ROMA.- “El Papa pasó una noche tranquila, está descansando”, dijo este lunes a primera hora el vocero papal, Matteo Bruni. Ayer, en otra jornada en la que desde el hospital Gemelli no se difundió ningún parte médico porque su cuadro clínico sigue estable e igual a la víspera -es decir, con una leve y gradual mejora-, el papa Francisco, internado desde hace 24 días con neumonía bilateral y pronóstico reservado, continuó con sus terapias, entre las cuales la fisioterapia respiratoria y motoria. Como ya había ocurrido el domingo de la semana pasada, por la mañana recibió la visita del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, su número dos y del arzobispo venezolano Edgar Peña Parra, el sustituto y número tres que, “entre otras cosas, lo pusieron al día en cuanto a algunas situaciones en la Iglesia y en el mundo”, hizo saber la Sala de Prensa de la Santa Sede.
Además, participó de la misa en la capilla de la suite papal del décimo piso del Gemelli junto a quienes lo atienden y, en lo que significó una novedad, que habla de un paciente en recuperación y alerta, por la tarde se conectó desde allí con el Aula Pablo VI para seguir por video los ejercicios espirituales que comenzó a hacer la curia romana debido a la Cuaresma, “uniéndose espiritualmente”. El Papa pudo seguir en conexión desde el Gemelli los ejercicios espirituales de la curia romana, guiados por el fraile capuchino Roberto Pasolini, sin que esto significara que él pudiera ser visto por sus máximos colaboradores, aclararon.
“La situación aparece estable, con leves gruadales mejoras como indicaba el boletín de ayer (sábado), en un cuadro que sigue siendo de todos modos complejo y que hace que los médicos mantengan prudencialmente el pronóstico reservado”, dijeron desde la Sala de Prensa del Vaticano. Destacaraon, además, que continúa la alternancia de ventilación mecánica no invasiva por la noche -es decir, la máscara que cubre nariz y boca y significa una asistencia superior en la respiración- y de oxigenación de altos flujos a través de cánulas nasales durante el día. Y adelantaron que mañana lunes los médicos difundirán nuevamente el parte que no fue publicado este domingo “vista la estabilidad del cuadro clínico”.
El sábado, por primera vez el parte médico había sido muy positivo: había consignado “una buena respuesta a la terapia” del Papa e indicado que las condiciones clínicas en los últimos días no sólo se habían mantenid “estables”, sino que también habían registrado “una gradual y leve mejora”. Aludía, así, al hecho de que nunca más tuvo crisis respiratorias. La última, doble, tuvo lugar el lunes pasado.
“Hay que tener paciencia, los médicos esperan tener más elementos para cambiar de pronóstico”, explicó una fuente vaticana, que confió que el Papa, que evidentemente va remontando la cuesta, sigue de buen humor.
Aun sin posibilidad de leer largos textos, como se pudo deducir del breve audio enviado el jueves pasado para agradecer a quienes rezan por él -cuando ostentó gran fragilidad, una voz entrecortada, débil, sufrida-, Francisco, de 88 años, por cuarto domingo consecutivo no estuvo físicamente presente para el Angelus dominical, pero hizo difundir un texto escrito. Allí mencionó su “prolongada hospitalización” en la que experimenta la “ternura del cuidado”, volvió a agradecer a todos los que allí lo asisten y, al celebrarse este domingo el Jubileo del mundo del Voluntariado, destacó el espíritu de solidaridad y servicio de los miles de voluntarios que hay en el mundo y la “necesidad del milagro de la ternura”.
“En mi prolongada hospitalización, también yo experimento el esmero en el servicio y la ternura en el cuidado, especialmente por parte de los médicos y de los operadores sanitarios, a quienes doy las gracias de corazón”, escribió Francisco, que mencionó antes la multitudinaria misa que se celebró en la Plaza San Pedro ante miles de personas de todo el mundo que llegaron a Roma para el Jubileo del voluntariado. Entonces, el cardenal checo-canadiense Michale Czerny reemplazó al Papa y leyó un sermón previamente preparado por él.
“Mientras estoy aquí, pienso en las muchas personas que, de diversos modos, están cerca de los enfermos y son para ellos un signo de la presencia del Señor. Tenemos necesidad de esto, del ‘milagro de la ternura’ que acompaña a quien está pasando un momento difícil, y lleva un poco de luz en la noche del dolor”, añadió Francisco. “Quisiera dar las gracias a cuantos me están mostrando su cercanía con la oración: ¡Gracias de corazón a todos! Yo también rezo por vosotros”, aseguró.
En el texto escrito, como todos los domingos, volvió a lanzar un llamado a la paz en un mundo en llamas. “Sigamos invocando juntos el don de la paz, especialmente en la martirizada Ucrania, en Palestina, Israel, el Líbano, Myanmar, Sudán y en la República Democrática del Congo”, escribió.
En un fiel reflejo que sigue atentamente informado, expresó su preocupación por la violencia que ha resurgido en algunas zonas de Siria. “Espero que cese definitivamente, en el pleno respeto de todos los componentes étnicos y religiosos de la sociedad, especialmente de los civiles”, exhortó. Como el domingo pasado, volvió a despedirse de todos con un “¡Feliz domingo y arrivederci!”.
Los comentarios están cerrados.