Qué cambia después de la transformación en sociedad anónima por decreto

El Gobierno cambió la estructura societaria del Banco Nación y así abrió la posibilidad de un futuro ingreso de capitales privados en la entidad. Es una de las consecuencias que, según analistas consultados por LA NACION, se abren tras la modificación realizada por el decreto 116/2025, publicado hoy en el Boletín Oficial, que convirtió al banco en una sociedad anónima.

Mediante esa norma, firmada por el presidente, Javier Milei, el ministro de Economía, Luis Caputo, y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se transformó al ente autárquico Banco de la Nación Argentina en una SA dependiente del Ministerio de Economía. En ese esquema, se definió que el capital de la firma es de algo más de $1,6 billones, y que el 99,9% de sus acciones quedan en manos del Estado Nacional (el 0,1% del capital social restante se asignó a la Fundación Banco Nación).

La medida había sido anticipada semanas atrás por el Gobierno, que defendió la decisión con el argumento de mejorar la “eficiencia organizacional de las estructuras de los distintos organismos” del Estado. “El decreto permite que el banco mejore su transparencia y gobierno corporativo”, afirmó el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, sobre una norma que, según analistas consultados por LA NACION, podría dar el primer paso para un eventual ingreso de capitales privados en el banco.

El stand del Banco Nación en la muestra de ExpoagroExpoagro

Es que si bien el Nación, fundado en 1891, fue excluido de las empresas “privatizables” en la Ley de Bases y Puntos de Partida, aprobada por el Congreso en julio de 2024, la posibilidad de convertir en SA a las sociedades o empresas estatales fue habilitada por el DNU 70/30 de 2023. Es el esquema que se aplicó, por ejemplo, en noviembre de 2024, con el decreto que convirtió en SA a Invap y que facilita el ingreso de capitales privados.

La conversión a SA define al Banco Nación como una sociedad que tiene sus accionistas. Mantiene sus funciones en el estatuto, que son las mismas que tenía antes, pero queda la posibilidad latente de ser parcial o totalmente vendido el capital que hoy queda en manos del Estado”, explica Pablo Pirovano, abogado especialista en derecho empresarial y socio del estudio PASSBA.

Es que, si bien para una eventual privatización el Gobierno debería lograr una ley del Congreso, el analista advierte que la transformación en SA abre otros caminos jurídicos y administrativos para sumar participación de privados, con una capitalización de la sociedad. “No sé si está en la cabeza del Gobierno, pero lo que podría suceder es que se decida aumentar el capital de esa empresa, eso se ofrezca en el mercado y empiece a cotizar, en una proporción pequeña o grande”, completa Pirovano, al describir casos como los de YPF, donde la mayoría accionaria está en manos del Estado nacional, que controla a la firma.

El interior de la sede central del Banco NaciónSantiago Filipuzzi – Santiago Filipuzzi

En términos inmediatos, el Banco Nación no tendría modificaciones en su operatoria ni la actividad de ahorro y financiación de sus clientes. Según datos de la entidad, el stock de préstamos al 1° de enero de 2025 superaba los $15 billones, con una participación del 17,5% en el mercado. “Para sostener el crecimiento, la institución necesitará ampliar su fondeo, lo que podrá hacer abriendo su capital, para lo cual es esencial que se convierta en Sociedad Anónima y que tenga la aprobación del Congreso”, había informado el banco, en un comunicado a fines de enero.

Según el economista Gabriel Caamaño, la modificación “hace más fácil la privatización o incluso una venta parcial del paquete accionario del banco, que podría salir a cotizar”. “No sé que busca el Gobierno exactamente, pero engancha en la línea general de avanzar en ese camino. El Banco Nación es un banco público, podría ser privado, podría ser mixto y que sea SA es un paso en dicho sentido”, dijo el analista a LA NACION.

La conversión a SA no introduce, de corto plazo, cambios en materia de impuestos para el Nación. “Desde el punto de vista societario, no cambia su statu quo impositivo, porque ya estaba alcanzado por Ganancias. En su situación anterior, el banco era una entidad autárquica que lo que ganaba no tenía que distribuirlo a accionistas, y ahora, si decide sacar utilidades que ha generado el BNA, serían del Estado. Esos dividendos no pagan Ganancias, porque están exentos las ganancias de los fiscos nacionales, provinciales y municipales”, explicó el tributarista César Litvin.

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