Asunción presidencial de Javier Milei: no habrá “vendettas”, pero la justicia tendrá las manos libres

Apenas revestido por los atributos de la presidencia, Javier Milei dedicó dos frases y un poderoso gesto a los intérpretes de lo que, se espera, será la política del nuevo gobierno respecto de la justicia, los magistrados y su trabajo diario para investigar los dolosos hechos de corrupción: "no venimos a perseguir a nadie, tampoco venimos a saldar viejas vendettas". Pero también advirtió: "dentro de lo que la ley permite, todo. Pero afuera, nada".

Esas únicas dos bengalas en la noche de los tétricos datos económicos -que desgranó ante una multitud que aplaudía el ajuste- cobraron sentido con aquel gesto: antes de jurar su cargo, Milei se acercó hasta donde estaban los ministros de la Corte Suprema de Justicia y estrechó la mano de cada uno de ellos. Como algunas otras cosas en este domingo, eso jamás había ocurrido.

El prometido ajuste del libertario de alguna manera comenzó con sus propias palabras, que a diferencia de las previas ceremonias de asunción presidencial, no repasó los planes en todas sus áreas de gobierno. La lectura, entonces, necesariamente deberá hacerse entrelíneas y con información de contexto que se está produciendo en estos días.

En esa tarea, es fundamental dirigir la mirada hacia el principal inspirador ideológico de Milei en la historia argentina: Juan Bautista Alberdi. El mentor de la Constitución Nacional, que por primera vez en el medio siglo de sangre, violencia y caudillos desde la Revolución de Mayo, levantó el edificio de la república y la división de poderes.

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