Un Ecuador polarizado y bajo el terror de las bandas criminales se prepara para elegir presidente
El presidente de Ecuador y candidato a la reelección, Daniel Noboa, y la candidata presidencial del correísmo, Luisa González, fueron este jueves los grandes protagonistas del cierre de la campaña electoral en Ecuador y alimentaron la polarización entre ambos para los comicios del domingo, donde figuran como los favoritos pese a que hay otros 14 candidatos en liza para la presidencia.
Ecuador entró así en “silencio electoral” hasta el domingo, donde Noboa, que ha reunido al anticorreísmo en torno a él, busca la reelección para un mandato completo (2025-2029), mientras que González, que ya perdió ante el actual gobernante las elecciones extraordinarias de 2023, representa nuevamente la esperanza del movimiento del ex presidente Rafael Correa de retornar al poder después de ocho años.
El grito de “una sola vuelta” resonó para ambos, pero para ello necesitan sacar la mitad más uno de los votos válidos, o mínimo el 40% y no menos de 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el resto.
Las últimas encuestas mostraban a Noboa con una intención de voto de entre el 36 y el 45%, mientras González rondaba entre el 33% y el 37%. En previsión de ese posible escenario, los dos candidatos llamaron a “cuidar el voto” en las mesas electorales para evitar un posible “fraude”. Y es muy probable que deban volver a medirse en una segunda vuelta, prevista para el 13 de abril.
Además, se elegirán los integrantes de una nueva Asamblea Nacional (Parlamento), que hasta ahora tenía mayoría correísta o afín al espacio del ex mandatario.
Los niveles de inseguridad y violencia en Ecuador de los últimos cuatro años se han instalado en la ciudadanía como uno de los problemas urgentes que esperan que el futuro gobierno resuelva. Ya en las últimas dos elecciones era un reclamo social constante que resonó en las promesas de campaña de los candidatos.
El hoy presidente Noboa hizo de la seguridad y de la lucha contra las bandas de crimen organizado a las que atribuye la expansión de la violencia una de sus principales banderas para ganar las elecciones anteriores y, ahora, para aspirar a la reelección.
Noboa cerró su campaña el jueves con una caravana por Guayaquil y rápidamente se trasladó a la capital, Quito, para otro recorrido similar que terminó con un acto masivo en la plaza de toros, un espacio para unas 15.000 personas que se tiñó del color morado de Acción Democrática Nacional (ADN), el partido del mandatario.
“Vamos a terminar con esa época donde todo se trababa y todos los partidos nos hacían la vida imposible en la Asamblea (Parlamento)”, dijo Noboa ante miles de seguidores, y esperanzado en arrebatar al correísmo el control del Legislativo.
“Hoy eso ya se acaba, el Ecuador ya decidió”, añadió el candidato, quien también auguró que tras las elecciones se abrirá “un nuevo ciclo” donde haya “orden, dignidad y oportunidades para los jóvenes, zonas francas tecnológicas, inversión, empleo, seguridad y salud”.
En su cierre de campaña, Noboa agrandó la polémica con su vicepresidenta Verónica Abad, con quien está enfrentado, y que según la Corte Constitucional debería asumir temporalmente la Presidencia mientras el jefe de Estado está en campaña. El mandatario delegó su cargo en otra vicepresidenta interina que él mismo designó por decreto, pero la Justicia declaró inconstitucional esa decisión.
La voz del correísmo
Mientras, la lluvia que cayó sobre Guayaquil no desalentó al correísmo para reunir a varios miles de personas para arropar a González, quien señaló que esa resistencia bajo la tormenta representa “la esperanza de días mejores”.
“¿Ustedes quieren cuatro años más de lo mismo? Ya no resistimos más, el país no da para más. Nos gobiernan indolentes, gente que no sabe qué sentimos, que no sabe cómo vivimos, que no entiende más allá de sus caprichos y vanidades”, dijo González en referencia a Noboa, heredero del magnate del sector bananero y cinco veces candidato presidencial Álvaro Noboa.
La candidata de Revolución Ciudadana, el movimiento que lidera el ex presidente Rafael Correa (2007-2017), señaló que el país quedó sumido “en violencia y dolor gracias a la mentira”, y enumeró promesas de campaña incumplidas por Noboa en los catorce meses que lleva en el poder.
“Iba a bajar el precio de la gasolina y subió, iba a bajar el precio de la luz y nos dejó a oscuras con apagones. Y nos subió el IVA (impuesto al valor agregado). Dijo que era para dar seguridad, pero aquí nadie se siente más seguro”, enfatizó González.
Alentada por los gritos de “Fuera Noboa, fuera”, abogó por “cambiar la mentira por la verdad, el miedo por la esperanza de días mejores y la violencia por la paz”, y para ello invocó a la justicia social y a la dignidad, con mejores servicios públicos de salud y educación.
Rafael Correa vive en Bélgica, país natal de su esposa, desde que terminó su mandato, y no puede volver a Ecuador porque podría quedar preso, en virtud de una condena a ocho años de prisión por corrupción.
Las otras voces
El resto de candidatos, algunos de ellos prácticamente desconocidos para la gran mayoría de los ecuatorianos, tuvieron actos de cierre de campaña más modestos o incluso no realizaron actividades presenciales, como la activista ambiental Andrea González Náder (Sociedad Patriótica), quien hizo un acto a través de las redes sociales.
El líder indígena Leonidas Iza (del movimiento Pachakutik) movilizó a sus bases en el sur de Quito y el exministro Henry Cucalón (Construye) hizo lo mismo en el norte de la ciudad, a la vez que los socialcristianos cerraron filas en Guayaquil en torno a su candidato, Henry Kronfle.
Este viernes y sábado habrá “silencio electoral” y el domingo casi 14 millones de ecuatorianos deberán elegir quién gobernará por los próximos cuatro años.
Los comentarios están cerrados.