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Carter, la rara avis del club de los presidentes que sacó de las casillas a demócratas y republicanos – DIARIO DIGITAL MORENO MEDIOS

Carter, la rara avis del club de los presidentes que sacó de las casillas a demócratas y republicanos


WASHINGTON.- En abril de 2021, cuando el presidente Joe Biden pasó por el hogar del expresidente Jimmy Carter en Plains, Georgia, fue mucho más que una muestra de respeto de un mandatario a un exmandatario: era la primera vez en los 40 años pasados desde que Carter dejó la Casa Blanca que alguno de sus siete sucesores lo fue a visitar a su pueblo natal.

Carter tenía una relación con altibajos con sus colegas miembros del exclusivo club de los presidentes norteamericanos: de hecho, una relación con más bajos que altos. Desde que perdió la reelección en 1980 hasta su muerte, este domingo, Carter fue una rara avis, un hombre distante de los republicanos y de los demócratas que lo seguían y a quienes solía sacar de sus casillas por su frontalidad.

Carter no se incorporó al circuito de rentables conferencias de sus colegas expresidentes ni se sumó a ellos en misiones humanitarias. Y rara vez fue consultado por un presidente en funciones, excepto cuando lograba meterse en un tema que lo preocupaba y se hacía difícil ignorarlo. En 2009, cuando todos los expresidentes norteamericanos vivos se reunieron para darle la bienvenida a la Casa Blanca a Barack Obama, Carter fue el que permaneció parado un poco al costado, alejado de sus pares tanto física como metafóricamente.

Ford, Carter y Clinton durante un evento en la Casa Blanca en 2000 (Stephen Crowley/The New York Times)Stephen Crowley – NYTNS

Para muchos de sus sucesores, era una piedra en el zapato, alguien que siempre hacía la suya, aún a contrapelo de la política exterior oficial de su país. Lo que para él era una cuestión de principios, para los demás era santurronería. Y aunque los expresidentes suelen guardarse lo que piensan por deferencia a quien ocupa en ese momento la Oficina Oval, Carter rara vez contenía su lengua.

“Siento que mi rol como expresidente es probablemente superior al de otros expresidentes”, dijo en 2010.

Se dejaba caer en lugares turbulentos del mundo para ser observador electoral, viajó a Corea del Norte como negociador independiente, y manifestaba su opinión sobre la política en Medio Oriente. Para consternación de quien ocupara en ese momento la Casa Blanca, se reunía con autócratas condenados al ostracismo internacional, como el sirio Hafez Assad o el nicaragüense Daniel Ortega. En 2002, cuando Carter ganó el Premio Nobel de la Paz, el comité sueco que otorga el galardón dijo abiertamente que era para castigar los planes de invadir Irak del entonces presidente George W. Bush.

“Jimmy Carter no es muy fan de los clubes”, dijo Douglas Brinkley, autor de The Unfinished Presidency: Jimmy Carter’s Journey Beyond the White House (“La presidencia incompleta: el viaje de Jimmy Carter más allá de la Casa Blanca”), en una entrevista antes de la muerte del expresidente. “No necesita participar de sesiones de fotos con otros presidentes, ese no es su modus operandi. Sus héroes de la política fueron Anwar Sadat y Mahatma Gandhi, no Bill Clinton ni George W. Bush”.

Carter comprendió que irritaba a los otros presidentes, pero poco parecía importarle. “Al ir envejeciendo, ya no se vio limitado por consideraciones políticas”, apunta Jack Watson, que fue jefe de gabinete de Carter en la Casa Blanca. “Carter hablaba con una franqueza que no siempre le hizo ganarse el cariño ajeno, pero dice las cosas como las ve”.

Carter, Clinton, Obama y Bush esperan entre bastidores para ser presentados durante la inauguración de la Biblioteca Presidencial George W. Bush y el museo en el campus de la Universidad Metodista delOfficial White House Photo by Pete Souza

Ese patrón quedó marcado ni bien dejó el cargo en 1981 tras ser derrotado por Ronald Reagan. La relación entre ambos era “tensa”, dijo más tarde Carter, que consideraba a Reagan un tipo tonto y peligroso, y lo irritaba que nunca lo invitara a una cena de Estado en la Casa Blanca.

Carter forjó vínculos más estrechos con el presidente George H.W. Bush, y ambos se unieron al secretario de Estado James Baker para ayudar a poner fin a la prolongada guerra de los Contras en Nicaragua. “Como expresidente, tuve mejor relación con Bush y Baker que con cualquier otro presidente”, dijo Carter en una entrevista de 2015.

Pero incluso con ellos había tensión. En 1990, cuando Bush y Baker pidieron la autorización de Naciones Unidas para usar la fuerza para contrarrestar la invasión de Irak a Kuwait, Carter presionó en privado a los miembros del Consejo de Seguridad para que votaran en contra de Estados Unidos. Algunos altos funcionarios de Bush, incluido Dick Cheney, entonces secretario de Defensa, lo consideraron casi un acto de traición.

Los ex presidentes George Bush, izquierda, y Jimmy Carter, derecha, junto al presidente Clinton durante un mitin de inauguración de la cumbre de voluntarios del presidente en el estadio Marcus Foster en Filadelfia, Pensilvania, el 27 de abril de 1997.CTR – AP

Sin embargo, con los de su propio partido no le fue mucho mejor. Tuvo una relación espinosa con Clinton, a pesar de que ambos eran demócratas moderados del Sur, o tal vez justamente por eso. Arrancaron con el pie izquierdo en 1980, cuando como presidente Carter envió a 19.000 inmigrantes cubanos a Fort Chaffee, Arkansas, a pesar de las objeciones de Clinton, entonces gobernador del estado. Un posterior motín de los inmigrantes perjudicó políticamente a Clinton, que ese noviembre cayó derrotado en la misma elección que Carter, una derrota que el gobernador atribuyó a su compañero demócrata.

Y cuando Clinton llegó a la Casa Blanca las relaciones apenas mejoraron. Al flamante presidente le molestó que Carter lo criticara por enviar a su hija Chelsea una escuela privada de Washington y no a una escuela pública, como había hecho él con su propia hija, Amy. Clinton estaba tan molesto que días después, en la toma de posesión de 1993, lo desairó públicamente.

George W. y Laura Bush; Bill y Hillary Clinton; George H.W. Bush y Jimmy y Rosalyn Carter, en una misa

Carter también criticó a su compañero demócrata tras la revelación de su relación extramatrimonial con Monica Lewinsky, que condujo al juicio político de Clinton en 1998 por perjurio y obstrucción de la justicia. Pero Clinton se tragó su enojo y en 1999 viajó a Atlanta para otorgarles a Jimmy y Rosalynn Carter la Medalla Presidencial de la Libertad.

“Calificar a Jimmy Carter como el mejor expresidente de la historia, como han hecho muchos, no le hace justicia ni a él ni a su trabajo”, dijo Clinton al entregarle la condecoración.

Carter fue mucho más crítico con George W. Bush, en particular por la invasión a Irak de 2003. “Creo que en lo que respecta al impacto adverso sobre el país y el mundo, este gobierno ha sido la peor de nuestra historia”, declaró Carter en 2007.

El ex presidente Jimmy Carter, en el extremo derecho, en una fotografía grupal con sus sucesores en la Casa Blanca el 7 de enero de 2009. De izquierda a derecha: Geoge H.W. Arbusto; el presidente electo Barack Obama; el presidente George W. Bush; Bill ClintonDOUG MILLS – NYTNS

Entre Carter y Obama hubo menos tensión manifiesta, pero tampoco demasiado cariño. A Carter le molestó que lo excluyeran de la lista de oradores de la convención demócrata que nominó a Obama en 2008, pero apoyó sus esfuerzos por ampliar la atención médica para los pobres, y al mismo tiempo criticó el uso de drones para atacar a terroristas en el extranjero aún a costa de causar víctimas civiles.

Por extraño que parezca, al principio Carter tuvo simpatía por el presidente Donald Trump, y en 2017 le dijo a Maureen Dowd, de The New York Times, que “los medios han sido más duros con Trump que con cualquier otro presidente” y respaldó sus esfuerzos por hacer la paz con Corea del Norte. Pero en la segunda mitad del mandato de Trump, cambió rotundamente de opinión.

Carter le mandó una carta a Trump sobre su política exterior hacia China, y un sábado a la noche de abril de 2019 Trump lo llamó a su casa de Georgia para discutir del tema, interrumpiendo la cena de Carter con sus amigos. Trump parecía encantado de que los dos estuvieran de acuerdo sobre China. Pero dos meses después, Carter sugirió públicamente que Trump “perdió las elecciones y llegó a la presidencia por injerencia de los rusos”. Trump contraatacó: tildó a Carter de “pésimo presidente” y “presidente olvidado”.

“No es ningún secreto que Carter no tenía buena reputación en el club de los expresidentes, en parte porque nunca aceptó su código”, escribió Jonathan Alter en His Very Best: Jimmy Carter, a Life (“Lo mejor de sí: Jimmy Carter, una vida”), publicado en 2020. La mayoría de los expresidentes reconocían que Carter podía ser útil en determinadas circunstancias, agrega Alter. “El problema para ellos eran como manejarlo, porque era un predecesor que requería mucho mantenimiento”.

Traducción de Jaime Arrambide

The New York Times

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