La cotización del dólar estadounidense en Brasil cruzó este jueves el umbral de los 6 reales para alcanzar una cotización nunca vista desde la creación de esa moneda, en 1994, confirmando la tendencia a la devaluación que sufre la moneda del socio mayor del Mercosur.
Cayó otra vez más de 1% en la jornada, con lo que ya se depreció en lo que va del año algo más del 20% frente al dólar. Este movimiento se da cuando, al mismo tiempo, el peso argentino figura entre las monedas más apreciadas del mundo.
La nueva caída del real se produjo pese a que, en la víspera, el ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, anunció finalmente el paquete de contención de gastos tan esperado por el mercado, con el que pretende generar un ahorro de 70 billones de reales en los próximos dos años, lo que demuestra que el intento por ganar credibilidad ante los mercados, al menos por ahora, resultó frustrado.
De este modo, se confirma que la presión que recibe la moneda del principal socio comercial argentino (que se mantiene aunque el Banco Central de ese país subió semanas atrás al 11,25% anual la tasa de referencia, con una inflación anualizada del 4,4%), la que transcurre en medio de la tendencia a la sostenida apreciación que mantiene el peso por la política cambiaria local, que consiste en ajustar la cotización a un ritmo sostenido del 2% mensual, con la intención de bajar la nominalidad de la economía argentina.
El “efecto pinzas” que se produce sobre la economía argentina promete acrecentar el ruido que ya existe sobre la competitividad cambiaria local, en un contexto en que va creciendo el déficit de la balanza de servicios (principalmente por gastos turísticos de argentinos en el exterior) y en el que las importaciones desde Brasil ya se venían dinamizando, al punto de volver a superar los US$1500 millones por mes por primera vez en 14 meses.
“Hay que tener en cuenta que esto ocurre cuando el peso ya se apreció un 66,4% contra el dólar y un 98,5% contra la moneda vecina, en términos reales desde la última y fuerte devaluación de nuestra moneda, básicamente por el alto diferencial de inflación registrado en ese plazo entre nuestra economía y las de Estados Unidos y Brasil”, explicó el economista y consultor Hernán Hirsch.
“Esto claramente tiende apreciar más la moneda local en momentos en que el Gobierno plantea además una posible reducción del crawling-peg para intentar forzar una mayor baja de la inflación”, acota.
Según el Indice de tipo de Cambio Real Multilateral que elabora el Banco Central (BCRA), el cambio mano a mano con Brasil, que venía de tocar un máximo de 165 puntos tras la devaluación del peso en diciembre (máximo desnivel en más de 15 años), está ahora debajo de los 73 puntos. Esto, evidentemente, complicará las ventas argentinas a ese país, principal destino de las exportaciones industriales argentinas.
“Sin duda esto complica una situación ya muy ajustada en materia de competitividad. Pero no hay que apurarse en la evaluación ya que, en algún momento, es posible que el proceso ceda un poco, a medida que el gobierno brasileño vaya reaccionando”, sostuvo el economista Camilo Tiscornia, de CyT Consultores.
“Dado que es uno de los principales socios comerciales de la Argentina, la devaluación del real presiona vía tipo de cambio real (TCR) al peso argentino, dado que las exportaciones brasileñas se vuelven más competitivas”, opinó Juan Manuel Franco, economista Jefe de Grupo SBS. Esto ocurre en un contexto en el que, al mismo tiempo, se flexibilizan las condiciones para el ingreso de importaciones a la Argentina.
“Si bien no es una noticia positiva para el peso, la Argentina podría igualmente bajar el crawl de 2% mensual a 1% en caso de que la expectativa siga siendo favorable para nuestro país. Eso sí, debe continuar la normalización y no perder el rumbo, en especial en materia fiscal, para que la devaluación del real lo afecte lo menos posible”, concluyó Franco.
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