Alejandro Mancuso, mucho más que “el papá de Chiara de Gran Hermano”: de jugar en Boca y la Selección, a pelearse a muerte con Maradona y ser víctima de una famosa estafa

“Me llamo Chiara Mancuso y vivo en un barrio privado, en Ezeiza, Canning. Fui modelo, promotora e hice cosas de actuación y baile. Mi papá fue jugador de fútbol, jugó en la Selección argentina y en equipos como Boca e Independiente”, dijo Chiara, una de los 24 participantes de la nueva edición de Gran Hermano y disparó una búsqueda concreta: ¿Quién es el padre de Chiara Mancuso?

El paso del tiempo es demoledor, y resulta increíble que haya una generación de televidentes que desconozca un apellido tan ligado al ambiente fubolero: Alejandro Víctor Mancuso, “el Gaby”, el pelilargo que metía pierna pero también la pisaba en los años noventa, en clubes y con la Selección; “Mancu”, el ex amigo de Maradona, el mismo que acompañó la aventura de Diego primero en el Showbol y luego en el cuerpo técnico argentino en Sudáfrica 2010 dirigiendo a Lionel Messi, pero que se terminó peleando con el Diez. ¿Hace falta recordarlo? Parece que sí.

De todos los amigos de Maradona que terminaron en las filas del enemigo, Alejandro Mancuso se anota último en la lista. Antes, Carlos Fren supo que las diferencias eran suficientes para romper el binomio y tantas como que la cercanía entre ambos pase a ser un recuerdo. Esa distancia sintió Guillermo Coppola después de la simbiosis u Oscar Ruggeri en épocas en que, a falta de Twitter, las diferencias públicas se amplificaban por televisión.

Maradona y Mancuso jugaron juntos un Mundial. Fue el de Estados Unidos en 1994, el primero y único para el mediocampista central, el cuarto y último para el campeón del Mundo. Forjaron una amistad que trascendió el fútbol profesional y tuvo en el Showbol los cimientos de una sociedad comercial.

Cuando Diego Maradona fue el entrenador de la Selección, “Mancu” fue uno de los ayudantes de campo en Sudafrica 2010. Igual que Fren, lo mismo que Coppola y también Ruggeri, un día Mancuso dejó de tener un lugar en la mesa de Diego. Pero antes, hubo una relación 24/7.

De Mancuso, los hinchas dicen muchas cosas. Los de Ferro lo vieron salir muy joven y apenas tienen la potestad para plantear el mojón de largada. En Vélez trajinó los años previos a la gloria, se fue justo antes de la llegada de Carlos Bianchi: el Clausura 1993 -que ganó el Fortín- lo tuvo como refuerzo de Boca.

Mancuso y Maradona a la hora del himno en un partido de Showbol.

Con la camiseta bostera levantó la Copa de Oro Nicolás Leoz, un título que se jugó desde ese año hasta 1996 y que enfrentaba a los campeones de diferentes competencias sudamericanas. Una suerte de Recopa de campeones y su primer trofeo como profesional, aunque testimonial: Mancuso estaba lesionado.

Ese año con la Selección ganó, in situ, compartiendo el mediocampo con Maradona, la Copa Artemio Franchi -hoy Finalissima– ante Dinamarca. Ese envión lo llevó a la Copa América de Ecuador, que también ganó el Seleccionado de Alfio Basile, y de allí a Estados Unidos 1994. Ahí el contexto: en la vuelta al seleccionado tras la suspensión, primero, y su renuncia, después, Mancuso pasó a ser un “ladero” de Diego, como el propio mediocampista se definía.

Lo que siguió en su carrera no fue con la Celeste y Blanca: dejó Boca y pasó al fútbol brasileño en una época en la que no era muy común ese tipo de fichajes. Palmeiras fue el primer equipo, pero en Flamengo, un año después, conoció la gloria. Las dos copas de Río de Janeiro y la Copa Carioca volvieron su mejor periodo como futbolista.

Alejandro Mancuso en épocas del Flamengo. Alejandro Mancuso en épocas del Flamengo.

De allí saltó al Santa Cruz, un modesto pero populoso club de Recife, volvió al fútbol argentino para vestir la camiseta de Independiente, pasó al Badajoz, retornó al equipo del norte de Brasil y se retiró en Bella Vista, Uruguay. Lo que siguió fue fútbol, pero enfocado en el negocio.

El Showbol entonces fue un emprendimiento que tuvo a Maradona en cancha -o, no- y multiplicó la visibilidad de un torneo de ex futbolistas que rápidamente consiguió contratos millonarios. La ficha de Diego era suculenta: cuando tenía partido se llevaba aproximadamente el 80 por ciento de la ganancia de la jornada.

De algún modo el éxito tenía que ver con la ilusión de seguir viendo a Maradona metiendo goles. Pero la posibilidad de dirigir a la Selección, sacó a Diego las canchitas de fútbol cinco. Y a Mancuso de las giras del Showbol: firmó su contrato como ayudante y comenzó la aventura para llegar al Mundial 2010.

En el camino, el director de Selecciones, Carlos Bilardo, le había apuntado al ayudante al sindicarlo como responsable de aislar al entrenador. El binomio Maradona-Mancuso constituía un núcleo muy fuerte.

Alejandro Mancuso como ayudante de Maradona en la Selección. Foto: DYNAlejandro Mancuso como ayudante de Maradona en la Selección. Foto: DYN

Y del mismo modo que terminó la ilusión en Sudáfrica con un 4 a 0 ante Alemania, a la relación le quedaba poco por delante. Aunque Julio Grondona le ofreció extender el contrato con vistas a Brasil 2014 negociando un cambio entre sus colaboradores, Maradona no continuó en el cargo y bancó públicamente a “Mancu”, para quien supuestamente Don Julio no tenía un nuevo contrato.

Al poco tiempo Mancuso dejó de pertenecer al círculo de Maradona. De pronto, algo se había roto. Fue Diego quien ventiló el final de esa amistad y sociedad comercial. “Cuentas claras conservan la amistad”, dice el dicho y ahí estaba el asunto.

Maradona acusó a su ex colaborador de haber acordado un contrato comercial con una página web de China para explotar su nombre-marca sin su permiso y con una firma falsificada. Lo denunció ante la Justicia.

“Yo dejé la selección por vos, me he peleado con el país por vos, hasta con mis hijas me peleé por vos. ¿Y me hacés esto?”, contó Maradona lo que le habría dicho a su ex ayudante, en una entrevista al diario La Nación. Mancuso desmintió esa versión, pero no dio otra. Aseguró haber solucionado los desacuerdos en vida, aunque no hubo tiempo para remendar la amistad.

Ya no estaba en el círculo que antes cuidaba y ahora miraba -como todos- desde afuera. Algo de rencor, tal vez, le quedó. Poco después de la muerte del 10, en una entrevista en Radio La Red, se refirió a la pelea y a los dichos cruzados.

Mancuso, Maradona y Enrique, en acción durante el Mundial de Sudáfrica. Foto: ARCHIVO DYN / CARLOS GRECO. Mancuso, Maradona y Enrique, en acción durante el Mundial de Sudáfrica. Foto: ARCHIVO DYN / CARLOS GRECO.

“No me quedó nada pendiente con Diego porque todo lo que tenía que decirle se lo dije en la cara y él a mí. El Diego que estuvo conmigo no era el mismo que el que se vio en los últimos tiempos. Me quedo con su imagen de 2005 a 2010, que fue brillante. El peso que tenía, cómo participaba en cada evento deportivo, lo lúcido que estaba, lo bien que hablaba… Con ese Maradona me quedo yo”, remarcó en el aire de “Acá hay buen fútbol” en 2021.

Tras perder el juicio con Maradona, Mancuso se ganó la vida de otra forma, con el fútbol como eje central. Quedó salpicado por una estafa piramidal, la de “Generación Zoe”, que tenía un equipo de fútbol en el regional, para el que se desempañaba como ojeador. En la actualidad se lo puede escuchar en esa misma radio, en el espacio nocturno de Fernando Mancini.

A los 56 años, Mancuso ya archivó su carrera profesional, jugó un Mundial con Maradona futbolista y fue su ayudante en otro en el rol de entrenadores. Ganó dos títulos con la Selección pero, principalmente, cumplió el sueño que alguna vez tuvo y vivió de la pelota.

Ese tiempo ya pasó. Su popularidad y escalda en las tendencias de búsqueda se debe a otra causa. Su hija de 30 años, dos menos que él al momento de colgar los botines, es una participante del programa Gran Hermano, pantalla en la que en su primera aparición hizo portación de apellido: ¿Mancuso? ¿La hija del Gaby?

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