A 50 años de una guerra árabe-israelí, shock petrolero e híper en Argentina
Los precios de las commodities registraron un incremento extraordinario justo 50 años atrás. Según el índice que elabora la revista The Economist, más que se duplicó entre 1972 y 1974. En 165 años jamás registró un salto de esa magnitud.
La guerra del Yom Kippur, el conflicto árabe-israelí desarrollado entre el 6 y el 25 de octubre de 1973, tuvo consecuencias económicas severas. La más crucial fue la crisis que se desparramó a la economía mundial cuando, el 17 de octubre, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) anunció el embargo, obligando a Estados Unidos y sus aliados europeos a que Israel hiciese un acuerdo con las naciones árabes.
Unos días después, el 20 de octubre de 1973 Arabia Saudita declaró un embargo total sobre las exportaciones petroleras con destino a Estados Unidos. Más tarde, los integrantes de la OPEP extendieron el embargo a Holanda, el gobierno europeo que expresaba mayor apoyo a EE.UU.
Los cortes de producción fueron los que transformaron el mercado de energía a nivel mundial, acelerando agudamente el desequilibrio entre oferta y demanda, y demostrando el extraordinario poder de los países productores.
“A lo largo de la historia, jamás pudo anteriormente un grupo de países relativamente tan débiles imponer, con tan pocas protestas, un cambio tan dramático en la forma de vida de la abrumadora mayoría del resto de la humanidad. En la crisis petrolera todo el mundo perdió”, dijo una vez Henry Kissinger, entonces secretario de Estado de Estados Unidos.
La guerra en Medio Oriente 50 años atrás comenzó cuando la coalición árabe lanzó un ataque sorpresa conjunto sobre posiciones israelíes. Hubo un cruce egipcio masivo del canal de Suez y a la península del Sinaí.
Justamente en su último libro, Liderazgo (2022), Kissinger cuenta que recibió en Washington a la primera ministra israelí Golda Meir después de la guerra. La dirigente estaba preocupada no solo porque había quedado demostrado que Israel era una nación vulnerable en un territorio hostil sino que ahora Egipto aparecía como un socio aceptable para Estados Unidos.
– Meir: Nosotros no empezamos la guerra…
– Kissinger: Madame Primera Ministra. Enfrentamos una situación muy dramática. Fíjese usted que no empezaron la guerra pero tienen la necesidad de tomar decisiones sabias para proteger la supervivencia de Israel.
– Meir: Está diciendo que no tenemos opción.
– Kissinger: Le estoy diciendo que enfrentamos la situación que describo.
“Pretender la autonomía total es una forma de nostalgia para cualquier nación—sostiene Kissinger—, la realidad dicta a cada país, aun en los más poderosos, adaptarse a las capacidades y objetivos de sus vecinos y rivales. No queda otra”.
Mientras tanto, en la Argentina el peronismo había ganado las elecciones generales de marzo de 1973 de manera contundente y asumió el gobierno Héctor Cámpora, por tres meses. Su política económica inicial fue la del plan del ministro José Ber Gelbard, un empresario asociado al peronismo desde la década de 1940 que postulaba una intervención estatal en la economía, la redistribución del ingreso y se oponía a la entrada del capital privado en la economía.
Según un reciente libro de Raúl García Heras, investigador del Instituto Di Tella (Deuda externa, crisis y política: banqueros, FMI y Banco Mundial en la Argentina 1973-1983): “los políticos y funcionarios de ese gobierno peronista tenían la intención de distanciarse del FMI y el Banco Mundial y de abandonar las anteriores políticas de estabilización. Desconfiaban de ambos organismos y de sus postulados”.
El gobierno peronista rechazó los consejos del FMI e interrumpió el artículo IV que todos los miembros del organismo deben cumplir. “En su lugar, los funcionarios sugirieron intercambios regulares pero menos publicitados de información estadística que habrían de realizarse en Washington”, cuenta Las Heras.
En 1973 el FMI propuso la creación de la facilidad petrolera para que los países importadores de petróleo pudieran conseguir recursos, principalmente de los países petroleros que habían lanzado el embargo y así pagar el mayor precio del producto a nivel mundial. La facilidad entró en vigencia en agosto de 1974 y fue ampliada en 1975. Cuando terminó en mayo de 1976, 55 países habían obtenido fondos.
El organismo hizo advertencias sobre el elevado déficit fiscal de la Argentina con el plan Gelbard. También, sobre la política monetaria expansiva y los controles cambiarios de un régimen de tipos de cambio múltiples. Sin embargo, en sus primeras evaluaciones sobre el plan Gelbard, reconocieron que las políticas antiinflacionarias parecían ser exitosas. El Gobierno, por ejemplo Carlos Leyba que era subsecretario de Programación de Economía, interpretó que eso era una aprobación por parte del FMI. “Argentina tenía tipos de cambio múltiples desde septiembre de 1971. Los mantuvo fijos pese a la inflación alta. Se mantuvieron constantes hasta marzo- junio de 1975”. Luego llegaría el Rodrigazo.
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