Después de pedir que la apertura al comercio internacional se desarrolle junto con una agenda para mejorar la competitividad y bajar el costo argentino, las autoridades de la Unión Industrial Argentina (UIA) transitan su 30° Conferencia Industrial en medio de un clima de tensión con el Gobierno, pero también de expectativa.
Hoy temprano, el presidente del encuentro, Martín Rappallini, remarcó que los industriales merecen ser respetados. “Escuchamos muchos ataques al empresariado, cuando la industria es un sobreviviente a un constante cambio. Somos los que generamos empleo y pagamos impuestos. Queremos respeto como en otros países, en los que se entiende la importancia de la industria. Representamos el 30% del total de la recaudación impositiva y somos el sector con la mayor cantidad de puestos formales. Estamos de acuerdo en que el sector privado es el motor de crecimiento del país y el sector privado somos nosotros. Es con nosotros”, instó.
La reunión transita en medio de sentimientos encontrados. Por un lado, hay fastidio en el empresariado local porque el Gobierno vació el encuentro de la presencia de funcionarios de primera línea, entre ellos, el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo. Pero al mismo tiempo se abrió un canal de diálogo con el Gobierno. A tal punto que la conducción de la UIA espera tener una reunión con el jefe de Hacienda la semana próxima.
Hay otras decisiones que forman parte de las conversaciones de los empresarios. Por caso, el hecho de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara que ni bien asuma le pondrá un 25% de aranceles a las importaciones provenientes de Canadá y México y un 10% a los que llegan desde China. Es una política diametralmente opuesta a la que lleva a cabo el gobierno argentino.
Algunos industriales lo ven con “envidia”, aunque el presidente de la entidad, Daniel Funes de Rioja, usó el caso como ejemplo de la postura pragmática. “Son medidas concretas, que hay que evaluar y para eso existen este tipo de reuniones. ¿Para qué? Para tener noción del contexto en el que estamos viviendo y de qué va a pasar con los grandes países y aquellos con quienes tenemos que comerciar”, respondió ante la consulta de LA NACION.
“Para saber qué políticas tenemos que adoptar. Me parece que hay que ser pragmático. En la crisis de 2008-2009 todos los organismos financieros internacionales fueron a hablar con el mundo del trabajo para ver cómo se salía de la crisis. Hubo pragmatismo, heterodoxia. No es que cambiaran de filosofía, ni de orientación, pero se adecuaron en defensa también del interés nacional. Lo hace Estados Unidos, lo está haciendo la Unión Europea”, amplió, e insistió, también, en que los industriales buscan que la cancha esté equilibrada para poder competir.
“Es lo que venimos pidiendo. Y obviamente hay que ir adaptándose a las realidades de ese mercado internacional. Sin entrar en pánico, ni dogmatismos, sino con realismo”, completó.
En el mismo sentido, el director ejecutivo y economista jefe de la UIA, Diego Coatz, dijo que pragmatismo es igual a timming y secuencialidad y observar qué está haciendo Brasil y Estados Unidos para ganar espacio en la producción.
Por otro lado, dijo que el equilibrio macroeconómico debe ser acompañado de crecimiento y de avanzar también en la micro. “Hay que hacer un blend entre la macro y políticas de competitividad para evitar la frustración y garantizarnos un futuro promisorio”, cerró.
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