el durísimo testimonio de una obstetra argentina en Gaza
Una historia de humanidad en ese horror de la guerra en Franja de Gaza, donde 17.000 chicos se han quedado solos. Su familia se ha volatilizado con los bombardeos y ellos deambulan por esas calles abarrotadas de burros, de gente sin casa, sucios, enfermos con sarna, sin comida y sin protección. Florencia Francisconi es obstetra argentina, de San Nicolás, provincia de Buenos Aires. Está en el enclave palestino trabajando con Médicos sin Fronteras, a cargo de parturientas y bebitos.
Desde allí y antes de que termine su misión relató, con conmovedores detalles, cómo es la vida de un trabajador humanitario y de la gente en Gaza, cuando se han cumplido casi 12 meses del inicio de la guerra y su trabajo con las parturientas y los recién nacidos. Un escenario lo más parecido a un infierno.
-¿Cómo llegaste a Gaza?
-Estaba terminando mi contrato anterior. Me dijeron que estaba esta posibilidad de venir a Gaza por seis semanas. Por mi parte no tuve muchas dudas. Sí, un poco tuve que hablar con la familia y con los amigos. Es un destino bastante particular, bastante riesgoso también. No hay lugar seguro en Gaza, no existe. Un poco con la aprobación de todos y con un poco de miedo de ellos también… estoy acá. Llegué hace seis semanas y ya estoy cerquita del final de mi misión. Estoy saliendo la semana que viene de acá.
-¿Cómo es tu misión? ¿Qué es exactamente lo que hacés?
-Soy licenciada en obstetricia. Soy gestora de actividades de obstetricia, salud sexual y reproductiva en términos amplios. Nosotros acá damos apoyo a un hospital, a un complejo hospitalario que se llama Nasser Medical Complex, siempre fue uno de los más importante de la Franja de Gaza. Y ahora más aún, uno de los más importantes del sur. Tenemos también, en colaboración con el Ministerio de Salud, tres postas de salud de gestión propia. Así que lo que yo hago es gestionar con mis compañeras obstetras y ginecólogas estas actividades.
Vivir en carpas, entre la muerte
-¿Cómo es la situación en Gaza para una mujer, para alguien que espera un bebé o para alguien que lo acaba de tener?
-Es tremendo para todo el mundo ¿no? Pero la verdad es que tenemos familias que se han desplazado seis, siete veces ya. Viven en carpas, hacinados. En términos de salud pública esto es catastrófico. En el embarazo es muy difícil movilizarse, incluso dentro de la ciudad, porque recordemos que han estado recibiendo órdenes de evacuación y se han ido movilizando. Hay muchísima cantidad de gente en un espacio, que es muy pequeño. Llegar a controles prenatales es muy difícil. Por ahí, las madres pensando en sus bebés y sus embarazos hacen el sacrificio y relegan un poco más lo que es el control post natal ¿no? Que es tan importante como el control pre natal. Si poder llegar a los centros de salud para poder parir, también, una vez que llegan…
-¿Cómo se atiende a las mujeres que dan a luz, en medio de la guerra?
-Llegar a parir en medio de bombardeos es aterrador y difícil. No permanecen más que en promedio unas 4 a 6 horas. Ha pasado ya que entre nuestras pacientes y entre nuestros compañeros que han estado de guardia y vuelven y se encuentran con que sus hijos están muertos, sus familiares, sus maridos bajo los escombros. Entonces tienen mucho miedo de quedarse en el centro de salud. Generalmente, cuando paren de día, intentan volver con sus familias y familiares posibles. Después la angustia nuestra de saber a dónde vuelven porque vuelven a una carpa, literal, de plástico. Ahora están haciendo unos 35 grados. Es una carpa de plástico sin electricidad, sin letrinas. Yo vi poquitísimas duchas, sin agua corriente, sin productos de higiene, con recién nacidos. También, uno tiene una sensibilidad particular ¿no? Empezar tu vida de este modo es tremendo.
“Viven en carpas, hacinados. En términos de salud pública esto es catastrófico. En el embarazo es muy difícil movilizarse, incluso dentro de la ciudad, porque recordemos que han estado recibiendo órdenes de evacuación y se han ido movilizando”.
-¿Hay hospitales con luz, incubadoras, anestesia? ¿Hay facilidades o no?
-El complejo hospitalario que nosotros apoyamos es un centro de referencia justamente porque tiene capacidad de resolución quirúrgica, tiene banco de sangre, tiene neonatología en caso que los bebés lo necesiten. Es un centro bastante especializado.Ya llevamos casi un año de esta situación y los insumos van faltando. El equipamiento se va rompiendo también. Es muy difícil el ingreso de insumos básicos. Por decirte , el jabón para lavarse las manos, un estándar muy básico en cualquier centro de salud. En principio los servicios están. Pero ahora empieza a entrar en juego esto de la calidad del servicio que se presta.
-¿Los dejan entrar a ustedes con material médico, material quirúrgico, medicamentos, etcétera?
-La verdad es que es un poco difícil. Lleva tiempo. Hay muchas ONG tratando de ingresar su equipamiento y sus insumos también entonces. Es un proceso que lleva un tiempo. Incluso, una vez que entran adentro de la ciudad, el tema del transporte es tan precario, las calles están llenas de gente, de burros que son como taxis improvisados, de gente de niños súper chiquitos corriendo para todos lados. El transporte dentro de la ciudad es muy difícil también. Se tardan dos horas para recorrer 4 o 5 kilómetros. Todo se va retrasando y muchas veces es contra reloj, con insumos que son bastante básicos.
Parir bajo los bombardeos
-Cómo sobreviven las parturientas en Gaza en esas condiciones? Sin agua, sin higiene, sin letrina, en carpas, con 35 grados de temperatura
-Como pueden en realidad. Hay enfermedades propias de toda esta cuestión sanitaria muchas afecciones de piel, el agua… Nosotros tratamos de proveer agua potable y otras organizaciones también. Pero yo pienso en mis sobrinos…Ves nenes de dos o tres años llevando galones de agua de 5 o 6 litros… A veces haciendo colas tremendas para tener agua para cocinar o poder lavarte, para cosas muy básicas ¿no? Sobreviven. No están viviendo su maternidad, su puerperio, su vida. La están sobreviviendo y sobrellevando como pueden pero en muy malas condiciones: diarreas, infecciones de piel, infecciones respiratorias, muy mal. Vemos mucho afecciones de piel severas. Todos los cuadros de que uno no puede asistir en el centro. Pacientes con enfermedades crónicas, embarazadas con diabetes. Con hipertensión. Es todo muy difícil, todo muy difícil.
-¿Ellas, cuando llegan al hospital, están acompañadas por sus maridos, padres o sus familiares han muero en ese conflicto, donde ya hay más de 40 mil muertos?
-La verdad es que de las compañeras que trabajan conmigo, no hay ninguna que no tenga algún familiar fallecido. De las parturientas, en principio, tratan de venir con algún acompañante femenino. Pero intentan quedarse el menor tiempo posible, intentan volver con sus familias lo antes posible.
-¿Ustedes pueden recorrer todo el territorio? ¿Pueden visitar a esas personas que recién acaban de tener un bebé? ¿O tienen limitaciones para pasar de una zona a otra?
-Este es un punto interesante. Porque la mayoría de las veces nuestros equipos de promoción de la salud por lo general tenemos actividades fuera de los establecimientos, más en contacto con la comunidad. Acá no tenemos esa posibilidad. Recibimos a los pacientes en los centros de salud, ya sea en el hospital o en los tres centros que tenemos de atención primaria pero no tenemos la chance de hacer actividad. Por ejemplo de hacer un control prenatal a domicilio. Esto por cuestiones de seguridad y demás no es un servicio que podemos ofrecer. Es algo que normalmente sí hacemos como organización, control nutricional. Tenemos muchas actividades fuera, extramuros, pero no es el caso lamentablemente. Nuestros movimientos son limitados, de la casa al hospital, del hospital al centros de salud y de ahí devuelta a la casa.
-¿Cuáles son las condiciones de seguridad en las que ustedes trabajan? ¿Trabajan con custodio, pueden caminar, tienen que andar en autos blindados?.¿Notifican a los israelíes que van a desplazarse ¿Piden autorización?
-En realidad nosotros, en principio somos una organización médica. Pero no somos solamente médicos los que estamos en terreno. Tenemos un coordinador de emergencia que es el que intenta que podamos llevar las actividades médicas de la forma más segura posible. Es el que nos va validando los lugares. El que nos dice a esta zona hoy sí podemos ir, para este lugar no hay restricción de movimiento y hoy sí. Es el que se encarga de todo el equipo estas coordinaciones, que nosotros podamos abocarnos a lo que vinimos ¿no? A los servicios de salud, sin tener que pensar en ninguna otra cosa. Nos manejamos en auto. No tenemos permitido caminar ni siquiera distancias cortas. Nuestros autos no son blindados. Nos movemos con autos normales en la comunidad y con estas actualizaciones en términos ni siquiera día a día. Es minuto a minuto. Nos pregunta qué actividades tienen, a qué lugares van a ir y nos va validando las actividades.
-¿Cómo hacen en casos graves, como las cesáreas o cuando los chiquitos tienen que quedar en neonatología?
-Los centros primarios de salud no tienen internación. Dos de ellos sí funcionan las 24 horas pero no va más allá de algún paciente que pueda quedar en observación pero no internación. En Nasser, el complejo hospitalario, es toda la maternidad y la neonatología. En principio, si las mujeres tienen una cesárea o incluso una cirugía ginecológica, no solamente curan la parte obstétrica, quedan internadas. Este es otro tema también. Después de una cesárea, si todo fue bien, la mujer se queda 24 a 48 horas y después, deben buscarse su sistema de transporte y volverse a su carpa. Para los recién nacidos, los neonatos, sí tenemos una Terapia Intensiva neonatal y otra pediátrica. También el servicio para atención con mal nutrición, que sí es nuestro. La verdad es que la pediatría está abarrotada de gente. Siempre los pasillos llenos. Muchas madres se quedan en algunas sillas, en algún un poco dando vueltas por ahí, pobres, porque no hay un lugar específico para ellas.
-¿Cómo sobreviven los chiquitos en Gaza en este conflicto?
-¡Los chicos, a mi me dan mucha tristeza! La mía fue una infancia tan linda, con juegos, con amigos con compañeros y los veo a ellos cargando bidones de agua o sucios, descalzos, con infecciones y afecciones de piel tremendas. Se les caen los pedazos de piel y en peligro constante también. Está lleno de gente, está lleno de gente, vos vas con el auto a paso de hombre porque van chiquitos que cruzan y vienen apenas los vez en el piso y están un poco en grupo, un poco solos, de acá para allá. Es una infancia triste ¿no? Esa es la sensación que da. Una infancia muy triste.
-Y abandonados. ¿Hay medicamentos para enfrentar todas estas enfermedades que los chicos sufren? Cólera, polio, la secuela de los bombardeos, las quemaduras, las fracturas.
-En términos de recursos dependemos de cómo sea la entrada y reflujo de insumos. Hay veces que sí se pueden cubrir todas las necesidades y hay veces que no que se requiere del ingenio de los médicos y los enfermeros, de las parteras y de ver qué y cómo lo podemos hacer y qué podemos ofrecer a cambio. Eso también es algo que surge mucho en estas circunstancias: el ingenio y cómo poder intentar seguir dando lo mejor que se puede. Incluso si vemos que no es tal vez el dispositivo o el insumo que necesitan pero son útiles si falta.
-Hay 17 mil chicos que viven solos en Gaza, sin familia, sin casa, sin padre, en una tienda, en una carpa. ¿Quién supervisa todo eso?
-En realidad nosotros… Se trabajó un poco en un mapeo de ver quien puede ofrecer protección, quien puede ofrecer asistencia monetaria, qué otros actores hay. Hay muchas organizaciones médicas y otras no médicas, trabajamos un poco con eso. Por lo general los que ofrecen asilo están muy, muy desbordados también. Esto es un tema. Tenía una paciente que me dijo que se murieron ocho miembros de su familia. Al chico solo lo puede tal vez cuidar un tío o un abuelo. Pero si se murieron ocho miembros de tu familia es un desafío muy, muy grande. Los lugares están llenos de gente, desbordados de su capacidad, así todo: el que ofrece asilo, el que ofrece asistencia médica, todos. La gente se ha ido desplazado y están todos concentrados en la misma zona, que es donde estamos nosotros actualmente. Entonces es bastante difícil, el tema de protección, protección de menores, menores que no están acompañados. Hay actores como Unicef o Misising Children. Actores que ponen el foco un poco más en esto ¿no?
–¿Volverías ahora a Gaza después de tu partida?
-Inmediatamente, la verdad, es que estoy bastante agotada. No lo quiero decir y no quiero que suene a queja. La verdad es que las condiciones en las que estoy yo no son ni parecidas a las condiciones en las que están ellos. Me gustaría mucho volver a ver a mis compañeros y volver a estar entre este gente. Eso sí. La verdad es que estoy muy agotada. No sé si volvería inmediatamente pero sí a mediano plazo. Probablemente sí. E incluso mi remplazo es una compañera que estuvo anteriormente y el remplazo del remplazo es una obstétrica, que estuvo anteriormente. Hay una enfermera argentina, Sofi, que se fue hace una semana y era también su segunda vez. La verdad es que nuestros compañeros están súper agradecidos y cuando los ven volver, se ponen felices. Son súper agradecidos. Son una pelota de gratitud para cualquiera que esté acá con ellos, apoyándolos. Se ponen súper contentos cuando saben que repetimos y que volvemos. Así que, a mediano plazo, si sigue estando la necesidad… Esperemos que no, pero en principio sí.
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