México y Canadá, a la espera de los aranceles de EE.UU.: cómo podría impactar la medida de Trump
WASHINGTON.- Las décadas de integración comercial en América del Norte están al borde de sufrir un trastorno colosal con los aranceles que el presidente norteamericano, Donald Trump, quiere imponer desde este fin de semana a México y Canadá, los mayores socios comerciales de Estados Unidos.
Y si bien se prevé que los tres países se verían perjudicados, los mayores daños los sufrirían México y Canadá, que son economías más chicas y extremadamente dependientes de Estados Unidos.
Por un momento, los funcionarios de ambos países vecinos de Estados Unidos respiraron aliviados: fue cuando Trump no incluyó los aranceles entre la avalancha de decretos presidenciales que firmó en su primer día nuevamente como mandatario. Pero el alivió duró poco: esa misma tarde, Trump dijo que seguía con intenciones de imponer aranceles.
En su audiencia de confirmación del miércoles, el preseleccionado por Trump para encabezar el Departamento de Comercio, Howard Lutnick, dijo que Canadá y México podrían evitar una primera ola de aranceles si tomaban medidas para satisfacer los pedidos de Trump de contener la exportación de fentanilo y el flujo de migrantes indocumentados a Estados Unidos.
“Por lo que sé, están trabajando velozmente, y si hay pasos concretos, no habrá aranceles”, dijo Lutnick. “Y si no lo hacen, entonces habrá aranceles.”
México y Canadá tomaron medidas para ocuparse de los problemas fronterizos que describe Trump. Esta semana, México recibió a miles de migrantes deportados de Estados Unidos. Canadá puso a disposición helicópteros, drones y otros recursos para mejorar la vigilancia en la frontera con su vecino del sur. Pero Lutnick dijo que podría haber una segunda ola de aranceles luego de una revisión general de la relación comercial entre los tres países, que Trump pidió esté concluida para el 1º de abril.
Durante la primera administración Trump, ambos países estuvieron a salvo de aranceles elevados y ahora apuestan a que Estados Unidos necesite a México y Canadá para imponerse sobre China, un rival mucho mayor.
Economistas y legisladores dicen que los aranceles causarán pérdida de ingresos y de puestos de trabajo, y obligarán a los consumidores a pagar más por infinidad de productos.
Es muy probable que tras los aranceles que promete Trump, Canadá y México respondan a su vez con aranceles y que las cadenas de producción y las líneas de suministros, profundamente integradas, sufran fuertes perturbaciones.
Podrían verse afectados más de 1,5 billones de dólares en productos, que es el valor total de todos los bienes comercializados entre los tres países.
Los economistas pronostican que el efecto inicial será negativo para los tres, que están vinculados por un acuerdo de libre comercio conocido como T-MEC o Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.
Es difícil traducir el efecto negativo en cifras duras: no solo se desconoce qué productos sancionaría Trump y cómo responderían México y Canadá, sino que las consecuencias pueden variar con el paso del tiempo e incluyen pérdidas de puestos de trabajo, un rebote inflacionario resultado del aumento de esos bienes, y un congelamiento del gasto por el temor de los consumidores ante la caída de los ingresos.
Algunas industrias sufrirán el golpe rápidamente: los aranceles generales afectarían a los proveedores de suministros agrícolas, de automóviles y de energía, pilares de las tres economías.
Son pocos los nichos de la industria estadounidense que se complacerían con un arancel de 25% a los bienes de Canadá y México, como, por ejemplo, los agricultores estadounidenses de tomates y otras frutas y verduras de estación, que tienen problemas para competir con sus pares mexicanos.
Pero la mayoría de las industrias serían fuertemente perjudicadas por el sacudón económico de unos aranceles tan altos.
Hasta los grupos que preferirían mayores protecciones frente a las exportaciones mexicanas, como los operarios de la industria automotriz, podrían ser afectados negativamente si los aranceles generaran un freno en las cadenas de suministro automotor. El sindicato de trabajadores de la industria automotriz así como el Sindicato Internacional de Trabajadores del Acero se extienden más allá de la frontera entre Estados Unidos y Canadá y tienen miembros en Canadá, de modo que se oponen a cualquier restricción a las exportaciones canadienses.
Dado que Estados Unidos es la mayor economía de América del Norte y la menos dependiente del comercio internacional, los efectos proporcionales en la economía estadounidense serían menos agudos que en las economías de México y de Canadá.
Pero los aranceles aumentarían los precios para los consumidores y agravarían la inflación. Los hogares y las empresas estadounidenses seguramente pagarán más caro el conjunto de bienes afectados por los aranceles, como las paltas, la cerveza, el acero, los autos y el petróleo.
Ese aumento de precios desalentaría las compras y muy probablemente desaceleraría la economía. Investigadores del Instituto Peterson de Economía Internacional, de Washington, estiman que un arancel de 25% sobre todas las exportaciones de México y Canadá reducirá el PBI de Estados Unidos en 200.000 millones de dólares en todo el período de la segunda administración Trump.
Las industrias estadounidenses que exportan a Canadá y México también se verán afectadas si esos países a su vez imponen aranceles a los bienes estadounidenses. El gobierno canadiense tiene planes para arancelar el jugo de naranja de Florida, el whisky de Tennessee y la manteca de maní de Kentucky, mientras que el gobierno mexicano ya planifica sus propias medidas de respuesta.
La relación comercial entre Estados Unidos y Canadá se caracteriza por algunos datos sorprendentes que revelan los estrechos lazos económicos, industriales y comerciales entre los países.
Cada día se comercializan bienes por más de 2500 millones de dólares, lo que la convierte en una relación anual de 800.000 millones de dólares.
Para la industria automotriz, la frontera entre Estados Unidos y Canadá a veces puede parecer irrelevante, ya que un vehículo puede llegar a pasar hasta 8 veces de un lado al otro de la frontera para lograr su ensamblaje total.
Estados Unidos recibe el 80% del petróleo que Canadá exporta, y Canadá representa el 50% de las importaciones de petróleo que llega Estados Unidos. Y la energía canadiense se distribuye en los hogares y las empresas de todo Estados Unidos, sobre todo en Nueva Inglaterra, adonde Quebec exporta energía hidroeléctrica.
Canadá provee también a Estados Unidos de otras materiales primas cruciales, como potasa, que se utiliza como fertilizante, y uranio, empleado para la producción de energía nuclear.
De aplicarse los aranceles, sus consecuencias dependerán de su alcance y de si ciertos productos canadienses, como el petróleo, quedan finalmente exentos. Pero el impacto podría ser devastador para Canadá.
Si se aplicaran aranceles a la energía canadiense y Canadá respondiera limitando las exportaciones de petróleo, las consecuencias se sentirían en todo el país, sobre todo en Alberta, el polo exportador de petróleo en Canadá.
México se destaca del resto de las grandes economías por su dependencia comercial de Estados Unidos, ya que le envía casi el 80% de sus exportaciones, muchas de ellas provenientes de fábricas que operan a menos de 50 kilómetros de la frontera.
Dado que esas plantas están altamente concentradas en abastecer al mercado estadounidense, México es mucho más vulnerable a los aranceles que una economía industrial como Alemania, que puede reorientar más fácilmente sus exportaciones a un abanico de mercados diferentes.
Los aranceles del 25% serían ruinosos para México, dice Marcus Noland, vicepresidente ejecutivo y director de estudios en el Instituto Peterson de Economía Internacional. “De entrar en efecto, dispararían un proceso de desindustrialización en México.”
Noland estima que esos aranceles podrían recortar el crecimiento de la producción económica mexicana en casi dos puntos porcentuales y generar cierres de fábricas y pérdidas de puestos de trabajo a gran escala. La industria automotriz, que emplea a más de un millón de personas en México y depende mucho de complejas cadenas de suministros que mueven autopartes para uno y otro lado de la frontera, podría resultar especialmente vulnerable.
Unos aranceles tan elevados podrían dejar bajo una enorme presión a otros sectores de la economía mexicana. Automóviles, computadoras, cables, teléfonos e instrumental médico forman parte de las exportaciones más importantes de México.
La agricultura es otro punto débil para México, que provee 63% de las importaciones de verduras de Estados Unidos y 47% de sus importaciones de frutas y frutos secos. Los aranceles podrían afectar productos emblemáticos como la palta, cuya demanda se disparó entre los consumidores estadounidenses desde que Estados Unidos empezó a importarlas desde México.
Un sector de la economía mexicana que podría beneficiarse con los aranceles es la industria del turismo. Si se aplican aranceles, la moneda mexicana, el peso, podría debilitarse, dice Sperrfechter, y eso lo volvería más atractivo para los turistas estadounidenses, que representan el mayor grupo de visitantes internacionales. “Pero –agrega Sperrfechter– eso no va a compensar el golpe que sufran los otros sectores.”
Matina Stevis-Gridneff, Ana Swanson y Simon Romero
Traducción de Jaime Arrambide
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