La doble vida de la capitana de las Yaguaretés: quiere un lugar en la Serie Mundial y ser madre sin dejar de jugar al rugby
No debe haber un deporte menos pensado para la práctica femenina que el rugby. La afirmación corre el riesgo de ser tildada de machirula, pero en los más de 200 años que tiene contabilizado la práctica de ese deporte, las mujeres aparecen en la línea de tiempo de manera difusa y con un mojón plantado 160 después de la incomprobable historia de Webb Ellis y el súbito reflejo de tomar la pelota con las manos y correr hasta el ingoal.
En la Argentina, este año se cumplirán 40 del primer encuentro entre dos equipos de mujeres: uno Gimnasia y Esgrima de Ituzaingo y otro con jugadoras que utilizaron la camiseta de Alumni, pero que no podían representar formalmente al club. Hay registro de una revancha y otros dos partidos en Concepción del Uruguay, ante Barbarians, un equipo local reunido para esa ocasión.
Luego un silencio de 15 años hasta que la actividad comenzó a florecer sin importar el qué dirán de los hombres de los clubes que no permitían la actividad -todavía existen los que tienen vedada la práctica femenina- y un lugar en la World Rugby. Ya no es tan fácil conjugar eso de que el rugby es un deporte de bárbaros jugado por caballeros, pero tampoco hay muchas frases que involucren a las damas en ese entorno.
La UAR incluyó entre sus competencias oficiales la rama femenina del Torneo Nacional de Clubes y el Seven de la República, además de contar con un seleccionado, las recientemente rebautizadas Yaguaretés. En 2021 dejaron de ser Las Pumas y se quedaron con el animal autóctono que Los Pumas llevaban en el pecho, casi como un impostor.
La historia de las mujeres del rugby, no es distinta a las que practican cualquier otro deporte. La capitana del Seleccionado, Paula Pedrozo, lo sabe. Hace 10 años era convocada por primera vez y si compara el primer instante con el que se avecina, las diferencias le brotan sin tener que hacer memoria.
“Era un equipo muy amateur cuando yo empecé. Hoy te encontrás con adornitos como la ropa, el agüita ¿viste? El gimnasio no existía, Casa Pumas, tampoco: en 2015 usábamos el espacio del Cenard que no tenía cancha de rugby. Los recursos eran muy escasos”, dice Pedrozo, Pula, desde casi siempre y para todos.
La capitana también piensa en las aspiraciones de aquel entonces y las inmediatas: el Challenger Series 2025 en el que compiten para intentar meterse en el Circuito Mundial el año próximo. “En el 2015 eso era recontra inesperado”, asegura en una entrevista con Clarín antes de viajar con la delegación a Ciudad del Cabo, donde se jugarán las dos primeras etapas de las 12 selecciones participantes.
Licenciada en kinesiología y fisiatría, la capitana se estructura su día para entrenar en el club, atender a sus pacientes, conjugar planes con su pareja, “limpiar el departamento”, sentarse “a leer algo” y volver a entrenar con el Seleccionado. Pero también, salir de gira con las Yaguaretés.
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Dirigidas por Nahuel García, las Yaguaretés ganaron el Sudamericano 2024, al igual que el de 2023. Se quedaron por poco fuera de los últimos Juegos Olímpicos y encaran lo que se viene con un envión que parece empujarlas a superarse.
“Me parece que también la ambición o la determinación con que la jugadora argentina hoy encara los desafíos es otro. Antes nuestro nivel era un poco limitado, era bajo. Entonces quizás no tenías tantas aspiraciones, te conformaba más bien con la realidad que vivías”, completa la capitana sobre el momento de la Yaguaretés.
–¿Qué le viste al rugby?
-Primero, los valores que inculca el rugby me parecen fenomenales. Segundo, que a mí me ayudó a poder hablar de otra manera públicamente, a relacionarme de otra forma. Creo que eso me sirvió muchísimo porque también pude utilizarlo en la carrera. La facultad me resultó mucho más fácil a raíz de que ya tenía cierto manejo con el público. Era una persona mucho más introvertida. Acá fui encontrando un lugar y hoy en día me convertí en la capitana. Así que eso habla también obviamente de ese trabajito que me ha permitido hacer el deporte y obviamente que la selección argentina.
-¿Hacías basquet, cómo aparece el rugby?
-Empecé a jugarlo porque mi mamá es profe de educación física y veía condiciones y con mi papá me animaron. Empezamos jugando como un grupo amigas, pero la verdad tanto no me gustaba el deporte. No lo entendía. Le pasa mucho a la mujer. Hoy no tanto, pero antes nos pasaba que la mujer empezaba a jugar al rugby de grande. Entonces es un poco difícil también entender las reglas del juego. Me parecía muy complejo, pero encontré cierta gratitud en agarrar la pelota y correr. Me fui enamorando del deporte. Al ser un deporte en contacto, lo primero que te dicen es que siempre va a haber algo, una parte del cuerpo que te va a doler. Obviamente hoy en día hay todo un trabajo en lo que es prevención de lesiones. Creo que somos particulares las personas que nos animamos a jugar a este deporte y principalmente las mujeres. No a todas las chicas les gustan los deportes de contacto.

-Desde afuera, se ve brutal el rugby.
-Se ve más brutal de lo que se vive. Las chicas que estén interesadas en el deporte, que se animen y prueben.
-¿No hay prejuicio para las mujeres del rugby?
-Mirá cuando recién empezamos a tener participación en este deporte, la verdad que sí. La gente desconocía totalmente la participación de la mujer en el deporte. Pasa hoy en día que hay clubes grandes que se niegan a incluir al femenino. Pero la mujer ya no es tan desplazada, hubo un cambio en todos los deportes. La realidad es que la historia nos cuenta que la mayoría de los deportes fueron empezaron siendo jugado por hombres. Y me parece que la lucha que nosotras hemos tenido en su momento también lo han tenido los otros deportes. Pasa que en años anteriores creo que la difusión y y la fuerza que ha tomado la mujer en todos los ámbitos nos ha ayudado a que sea un trabajo mucho más ameno.
-Hay en una diferencia obvia entre el rugby femenino y el masculino, que es el físico. Pero también la idiosincrasia: Noto que las jugadoras, ustedes, no tienen ninguna dificultad para hablar, por ejemplo, de cuestiones personales y de diversidad sexual, cosa que en los jugadores es un tabú ¿Por qué?
-Me parece que en su momento ha sido un poco un tabú el hecho de la homosexualidad. El hombre, quizás en los deportes más rudos, se ve privado de poder mostrarse libremente. Nos pasa a las mujeres que se invierten los roles, porque al principio se decía que las chicas que jugaba rugby eran todas homosexuales, entonces vos estabas en una lucha contraria de decir ‘no, no, las heterosexuales también juegan’. Hoy está todo más descontracturado e incluso con nosotras siempre te preguntan con curiosidad, como de porcentaje, ‘¿cuántas chicas tienen novia en el equipo?’… ¡Somos dos!
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-Claro, pero esa misma pregunta no se la hacen a Los Pumas…
-Hay todavía una diferencia en eso, pero me parece que en el comportamiento de ellos incluso se refleja que hay una evolución. Ahora ellos son un poco más cariñosos, ¿viste? Pero me parece que sí, todavía hay que destrabar algo ahí y ellos tienen un camino también, una lucha propia. Siempre se habla como de la desigualdad de la mujer en el ámbito masculino y nunca se habla de los conflictos quizás que ellos tienen por ser un ámbito tan masculino.
-Cuando eras mucho más joven, dijiste que más o menos a la edad que tenés ahora, era el tiempo del retiro ¿Te arrepentís?
-Yo programe retirarme en 2025. Hoy estamos peleando un challenger y decís ‘un año más’. Después vienen los Panamericanos y decís ‘otro año más’. Y te hablan de poder jugar XV y te gustaría…. Y pensás en un Mundial 2029 en el que voy a tener como 33 años… Entonces vas postergando esa idea. En algún momento nos va a tocar cerrar ciclos. No estoy tan concentrada en eso, sino más bien viviendo el momento. Ojalá entremos en circuito mundial y me tiré a jugar un año más. Si nos mantenemos, otro año más y vas viendo… En las mujeres el hecho de programar el retiro, como yo para este año, tiene que ver con el proyecto de ser madres. Las mujeres tenemos un limitado para poder intentar ese objetivo.
-Sí. Yo tengo pareja y estamos tratando de ser mamás. Ella está tratando. Si queda embarazada, viene el bebé y estoy viviendo dos proyectos paralelos. Después lo comparas con el masculino y decís: ‘pero ellos lo hacen’. Y es un poco decir ‘pucha, nosotras no nos consideramos entonces como profesionales del ámbito’ y entonces ahí es cuando vas como trabajando por ese lado y vas cambiando sobre la marcha los planes.

Primera parada, Ciudad del Cabo
La primera etapa será 1 y 2 de marzo en el Athlone Stadium, el mismo escenario de la segunda, que se desarrollará el siguiente fin de semana. Si clasifican entre las ocho primeras, avanzarán a la tercera etapa en Cracovia.
Allí, los cuatro equipos con la mayor cantidad de puntos acumulados en el Challenger obtendrán su plaza para los Playoffs de Los Ángeles, que determinará el cuadro del Circuito Mundial 2026, el gran objetivo de las Yaguaretés.
-¿Cómo esperás que se de el Challenger?
-Estoy muy contenta de estar acá. Yo tuve una lesión severa el año pasado y no pude terminar en la Challenger. Por suerte fui al repechaje olímpico que nos quedamos afuera. Obviamente que te desilusiona un poco el hecho de quedarte parada en la puerta. Se notó el trabajo que que veníamos haciendo y estuvimos muy cerca. El crecimiento ha sido abismal y estamos mucho más confiadas, tenemos el autoestima más elevado.
-Estamos recontra entusiasmadas y tenemos muchísimas ganas de medirnos con Sudáfrica principalmente, que fue uno de los últimos equipos con los que nos cruzamos. Ellas vienen del circuito mundial y sabemos que son una de las mejores. Nosotras obviamente que apuntamos al podio, pero también de forma paralela queremos el primer lugar. Sabemos que una vez que entremos al circuito mundial vamos a contar con más recursos todavía. Entonces como que estamos ahí entusiasmadas también por no saber que se podría llegar a venir.
-El circuito mundial como un trampolín o una puerta que se abre…
-Claro que puertas que te abren y hasta dónde podríamos llegar nosotras individualmente y marcarles un caminito a las chicas que vienen atrás que lo van a poder disfrutar más…
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