Diego Maradona murió hace cuatro años y la duda persiste: ¿ser humano o extraterrestre?
Hugo, el más chico de los varones Maradona que tuvieron Doña Tota y Chitoro, lo reveló en 1978 en la terraza de la casa de La Paternal a la que la familia se mudó desde Villa Fiorito. “Mi hermano es un marciano, no se puede discutir”, dijo sin vueltas. Muchos años después, Víctor Hugo Morales se preguntaba de qué planeta había venido el autor del mejor gol en la historia de los Mundiales. “Me llevaron los ovnis”, se excusó el campeón en México 1986 la mañana en que volvió a su casa después de tres días de ausencia.
Siempre flotó la ilusión que la capacidad extraordinaria de Diego Armando Maradona se debía a las propiedades que supuestamente traía de otro Sistema Solar. Solo hay una certeza: hace cuatro años que no habita este mundo.
Maradona pasó 60 años y 26 días en la tierra y el mundo se resiste a olvidarlo. En la evocación -y YouTube- están las claves para que perdure más allá de su ausencia. No solo el fútbol lo recuerda. Su trascendencia excede las disciplinas y personalidades del básquet, la música compartieron su conexión con Clarín, a cuatro años de aquella triste noticia.
“Yo estaba laburando en España cuando falleció y mi jefe del equipo me llamó y me dijo: ‘Tomate el día’. También tenía una entrevista de un diario importante y me dicen: ‘respeto tu momento, la hacemos en otra ocasión’. Vi consternada a Europa por su muerte. Es increíble lo que Diego movía”, cuenta Sergio Hernández, el entrenador de básquetbol que cuatro años atrás dirigía en el Casademont Zaragoza de la Liga ACB. “Lloré mucho ese día”, admite.
A Maradona lo conoció cuando en 2003 llegó para conducir al primer equipo de Boca en la Liga Nacional. “No estaba preparado para conocerlo. No sabía que me iba a pasar lo que me pasó. Yo no tengo ídolos, casi te diría que no tengo referentes, ni tengo gente que me emocione. Cuando lo conocí a Diego me partió al medio”, dice Oveja Hernández, quien también fue entrenador de la Selección Argentina de básquetbol, un vehículo para sostener el contacto con el Diez.
“Lo disfruté hasta los últimos días, cuando no sabíamos que eran los últimos días. Cruzamos llamados muy lindos, me mandó mensajes en momentos muy, muy, importantes míos ¿Cómo estaba estaba atento a todo?”, se pregunta dándole lugar a esa duda sobre su procedencia terrícola.
“A un un extraterrestre no le podés explicar quién es Maradona. Tenés que hacerle vivir y pasar por el Mundo Diego y seguramente ese extraterrestre le va a pasar lo mismo: en un ratito no más va a escuchar algunas declaraciones, lo va a ver jugar… Lo va a ver comportarse, defender al pueblo, al más débil y sacar pecho por cosas que los demás no nos animamos a sacar y automáticamente se va a subir a la misma emoción. Explicarlo en palabras es practicamente imposible porque ni siquiera vas a encontrar otra persona en la historia, creo de la humanidad, que no sea un mito sino que sea algo real, que genere en el mundo lo que genera Diego”, cierra tajante Hernández.
En esa misma línea de pensamiento está Fabián Von Quintiero, principalmente músico pero igual que Oveja Hernández, maradoneano. Hincha de Boca, tiene recuerdos anónimos desde la tribuna de la Bombonera en 1981 y en primera persona, tras compartir tocando en la banda de la recordada “Noche del 10” o festejos familiares con quien considera mucho más que un terrible jugador de fútbol.
“Fue todo, la argentinidad total. Los gringos tienen a Superman, nuestro superhéroe fue Diego Armando. Fue la pintura sagrada de la argentinidad total. Vi muchos Maradona al mismo tiempo con una matriz y un carisma como nadie en la historia. Me es difícil resumirlo. Su argentinidad le hacía entender de todo ¡hasta de rock!, sabía quién era cada uno y toda la onda”, comparó con otro extraterrestre, que vivía en el anonimato como Clark Kent.
Los encuentros cercanos del tercer tipo son una constante. El propio Diego asumió una abducción. Fue cierta noche buena en la casa de Devoto, cuando todos comenzaron con el brindis de Navidad a la medianoche, Maradona se esfumó del lugar. “Una vez, con unas copas de más falté a casa tres días. Llegué al cuarto día y dije: ‘Me llevaron los ovnis. ¡Qué sé yo donde estuve! Le dije que no le podía contar…”, admitió Maradona en una entrevista, historia que su pareja en ese momento, Rocío Oliva, completó en otra.
“No me enteré qué pasó. ¿Qué va a pasar? Se fue con los amigos. Cuando volvió estábamos almorzando. No vino solo, vino con la custodia, y le dijo a mi vieja: ‘Suegra, me llevaron los marcianos’”, terminó de contextualizar Oliva sobre la última Navidad de Maradona en el planeta Tierra.
Es más ilusorio pensarlo surcando la Vía Láctea que asumiendo su muerte. Las capacidades sobrenaturales, no solo con la pelota, sino con otros aspectos señalados por Oveja Hernández o el Zorrito von Quintiero, permiten fantasear con que esa caravana de la última navidad, fue en realidad un viaje ida y vuelta a su planeta de origen, al que regresaría unos meses más tarde.
“Si algún día baja un extraterrestre yo le digo: ‘Taelo de nuevo, loco’”, dice con total convicción el músico, pensando en una repatriación intergaláctica, a la altura del mito de Maradona, que -en rigor- tuvo un final triste y absolutamente terrenal.
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