Argentina, sin Messi, le ganó con autoridad e inteligencia a Uruguay y dio señales de que sigue siendo la mejor selección del mundo
Ya no hay espina en Lionel Scaloni: se pudo vengar, futbolísticamente hablando, de Marcelo Bielsa, uno de sus maestros. El Loco le había ganado el duelo táctico en el partido de la Bombonera en 2023 y ahora la taba se dio vuelta: la Scaloneta, con el agregado de que no tuvo a Lionel Messi, se impuso con autoridad e inteligencia 1-0 ante Uruguay en el Centenario, regalando además señales de por qué sigue siendo la mejor selección del mundo.
La receta de Scaloni fue mostrar unas cartas y después jugar con otras. Porque la Scaloneta estuvo gran parte del primer tiempo replegado y apostando al contragolpe. Pero en un momento determinado, tal vez cuando Bielsa le sacó la ficha a ésa idea, se paró unos metros más adelante y empezó a jugar a lo que más sabe. Y en el segundo tiempo dio una cátedra de fútbol coronada por un golazo de Thiago Almada, la figura en Montevideo.
Al fútbol moderno se juega como lo hicieron Uruguay y Argentina en la primera etapa en el Centenario. Fue aburrido el comienzo del choque, pero no por las propuestas, sino porque no estuvieron finos los intérpretes (todo lo contrario ocurriría en el complemento). Es raro ver en Sudamérica un encuentro así, de posesión contra posesión con bloques bajos en defensa y larga paciencia para manejar el balón. Este fútbol actual se parece al básquet, donde cinco jugadores atacan y otros cinco aguardan bien cerca del aro y sin desesperarse por interceptar. Rara vez hay una pérdida y una corrida frenética.
Lionel Scaloni cambió el libreto por primera vez desde que está al mando del seleccionado. Sorprendió la postura de Argentina en el inicio: muy replegado y apostando a los contragolpes. Ni más ni menos que la idea que suele pregonar Diego Simeone. Se plantó con un 4-4-1-1 la Scaloneta, con Enzo Fernández parado sobre Rodrigo Bentancur y con Julián Álvarez como único delantero. Y se tiró atrás. En los primeros 15 minutos, la tenencia de la Celeste fue cercana al 75 por ciento. Claro que no supo demasiado qué hacer.
Tampoco fue una furia Uruguay, como suele intentar ser cuando juega en el Centenario. Tuvo mayor ambición, es cierto, pero no fue desmedido en la búsqueda. Por eso fue tedioso ese lapso. ¿Trabajo para el Dibu Martínez? Cortó un par de centros (a Molina lo desbordaron en varias oportunidades) y tuvo que rechazar con la cabeza un pase profundo de Nandez.
Se acomodó con el correr del juego la Scaloneta porque se amigó con la pelota. Modificó el chip. Fueron productivas las intervenciones de Thiago Almada y Julián conectó bastante con los volantes. Eso provocó que se empareje la posesión. Incluso el visitante tuvo las más claras, casi siempre con disparos lejanos (Paredes, Fernández y Simeone) que no inquietaron.
Las últimas dos postales de la etapa inicial sí que se parecieron a Sudamérica: los futbolistas quedaron cara a cara y se empujaron entre todos después de una falta menor de Otamendi a Núñez; y en la otra, Bielsa se calentó porque Giorgian De Arrascaeta no peleó una pelota y lo reemplazó por Nicolás De La Cruz cuando al juego le restaban tan solo unos segundos.
En el segundo tiempo la Scaloneta se vistió con su ropa y brilló. Fue notorio el cambio de actitud de los uruguayos: salieron sin ganas del vestuario. Y Argentina se aprovechó de eso. Julián es ahora un jugador mucho más formado del que se fue y Almada hace años pedía emigrar a Europa: sus encuentros fueron memorables, como pasó en el golazo al ángulo del ex Vélez. Un rato antes Rochet le había sacado una parecida y un poco después le ganó un mano a mano tras una habilitación a lo Messi del Araña.
¡GOLAAAAZO DE ARGENTINA!
A los 68′, Almada puso el 1-0 ante #Uruguay. #EliminatoriasEnTyCSports pic.twitter.com/vOl3gS7KG3
— TyC Sports (@TyCSports) March 22, 2025
Argentina jugó todo el complemento en campo rival, con autoridad. No sufrió atrás. Se sintió dueño de la escena ante la pasividad uruguaya de adentro y de afuera. Le faltó simplemente meter más goles para coronar un enorme juego en un estadio difícil y ante un rival de temer.
Así, entonces, con un primer tiempo de mostrar unas cartas y con un complemento deslumbrante, Scaloni le ganó por amplio margen a Bielsa. Y la Scaloneta terminó evidenciando que sigue siendo el mejor del mundo. Tal vez también por amplio margen.
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