La historia se repite. Con la violencia como telón de fondo, la candidata izquierdista Luisa González y el actual presidente, Daniel Noboa, volverán a cruzarse en un balotaje el próximo 13 de abril para disputarse el Palacio de Carondelet, después de una primera vuelta electoral este domingo en la que la polarización entre el correísmo y el anticorreísmo fue protagonista y abrió un escenario para el próximo gobierno en el que gane quien gane peligra la gobernabilidad.
Algunas encuestas le daban una amplia ventaja frente a su contrincante, aunque no lo suficiente para ganar en una sola elección. Otras lo consagraban presidente en primera vuelta. Daniel Noboa no solo quedó lejos de su deseo de ser reelecto este domingo, sino que su oponente, la abogada González, delfín del expresidente Rafael Correa, estuvo a poco de alcanzarlo. Con el 70% de los votos contabilizados, Noboa obtuvo un 44,71% de los votos frente a un inesperado 43,84% de González.
El mandatario, de 37 años, eligió para esta campaña electoral volver a mostrarse como el candidato ´outsider´ capaz de desterrar a los políticos históricos con su promesa de un “nuevo Ecuador”, una estrategia que anteriormente le permitió pasar de ser un completo desconocido a ganarse el Palacio de Carondelet.
“El Ecuador ya cambió y quiere seguir cambiando. Quiere consolidar el triunfo para, de una vez, enterrar a ese viejo país, a ese poco daño viejo que nos han hecho la vida imposible y que han impedido el progreso”, dijo Noboa ante una multitud en el cierre de campaña.
Pero a diferencia de lo que ocurrió en 2023, Noboa hizo un cambio de estrategia que pudo haberle costado caro: polarizar con el correísmo. Un factor que explicaba el triunfo de Noboa, un joven heredero de una de las mayores fortunas del Ecuador con una corta carrera en política, en las presidenciales que surgieron tras la muerte cruzada de Guillermo Lasso era que el empresario había logrado escaparle a la dicotomía correísmo- anticorreísmo para posicionarse como una alternativa a un discurso histórico que llevó a los ecuatorianos al hartazgo. En esta ocasión, optó por la retórica contra los aliados del expresidente Rafael Correa y los cruces en redes sociales contra el propio líder de la Revolución Ciudadana en el exilio.
“Es el peor error polarizar con el correísmo, porque para polarizar con ellos hay que tener mucha fuera: son campeones de la batalla en el lodo. Es muy difícil ganarles en ese terreno. Ahora el correísmo está muy fortalecido y Noboa no tiene de dónde cosechar, cuando su campaña aseguraba que ganaba en una primera vuelta. Cometieron muchos errores”, afirmó a LA NACION Leonardo Laso, experto en comunicación política ecuatoriano. “Noboa convirtió esto en una segunda vuelta al polarizar. Si él hubiese permitido que otros candidatos recauden votos, como Jan Topic [inhabilitado por el Tribunal Contencioso Electoral], el correísmo hubiese sacado un 30%”.
En la primera vuelta electoral de 2023, Luisa González obtuvo un 33% de los votos, un porcentaje en el que los analistas encuadran el techo del correísmo después de tantos años de su líder Correa exiliado en el extranjero. Pero la abogada sorpresivamente superó el 40% de los votos en los comicios del domingo.
No menor resulta el hecho de que el resto de los 14 aspirantes en la contienda aglutinan menos del 10% de los votos, y que en tercer lugar se encuentra con 4,82% Leónidas Iza, líder indígena cuyo electorado está ideológicamente más cerca de González que de Noboa.
“Creo que Noboa ha llegado a su techo máximo, por eso apuntaba a ganar en primera vuelta. Él ya ha concentrado toda la votación anticorreísta posible y un triunfo se le vuele cuesta arriba”, indicó el analista Mauricio Alarcón.
Alarcón destaca además que la Asamblea Nacional quedará más polarizada que nunca, lo que traerá problemas para la gobernabilidad, así como sucedió con el mandato de Lasso. “Las minorías quedaron pulverizadas. Estamos frente a una asamblea muy polarizada. Si en años anteriores tuvimos problemas de gobernabilidad, ahora estarán ausentados. No tendremos los bloques fraccionarios en los que antes se respaldaba para obtener mayorías”, dijo a LA NACION.
A Noboa le pudo haber jugado en contra en esta elección, según los analistas, la falta de autocrítica de los errores cometidos durante estos 15 meses de gobierno, a pesar de sus aciertos. “Una de las explicaciones puede deberse a los bajos resultados en el combate a la delincuencia y el mal manejo de la crisis eléctrica [sumado a la] baja votación de los otros candidatos, que es una expresión de la polarización correísmo-anticorreísmo”, señaló a este medio el politólogo Simón Pachano.
“Noboa enfrenta una situación económica y de seguridad muy complicada y tuvo como oposición a una fuerza política importante como es el correísmo, que tiene su base histórica”, puntualizó a LA NACION Sebastián Hurtado, presidente de la consultora Prófitas.
Durante su paso por la presidencia, Noboa, que finalizó el mandato de Guillermo Lasso tras la muerte cruzada, adoptó como prioridad la lucha contra el crimen organizado. La violencia narco en Ecuador, un país que hasta hace pocos años se le llamaba una “isla de paz” entre Colombia y Perú, escaló a niveles sin precedentes después de la pandemia de coronavirus. Hoy las disputas entre bandas por dominar el tráfico de drogas llevaron al país a convertirse en el más peligroso de América Latina.
Noboa impulsó una política de mano dura contra el crimen en todo el territorio nacional con una batería de medidas que incluyeron el conflicto armado interno, la militarización de las calles y la imposición de toques de queda. El resultado fue una reducción del 18% en la tasa de homicidios intencionales en comparación con el año anterior, según cifras oficiales. Pero el mes de enero volvió a sembrar el pánico en el país después de que se registrara un homicidio cada una hora, un total de 731 asesinatos, el comienzo de año más sangriento en la historia del país.
“La política de mano dura le dio un apoyo inmenso al principio de su gobierno”, afirmó Glaeldys González Calanche, experta en seguridad de Crisis Group. No obstante, “hay que hacer un balance en que hay muchísimas críticas y reservas sobre los efectos que ha tenido esta política en las violaciones de derechos humanos, abusos de poder, detenciones arbitrarias y desapariciones forzadas”, agregó.
El estremecedor caso conocido como Las Malvinas, en el que los restos calcinados de cuatro adolescentes aparecieron después de haber sido detenidos por miembros de las Fuerzas Armadas, “sacudió a todo el país y evidenció los efectos colaterales de la militarización en barrios marginales”, puntualizó.
A pesar de haber logrado impulsar una política tributaria que elevó su recaudación fiscal a más de un 14% según cifras oficiales, el desempleo sigue siendo uno de los principales problemas de los ecuatorianos y la economía se contrajo en este 2024 con una reducción del PIB de 2,2% en comparación con el año anterior. A esto se sumaron sucesivos apagones que dejaron a regiones del Ecuador con cortes de hasta 14 horas diarios.
“La situación del empleo es dramática. Las cifras han seguido afectadas por el daño de la contracción económica. Si la economía no crece, el empleo se destruye. Y esto es lo que pasó principalmente en el último trimestre del año por los apagones, que produjeron una destrucción fuerte de los empleos adecuados”, dijo a este medio el economista Alberto Burneo Acosta.
Más allá de la elección, de cara a la segunda vuelta el presidente tiene una cuestión más urgente por resolver: su inconclusa batalla con su actual vicepresidenta, Verónica Abad. Desde el comienzo de su mandato, el presidente ha hecho todo lo posible por deshacerse de su compañera de fórmula hasta el punto de enviarla en una misión de paz a Israel. Ahora se encuentra en una contienda en la Justicia tras haberse negado a encargarle la presidencia mientras hacía campaña electoral.
Ante este desempeño en las elecciones presidenciales, puede que a Noboa no le alcance con las redes sociales y que tenga que salir a recorrer los rincones del Ecuador para recaudar votos. Entonces, ¿A quién le dejará la presidencia? La Constitución ecuatoriana establece que los presidentes que se postulen a la reelección deben tomarse licencia para hacer campaña electoral, pero Noboa no pidió licencia y a través de unos decretos – declarados inconstitucionales- nombró como “vicepresidenta encarga” a Cynthia Gellibert.
La misión de Observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) que fiscalizó los comicios del domingo indicó que en su informa final abordará las quejas de los distintos aspirantes presidenciales que apuntaron contra Noboa por no haber competido en igualdad de condiciones.
Los comentarios están cerrados.