El fenómeno Neymar: de la peor inversión de los árabes al regreso que, gordo o flaco, ilusiona a Brasil
“Setenta balcones hay en esta casa, setenta balcones y ninguna flor”, observaba Baldomero Fernández Moreno en su poema más conocido. Algo similar se pueden preguntar en el Fondo de Inversión Pública que maneja a discreción el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammad bin Salman bin Abdulaziz Al Saud. “Doscientos millones de dólares para tener a Neymar en Al Hilal. Doscientos millones de euros y apenas y un gol”, podría decir, resignado, el monarca saudí parafraseando al poeta argentino y con la sensación a flor de piel de haber hecho, tal vez, la peor inversión de la historia del fútbol mundial.
Mientras en Santos recibieron ayer con todo el cariño del mundo a su hijo pródigo, los sauditas no terminan de entender cómo fue que la historia terminó tan mal y tan rápido, dado que se desvinculó seis meses antes de lo acordado porque su contrato recién vencía tras la participación de Al Hilal en el Mundial de Clubes que se celebrará entre junio y julio en Estados Unidos.
Neymar, que el 5 de febrero cumplirá 33 años, arribó al club saudita en agosto de 2023 procedente del PSG a cambio de 90 millones de euros. Además, firmó un fastuoso contrato que rondaba los 110 millones de euros sumando algunos algunos beneficios especiales que incluían un jet privado on demand y una mansión con personal incluido, 80 mil euros por partido ganado y 500 mil euros por cada posteo en sus redes sociales promoviendo a Arabia Saudita como destino turístico.
La operación, en total, rondó los 200 millones de euros -aunque en Brasil aseguran que renunció a una buena parte de su contrato- y Neymar apenas jugó siete partidos -totalizó 428 minutos-, en los que anotó un gol -contra Nassaji Mazandaran, de Irán, por la Liga de Campeones de la AFC- y aportó tres asistencias.
Fue el peor negocio de la historia para Al Hilal, aunque le permitió a Neymar convertirse en el dueño de un peculiar récord: ser el jugador más caro por partido disputado. Al Hilal pagó, sin contar el contrato, 12,8 millones por cada vez que saltó a la cancha. ¿Por qué jugó tan poco? En su primera temporada sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior y meniscos de la rodilla izquierda el 17 de octubre de 2023 durante un partido entre Brasil y Uruguay que lo sacó de circulación un año y cuatro días. Volvió el 21 de octubre de 2024 y jugó 13 minutos contra Al Ain de Emiratos Árabes y su última función fue el 4 de noviembre de 2024: fueron 30 minutos ante Esteghlal FC de Irán hasta que sufrió un desgarro en el tendón de la corva.
“Ya no puede jugar en el nivel al cual estamos acostumbrados. Lamentablemente, las cosas se complican para él”, afirmó el DT del Al Hilal, el portugués Jorge Jesús, sobre Neymar, que en 2017 pasó del Barcelona al PSG en 222 millones de euros que configuraron la transferencia récord del fútbol mundial.
¿Podrá contradecir Neymar a Jorge Jesús? Eso es lo que buscará en Santos, donde inició su notable carrera y del cual partió al club catalán en la temporada 2013-14 tras marcar 107 goles en 177 partidos y ganar la Libertadores. Se sabe que el talento no se agota nunca. El gran desafío será ganarles la carrera al paso del tiempo y a los vaivenes de su cuerpo.
Y no solo por las lesiones. Durante su largo parate muchos señalaron que subió de peso. El hit fue hace un año cuando se viralizó una foto a la salida del cumpleaños de Romario. Los usuarios en las redes sociales, crueles y anónimos, lo describieron como un “exjugador”. Por aquellos días, el futbolista se enojó y les respondió con una historia nada amistosa. “¿Sobrepeso? Belleza… pero, ¿gordo? No lo creo. Esto es para vos, hater”, posteó en un video que finalizó con fuck you.
Gordo o flaco, hay revolución en Santos. Los fanáticos del equipo que vio brillar a Pelé desempolvaron las camisetas del menino Ney y se acercaron en masa a Vila Belmiro para celebrar su regreso 12 años después. Están convencidos de que tomó la decisión correcta porque el cariño de la hinchada lo puede ayudar a recuperar su fútbol. También y, de paso, le devuelve a Brasil -79 goles en 127 partidos- la ilusión de soñar con el postergado hexacampeonato mundial.
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