Cómo desarmar en una semana el cepo y la bomba del dólar ¿llega un nuevo episodio si Javier Milei es Presidente?
“Mauricio, estoy en medio de una conferencia”, le dijo Francisco Cabrera al presidente Macri mientras salía apurado a atender la llamada, a un pasillo del quinto piso del Ministerio de Hacienda. Alfonso Prat-Gay, ministro de Hacienda y Finanzas, había anunciado hacía un minuto la salida de un cepo cambiario delante de un auditorio repleto de periodistas, funcionarios y que llevaba expectativa a los mercados. Argentina liberaba el dólar luego de 5 años de represión financiera.
“Pancho, estoy hablando con la gente de la Fundación Mediterránea. Veníte”, Macri le dijo del otro lado al ministro de Producción.
“Mauricio, estamos anunciando lo del cepo”.
“¿Siguen con eso?”, respondió el Presidente.
Era 16 de diciembre de 2015.
El Presidente conversaba con el titular de la Mediterránea, Martín Amengual, sobre un plan para las economías regionales. Pero sus economistas trabajaban todavía en desarmar el cepo.
La promesa que Macri había publicitado en su campaña e insistió en llevar a cabo inmediatamente se tradujo en una secuencia de días y un sprint final de veinte horas seguidas de trabajo, que derivó en la redacción y derogación de normativas, más una conferencia de prensa.
En “Macri’s macro”, un paper presentado en Brookings Institution por Federico Sturzenegger -aquel presidente del BCRA-, figuran los alcances, cifras y argumentos de la liberalización. Básicamente, la tesis Sturzenegger es que mientras haya cepo no habrá crecimiento y la gente no tendría libertad de sus ahorros.
Miguel Pesce, el actual presidente del banco y antecesor a la vez de Sturzenegger, le dijo en persona que las reservas netas que dejaba eran US$ 5.000 millones negativas (¿la historia se repite?). “Era algo que no podíamos decir y había que aguantar el chubasco calladitos porque anunciar ese número no nos ayudaba a dar el paso de salir del cepo”, recuerda Sturzenegger.
Para colmo, en el final del gobierno de Cristina Fernández las liquidaciones de exportaciones cayeron. Se sabía que el cepo se desarmaría y nadie soltaba un dólar si mañana valía más que hoy.
Esa comportamiento obligó a un doble trabajo por parte de las autoridades entrantes.
Por un lado, Prat-Gay y la Jefatura de Gabinete hablaron con las cerealeras, que se comprometieron a vender granos, una buena cantidad, tras la unificación cambiaria.
Por otro, Sturzenegger pidió a los bancos que lo ayudaran a ralentizar la demanda de dólares de las empresas que importaban. Aunque fuera por unos días hasta efectuar cambios normativos.
El problema más grande en las primeras horas (10, 11 y 12 de diciembre) fue una resolución de AFIP que permitió a sus empleados comprar dólares de manera irrestricta al tipo de cambio oficial. Se llevaron cientos de millones esos días.
Cuando se decidió que el 17D se saldría del cepo, el Banco Central apretó el acelerador. El 16 a las 3 de la madrugada Sturzenegger se comunicó con el Banco Central de China y solicitó la conversión de unos 3.200 millones yuanes a dólares. “Accedieron de manera automática. La transacción se hizo en Hong Kong y nos dio liquidez”.
Y el mismo 16 al mediodía comenzó una reunión de Directorio del BCRA que duró catorce horas y en la que se revisaron 93 reglas. Los flujos comerciales se liberaron automáticamente y para los de atesoramiento se dejó un límite de dos millones de dólares por mes. Para el pago de deudas a importadores se fijó un cronograma. La conferencia de prensa de Prat-Gay -ese mismo día- estableció una narrativa como si la liberalización fuera ya de hecho. Pero aún restaba trabajo a lo largo de la jornada e incluso meses. Primero se contó. Luego se implementó.
Desde el mediodía del 16 a la madrugada del 17 (2 a.m.) se leyeron 93 normas en la reunión del banco. Habían pasado casi 24 horas seguidas desde que se habían comunicado con el Banco de China. Macri preguntaba: “¿Ya salimos?”.
“A las 2 a.m. del 17 nos fuimos a dormir y un equipo se quedó despierto redactando las normas nuevas para que estuvieran listas antes de que abriera el mercado. A las 8 a.m. tuvimos una reunión donde repasamos escenarios por si había algún desborde en la apertura del mercado”.
Ese día que se liberó el dólar su precio pasó de $9,84 a $15 al inicio de la rueda. Las pantallas estuvieron vacías 40 minutos. Llegó una oferta de US$ 100 millones a $ 13,90 de venta que se concretó. El dólar cerró la jornada abajo de $ 14.
Sturzenegger salió a almorzar ese día con Joseph Stiglitz y Martín Guzmán. Lo habían ido a visitar. “Stiglitz nos felicitó por salir del cepo. Guzmán no dijo nada”. Regresó al banco a las 15. El presidente de Garbarino le mandó un mensaje: salir del cepo le había ahorrado 30% de tiempo
A la noche el economista buscó a sus hijos y fue a ver una de La Guerra de las Galaxias, una saga de películas con nueve episodios de una pelea entre buenos y malos en la que una amenaza maligna no termina de irse. Quizá como el cepo en la Argentina. Quién sabe haya un nuevo episodio de una salida de esos controles. Pronto. Sólo en salas de Reconquista y microcine de Economía.
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