respaldo total a Bullrich, críticas a Macri y cruces con la Ciudad
Javier Milei reaparecerá este viernes al mediodía públicamente tras la marcha y la represión en las inmediaciones del Congreso. El Presidente visitará la muestra de Expoagro en compañía de dos probables candidatos: el vocero Manuel Adorni y del diputado José Luis Espert. El mandatario, que no hizo declaraciones durante su visita fugaz a Bahía Blanca, ahora sí rompería el silencio, luego de replicar mensajes de funcionarios y dirigentes libertarios en redes sociales que abonan la teoría de un plan de desestabilización. En su entorno creen que el saldo de las imágenes del miércoles en las inmediaciones del Congreso será beneficioso para el Gobierno, cuestionan a Mauricio Macri y la tensión con la Ciudad en materia de seguridad continúa.
El Presidente, que cada vez pasa menos tiempo en Casa Rosada, permaneció este miércoles hasta casi las 21 en su despacho. En el Ejecutivo informaron sobre reuniones oficiales. A la hora que el jefe de Estado abandonó Balcarce 50, cerca de 700 policías custodiaban la Casa de Gobierno. Ya habían habido piedrazos de manifestantes en la explanada de Rivadavia y sobre el portón principal de ingreso, adonde llegaron a colgarse muchos de ellos. Hubo disparos de balazos de goma para dispersarlos. Pasada la medianoche, más manifestantes se movilizaron hasta la Rosada.
El jefe de Estado respalda a Patricia Bullrich de manera cerrada, a quien visitó semanas atrás en sus oficinas, en una de sus peores semanas. La ministra de Seguridad y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, hablaron de un plan para desestabilizar al Gobierno. La vicepresidenta Victoria Villarruel fue la única que se salió del libreto. Lo hizo en el mismo escenario donde este viernes hablará Milei.
El Presidente habló con la ministra bien entrada la noche del miércoles y le anticipó parte de los datos que hizo públicos en la conferencia de prensa del jueves. “Le dijo que es fundamental mantener el orden y no dejarse pasar nunca. El apoyo es total“, contaron cerca de ambos.
En la Rosada se apuran en hacer un cálculo político y sostienen que las postales de supuestos barrabravas en la manifestación benefician al oficialismo. Al igual que hizo Mauricio Macri en X, comparan las imágenes del miércoles con la de los destrozos en 2017, cuando el Congreso sancionó la reforma de cálculo previsional y Bullrich inmortalizó su frase sobre las “14 toneladas de piedra”.
Minutos antes de que Macri expresara su solidaridad con el Gobierno en X, luego de que en la previa hubiera cuestionado a Milei por el DNU para evitar que el Congreso apruebe o bloquee el acuerdo con el FMI, en la Rosada volvieron a hablar de la tibieza del ex presidente. Evocaron la supuesta “culpa” de la gestión de Cambiemos y del entonces jefe de Gabinete Marcos Peña, quien -según dijo Bullrich- no defendía la aplicación de protocolo antipiquetes.

Funcionarios que responden políticamente a Karina Milei insisten en que la oposición dura “busca un muerto para tirarle al Presidente”. El fotógrafo Pablo Grillo, que lucha por su vida, fue herido porque Gendarmería no disparó en 45 o 60 grados como recomienda el protocolo.
El mismo razonamiento sobre el eventual rédito político que podría obtener el Gobierno lo hacen sobre el eventual paro o marcha que analiza convocar la CGT y al plan de lucha con organizaciones sociales que podría anunciarse este jueves en el congreso anual de la UTEP, en la sede de la central obrera en la calle Azopardo.
Ruidos entre Nación y CABA por el operativo

A pesar de que Bullrich -en conferencia de prensa- habló del trabajo coordinado con la policía porteña y apuntó contra los intendentes de La Matanza y Lomas de Zamora, Fernando Espinoza y el delfín de Martín Insaurralde, Federico Otermín, en la Cartera de Seguridad se quejó del accionar de la Ciudad. La salida de Waldo Wolf del ministerio porteño no alcanzó para eliminar las rispideces entre las dos administraciones.
En el Ejecutivo hubo sorpresas, porque buena parte de los manifestantes que llegaron desde el conurbano no ingresaron por los puntos habituales de ingreso, como Puente Pueyrredón. Los manifestantes, además, llegaron más temprano de lo que preveían las fuerzas de Seguridad.
Funcionarios del Ejecutivo aseguran que los problemas empezaron a las 14.45, cuando la Ciudad habría dado la orden de que una treintena de oficiales antidisturbios se replegaran de donde estaban apostados, en el segundo cordón de contención, luego de intentaran retirar sin éxito la posta de salud que montaron los trabajadores del Hospital Bonaparte, ubicada sobre la avenida Entre Ríos frente al Congreso. Con menos problemas habían logrado levantado el gazebo de la seccional de ATE de ese mismo hospital, a pocos metros de allí.
Hubo cruces entre funcionarios de las dos administraciones. Funcionarios de la Cartera nacional se comunicaron con sus pares porteños para reclamarles que intervinieran sobre la avenida de Mayo para evitar desbordes. Les contestaron que lo harían cuando los mismos llegaran a la 9 de Julio. “Manifestamos que estaban equivocados y los hechos así lo demostraron (…) Nosotros estábamos vaciando la Plaza y no podíamos movernos de ahí y (los manifestantes) se iban por Av de Mayo y estaban sueltos hasta la 9 de julio”, relatan en el gabinete de Milei. Cerca de Bullrich acotaron que no creían que hubiera habido animosidad de la policía porteña.
En el Gobierno identifican al flamante secretario de Seguridad Maximiliano Piñeiro como el hombre de confianza del jefe de Gobierno en la Cartera que ahora maneja el ex policía y jefe de la Metropolitana Horacio Giménez. “Ahí empezó el quilombo y es un problema tener esas discusiones en ese momento”, razonaban en el Gobierno. En la Ciudad niegan cualquier cortocircuito con las fuerzas nacionales y hasta señalaban que el accionar de las fuerzas federales generaron más problemas a los de la Ciudad. Más allá de los cálculos, en el Gobierno prevén un escenario de mayor conflictividad.
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