presión tributaria en el precio que pagan los consumidores. Si bien la eliminación del impuesto PAIS trajó consigo una mínima reducción de precios en el mercado, la carga sigue siendo alta.
“Comprás uno para vos y otro para el Estado. Además, cuando adquirís cualquier auto pagás también un sobreprecio de seguro y de patente”, comentó en aquel momento César Litvin, CEO de Lisicki, Litvin Consultores S.A. “Creo que se está por hacer una reforma tributaria integral, pero para eso [el Gobierno] está esperando a tener un superavit fiscal sostenible en el tiempo. La idea es que la baja de impuestos sea un camino sin retorno, no que bajen unos meses y después tengan que volver a aumentar”, agregó.
De ocurrir todo lo planteado, la disminución de precios sería algo general que afectaría necesariamente al 0km así como al usado. Habrá que ver cómo acomodarían las automotrices sus escalas y modelos y cómo traducirían la eventual eliminación a los precios finales.
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