Una invitación al optimismo para las exportaciones argentinas

La Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos inició un proceso de baja de la tasa de interés, que sirve de referencia global para el costo de capital de corto plazo en dólares sin riesgo de default. Partiendo de un nivel de 5,25% que fue consecuencia del arduo combate contra el pico de inflación global de la pos-pandemia, la FED bajó las tasas 0,5% el 18 de septiembre último.

Además, como es habitual en el ejercicio de política monetaria de los Estados Unidos, la FED comunicó al mercado la probable evolución de tasas de interés futura, anticipando una posible rebaja adicional total del orden del 2% para el final de 2026. La inflación estadounidense publicada más el 10 de octubre mostró una variación interanual del 2,4%, en línea con la moderación del índice que la FED espera para los próximos cinco años. En respuesta a esta dinámica, el mercado sigue anticipando una reducción sostenida de la tasa de interés durante los próximos dos años.

Históricamente, la dinámica de la tasa de interés fijada por la FED ha tendido a exhibir un comportamiento cíclico. Lentos y persistentes períodos de suba de tasas acompañan el curso de las expansiones económicas, moderando la inflación. Estos períodos son seguidos por reducciones de la tasa de interés que proveen un estímulo cuando el proceso de crecimiento económico se agota, o en respuesta a eventos recesivos exógenos como la crisis financiera de 2008, o el inicio de la pandemia de Covid-19. La fase descendente del ciclo de tasas de interés ha durado entre dos años y tres años en los episodios de las últimas décadas.

Los precios internacionales de commodities agrícolas responden a la oferta y la demanda globales, que están influenciadas por un gran número de factores, entre los cuales están el clima, las recesiones, los eventos geopolíticos, el cambio tecnológico y el contexto financiero. En el registro histórico, un sostenido incremento de la tasa de interés fijada por la FED ha tendido a reducir los precios de commodities agrícolas, y una política opuesta ha contribuido a una tendencia a precios más altos.

Los mecanismos de transmisión son múltiples y simultáneos, e incluyen el debilitamiento del dólar ante una baja de tasas, el menor costo de mantener inventarios físicos, el estímulo al consumo y la mayor liquidez que facilita la especulación financiera.

Pero, más allá de la identificación precisa de los mecanismos causales, es relevante en el contexto actual de nuestro país revisar la data histórica y analizar el potencial impacto de la tasa de la FED en los precios de commodities para el mediano plazo.

La literatura académica especializada ha estimado que un descenso de 1% de la tasa de la FED tiende a contribuir, estadísticamente y en promedio, a un incremento del 5% al 9% en los precios de commodities agrícolas.

En línea con esto, los datos desde 1994 a la fecha sugieren que reducciones cercanas al 2% de la tasa de la FED han tendido a correlacionar con un incremento del orden del 14% en el precio de una canasta de maíz, derivados de soja (la harina y el aceite) y trigo, que resulta representativa de la producción argentina.

El camino de tasas de interés futuras proyectado por la FED sugiere, entonces, aplicar este potencial incremento a los precios de commodities agrícolas actualmente deprimidos por un exceso de oferta global.

Así, las esperables exportaciones anuales de maíz, derivados de soja y trigo, por 100 millones de toneladas, podrían ver incrementado su valor en aproximadamente 4200 millones de dólares anuales, si los factores no financieros ya enunciados se mantienen neutrales.

Excluimos del análisis a las exportaciones argentinas de petróleo, fuertemente crecientes en volumen en años recientes y probablemente también en años futuros, porque su dinámica de precio internacional ha exhibido una respuesta más ambigua a la tasa de la FED. Un incremento sustancial en el volumen y la valoración de las exportaciones argentinas de commodities contribuiría a la fortaleza genuina del peso y a una baja en el riesgo país.

Las incertidumbres son muchas, pero es una buena noticia que el rumbo adoptado por la FED sea favorable para el crecimiento de nuestra economía.

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