CÓRDOBA.- En el marco de la cumbre del G7 en Italia, circuló en todo el mundo una foto de primera ministra Giorgia Meloni en una actitud confidente con Javier Milei que generó memes y bromas. Más allá de las actuales particularidades, la Argentina e Italia tienen históricos lazos culturales y económicos y en la actualidad también afinidad política entre ambos mandatarios. En dos oportunidades en lo que va del año la canciller Diana Mondino mantuvo reuniones con empresarios en ese país, una en Roma y otra en Milán, donde destacó las potencialidades de crecimiento argentinas y señaló la importancia de contar con inversiones que den “músculo” a la economía local.
Marcelo Martín Giusto, embajador en Italia, resalta este momento de “buena sintonía” política entre los dos países y señala que con su equipo viene realizando una tarea de networking con la comunidad residente enmarcada un “proyecto 360 para mejorar el concepto ambiental” que tiene la Argentina. “Hay interés del mundo empresario -añade-. Ya está la ley Bases, con el RIGI, que es un paso adelante. Claro que hay que seguir, demostrar la sostenibilidad de las normas. Nada es de un día para el otro, no es un milagro”.
El año pasado el intercambio comercial entre ambos países fue de US$ 2614 millones, 4,7% menos que en 2022 y 24,5% por debajo de 2011, que fue el año récord de operaciones. La baja del 2023 es explicada, en gran parte, por la caída de las exportaciones argentinas -fueron US$803 millones- por la sequía y la baja de precios internacionales. Entre los principales productos enviados se cuentan harinas y pellets de la extracción del aceite de soja (43,9%), camarones y langostinos (7,8% del total) y carne bovina (5,1%). Las importaciones desde Italia sumaron US$1811 millones, con presencia de gasolinas (excluidas las de aviación) con 9,5%; partes de turbinas de gas con 2,4% y gasoil con 1,9%.
El sector energético aparece como uno de los más interesantes para avanzar en negocios conjuntos. Por eso la Cámara de Comercio Argentina Italiana y la Italia Trade Agency organizaron el seminario “Argentina: nuevas oportunidades en el sector energético y de la transición productiva”, en el que hubo unos 190 participantes. “Nuestro país precisa, para desarrollar su potencial como actor de referencia confiable en el mercado energético global, inversiones productivas y de infraestructura. El gobierno que asumió en diciembre de 2023 se ha fijado como objetivo liberar las fuerzas del mercado, favorecer la iniciativa privada y fomentar las inversiones extranjeras directas”, enfatizó Mondino.
El eje de la última reunión empresaria en Milán fue la energía. El gigante ENI (Ente Nazionale Idrocarburi), empresa energética pública italiana, tiene presencia en 66 países y tiene una amplia gama de intereses en el sector (petróleo, gas natural, generación de energía eléctrica, ingeniería, construcción y la industria petroquímica). Hace unas semanas se concretó su abandono del consorcio que tiene la concesión del bloque Tauro Sirius; la administración libertaria autorizó su salida en favor de la ingresante Pan American Sur (subsidiaria local de Pan American Energy, el holding de la familia Bugheroni).
Además, Italia tiene fábricas de equipamiento para oil & gas de larga trayectoria, muchas de las cuales ya tienen presencia en la Argentina. Para las locales el vínculo es posibilidad de transferencia tecnológica y, especialmente, de financiación.
Giorgio Alliata Di Montereale, presidente de la Cámara de Comercio Argentina Italiana, plantea que el que sector energético tiene un rol “clave” como motor de crecimiento en la Argentina y en todo el mundo en el marco de la “transición” que ya comenzó. Como institución lo identificaron por su capacidad para “atraer inversiones de magnitud”; porque cuenta con una cadena de valor “larga que incluye a las empresas chicas y genera un efecto multiplicador muy grande”.
“El sector de transición energética y productiva es dinámico y virtuoso en la Argentina -agrega-e Italia es fuerte, tiene know-how, tecnologías, insumos. Hay mucho por hacer y el incentivo, especialmente para los inversores públicos, es que hay que ser más agresivos y dinámicos porque de lo contrario se perderá el tren”.
Repasa que la guerra entre Rusia y Ucrania aceleró el nearshoring productivo y el proceso de desglobalización que ya había empezado con la pandemia del Covid 19. “Alemania tiene su competitividad basada en la producción en Asia y el gas barato ruso -añade-. Ahora ese esquema entró en crisis. La Argentina está bien posicionada por sus recursos se pueden generar contratos de largo término en los que importan el precio y la seguridad de aprovisionamiento”. Subraya que para avanzar en estos acuerdos hay que “resolver los problemas macroeconómicos para poder exportar, importar, girar dividendos sin inconvenientes”. En octubre una misión de empresarios italianos llegará a la Argentina.
Giusto enfatiza la “alta participación” en el seminario sobre energía, “una muestra del interés” que despierta la posibilidad de que el país se convierta en un proveedor internacional, no solo de energía “sino de otros insumos” en los que Italia, como toda la Unión Europea, están tratando de conseguir.
Guillermo Murphy, Supply Chain director de Tecpetrol, ahonda en que Italia es una “gran desarrolladora de productos y procesos de alta calidad, con gran experiencia en ingeniería” para el sector energético. Está convencido de que las empresas de los dos países se pueden “complementar e integrar” en el trabajo porque, además de los desafíos petroleros, Vaca Muerta tiene los de infraestructura. “Hay que trabajar en desarrollar una relación balanceada, donde las dos partes ganen para que sea de larga duración”, sintetiza.
En Milán, Leopoldo García, integrante de la comisión directiva del clúster Vaca Muerta, ofició de “embajador” de las cerca de 90 Pymes que prestan servicio en el área. Subraya que son empresas profesionalizadas, que exportan y atienden al sector “desde hace muchos años; no nacimos con Vaca Muerta”. Además, apunta que el trabajo en conjunto con italianas “puede profundizar el derrame, aportar más know how y abrir oportunidades de ampliar negocios”.
Para ese segmento es de mucha importancia la posibilidad de que surjan líneas de financiamiento con tasas bajas a largo plazo que Italia las ofrece. García señala la importancia que el Estado italiano les da a las Pymes, con lo cual entienden el rol de estas firmas que, en la Argentina, generan 60% del empleo registrado. Ellos trabajan mucho en Medio Oriente, en el Mar del Norte, en perforación offshore”. Comenta que en 2021 y en 2022 hubo dos misiones de empresarios italianos en Neuquén.
El CEO de Tecpetrol, Carlos Ormachea participó del seminario como presidente de la presidente de la Cámara de Empresas Productoras de Hidrocarburos (CEPH), la entidad que nuclea a las principales petroleras del país. “El área de la energía es una de las grandes potencialidades de la Argentina -dice a LA NACION-. Puede generar inversiones importantes, cualquier esquema de cooperación que se logre ayuda a que los proyectos avancen. Por eso la importancia de generar vínculos y abrir chances de negocios”.
Precisa que entre las alternativas están las de las Pymes de convertirse en proveedoras de bienes y servicios de buena calidad y precio competitivo; lograr inversiones y financiamiento privado y público (“las agencias de financiamiento a las exportaciones europeas pueden ayudar a viabilizar líneas”). Admite que, además del Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI), deberá “terminar de ordenarse” la macroeconomía para que proveedores que no son habituales de la Argentina puedan empezar a operar.
“Se está normalizando el sistema de pagos de importaciones y hay más expectativas de un cepo con remoción programada”, añade Ormachea, quien coincide en que Italia es un buen socio para el sector por contar con “cadena de valor; industria metalmecánica proveedora de bienes y tecnología desarrollada para la transición energética” a la vez que sugiere que hay que “abrir el teleobjetivo” hacia un concepto más amplio de energía, incluyendo todas sus variantes, “hasta el hidrógeno verde que en la Argentina lo vemos más lejos, pero no los europeos”.
Alliata Di Montereale admite que para la Argentina exportar productos terminados a Italia es complejo porque es poco competitiva, sí ve oportunidades en la economía del conocimiento, por ejemplo, porque no tienen las mismas barreras que otros sectores. Subraya que, para llegar y consolidarse en ese mercado, las empresas deben concentrarse en precio, diseño y calidad. “Los consumidores le dan mucha importancia a ese trípode; el precio solo no alcanza para mercados sofisticados, debe ser acompañado por otros valores”, especifica.
De acuerdo con los datos oficiales, desde hace más de una década la Argentina tiene una balanza comercial negativa con Italia, entre 2002 y 2011 la relación fue inversa y la balanza comercial era favorable.
El año pasado las exportaciones a Italia significaron ingresos por US$ 777 millones, mientras que se gastaron en importaciones US$ 1.686; un rojo de US$909 millones, el más alto desde 1990.
Giusto insiste en que hay un trabajo “en equipo” tanto en la embajada -con el secretario Patricio Pupi, responsable de la sección Económica Comercial y el magister en Economía, Leandro Salinardi, a cargo de la Promoción de Inversiones- como con el centro de promoción en Milán (uno de los 11 que el país tiene en el mundo). “Hay que sumar nuevos conceptos vinculados a la Argentina en el top of mind -dice-. Hay interés en materias primas críticas, pero también en completar cadenas de valor. Hay más de 250 empresas italianas instaladas en la Argentina y algunas como Globant o Eurnekian con negocios en Italia”.
Admite que la competitividad se alcanza por una “suma de factores”, de los que todavía faltan, pero “también la hacen estabilidad cambiaria, la estabilidad financiera. Hay que dar pasos en muchas áreas”. Giusto entiende que hay “oportunidades” para exportaciones argentinas en ampliar los envíos agrícolas, en congelados, en aceites y derivados, en alimentos para mascotas, en materiales para el cuero, en el sector de la madera.
“También hay posibilidades en moda y diseño, en calzado, en industria naval creativa y en industrias culturales”, menciona y apunta que en el marco del Programa Sur (apoyo de la Cancillería para traducir autores argentinos) hay unas 350 obras en Italia, “un claro ejemplo del interés y los lazos culturales”, finaliza.
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