Realmente la historia no ha sido muy justa con Eva o Emilia de Collado. Estos nombres hacen referencia a la primera mujer en toda Latinoamérica que llegó a ocupar el cargo de intendente o máxima autoridad comunal del entonces distrito de Calingasta, en 1927. Sin embargo, no hay mayores registros documentales de su paso por este lugar que le abrió paso a muchísimas mujeres en el campo de la política y la dirigencia comunal. Salvo el decreto del 11 de febrero de ese año, donde el gobernador Aldo Cantoni, la designa como comisionada, entre una lista de otros 20 varones, algo usual para la época.
Nobleza obliga decir que la mayoría de los historiadores e investigadores la citan como Eva Araya Pocous de Collado. De hecho, así quedó plasmado su nombre en el decreto oficial plasmado en el folio 21 del Libro de Decretos del año 1927 del Ministerio de Gobierno e Instrucción Cívica. A pesar de esto, hay documentos periodísticos y hasta un proyecto de Declaración del Senado de la Nación en donde se la identifica como Emilia Collado, inclusive hasta hay una calle de un barrio de Trinidad que la homenajeó con esta denominación.
Algunos historiadores hacen referencia que ella llegó por el voto popular teniendo en cuenta que la reforma constitucional del 1927 habilitaba al sufragio provincial y, en un histórico y revolucionario cambio de los derechos cívicos y sociales, permitía la participación de las mujeres en los comicios. Hasta entonces las autoridades municipales se elegían por el “voto calificado” de los contribuyentes, es decir quienes pagan rentas o impuestos municipales por tener una propiedad.
Claro que esta intendenta no accedió por la “vía democrática” al cargo: por decreto, caducaron las autoridades comunales y el Poder Ejecutivo designó los comisionados “para los gobiernos municipales de los distritos a los efectos administrativos y para formar los registros electorales a fin de constituir las mesas de autoridades”, tal como puede leerse en el texto original. Así Capital, Trinidad, Desamparados, Concepción, Santa Lucía, Pocito, 25 de mayo, Sarmiento, Caucete, Angaco Norte, Angaco Sud, Albardón, Jáchal, Valle Fértil, Chimbas, Ullum, Rivadavia, Iglesia, Rodeo y 9 de julio tuvieron sus autoridades y Calingasta, su primera funcionaria pública en la historia.
De Eva Araya se conocen pocos detalles filiatorios y personales. Solo se sabe y por boca de una descendiente que se casó con el ingeniero agrónomo Rosbor Albino Collado –fue su segunda esposa-, quien era hijo de un ganadero de Tamberías, en Calingasta, que tenía tierras tanto en el llano como en la alta montaña. Su esposo fue diputado provincial en más de una oportunidad y también jefe político de Calingasta, luego de su mujer.
Casi desconocida
A diferencia de muchas personas –hombres y mujeres- que trascienden socialmente y tienen reconocimientos por la labor desempeñada o por haber dejado huellas en la historia, la señora Collado no tiene prácticamente gestos de agradecimientos. Salvo por un detalle que en su momento -en 2021- fue avalado por el entonces Concejo Deliberante de Capital, cuando los vecinos del barrio Arrayanes III, en Trinidad, pidieron que las calles internas se nombraran por las “dos primeras mujeres con cargos de la política sanjuanina”. Es por eso que una de las arterias se llama Emar Acosta y la otra, Emilia Collado, sin respetar que la homenajeada debería ser la primer intendente de Calingasta, Eva Araya Pocous de Collado.
Otras pioneras
La reforma constitucional provincial de 1927, también posibilitó que la sanjuanina Emar Acosta, fuese la primera diputada provincial electa, marcando un hito en San Juan, el país y América Latina, en 1934. Fue inclusive dos décadas antes de que el gobierno nacional habilitara la participación femenina en las elecciones con el cambio de la Constitución Nacional de 1947 con la sanción de la Ley 13.010: a partir de ese momento las mujeres podían elegir y ser elegidas. El voto masculino obligatorio y secreto, quedó vigente por ley en 1912.
Antes de ese puesto, Emar Acosta había sido la primera Defensora de Menores, Pobres y Ausentes.
Otras mujeres que conquistaron un lugar en puestos de poder fueron Doña Paz Peña Zapata, que ejerció el cargo de Juez de Paz en La Rinconada en Pocito y Doña Dora Castellano de Merlo que fue la primera concejal de la Capital, tal como figura en el libro “El radicalismo bloquista en San Juan (1916-1934)” de autoría de la historiadora Susana T. Ramella de Jefferies.
Según tiene documentado, el especialista en genealogía, Guillermo Collado, también Mercedes Nieva de Castro fue electa presidenta del Concejo Deliberante de Zonda y puesta en funciones de intendente en septiembre de 1937.
Agradecimientos: Guillermo Kemel Collado Madcur (Licenciatura en Comunicación y presidente del Centro de Genealogía y Heráldica de San Juan)/ Silvana Frau (directora del Instituto de Historia Regional Héctor Domingo Arias de la UNSJ)/ Verónica Rosales e Irene García del Archivo General de la Provincia / Fundación Bataller/ Francisco Ceballos, profesor de la cátedra de Historia de San Juan de la UNSJ.
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